Ucrania ha recuperado la ciudad de Irpín, cerca de Kiev, pero la victoria es muy amarga. Lo que encuentra quien pasea por sus calles es destrucción, son cadáveres sobre el asfalto y en las aceras. Su alcalde, Oleksandr Markushin, ha concretado que las tropas rusas han matado a 300 civiles y a 50 militares.
"Muchos están enterrados en patios y parques, otros todavía están bajo los escombros", ha afirmado Markushin en una rueda de prensa en la que ha alabado a "un pueblo heroico que ha impedido que los enemigos entren en la capital".
Pese a que ya no queda un solo soldado ruso en Irpín, la calma no ha vuelto, tampoco la seguridad: Rusia sigue bombardeando desde las localidades vecinas de Bucha, Gostomel y Vorzel, aún ocupadas.
Las imágenes desde Irpín corroboran el relato del alcalde: "Los tanques rusos aplastaron los cuerpos de los residentes muertos y se burlaron de las mujeres". Supervivientes atrapados cuentan que los invasores desvistieron a civiles y los mantuvieron en sótanos durante días, separaron familias y maltrataron a mujeres.