Abusar de la propaganda tiene sus riesgos. A principios de la primera semana, Rusia anunció que el general Valeri Gerasimov, Jefe del Estado Mayor del ejército ruso, estaría visitando Izium para ver de primera mano la situación en el frente.
La noticia pretendía animar la moral de las tropas y demostrar al mundo que esta importante ciudad del Donbás, a pocos kilómetros de Járkov, estaba completamente en manos de los rusos, algo que en muchos momentos se ha dudado. A nadie se le ocurrió que Ucrania podría utilizar esa información para ubicar al general y lanzar un misil de precisión justo cuando se reunía con otros oficiales para coordinar la ofensiva. Un nuevo ejemplo de que los rusos siguen pensando que los ucranianos son tontos.
Al ataque siguieron informaciones muy confusas: al principio, se habló de la muerte del propio Gerasimov, número tres en la estructura militar rusa tras el presidente Putin y el ministro de defensa Sergei Shoigu. Luego, el propio Estado Mayor ucraniano habló de 200 muertos, incluidos varios oficiales, y serias heridas para Gerasimov. Desmentido por la inteligencia estadounidense -Gerasimov habría abandonado la reunión minutos antes rumbo a Moscú- parece que el número de muertos y oficiales involucrados en la reunión sí podría acercarse a la realidad, pero hay que ser prudentes. También se habla de la posible muerte del general Andrei Simonov, aunque los generales rusos mueren y resucitan con cierta facilidad en esta guerra.
A la espera de la confirmación oficial de qué ha pasado realmente en esa escuela de Izium utilizada como centro de mando de las operaciones en el este de Ucrania, lo que está claro es que esta enésima torpeza del ejército ruso ha complicado aún más la ofensiva prevista hacia Barvinkove, con el objetivo de rodear Sloviansk y Kramatorsk. A la fuerza, un ataque de esta envergadura tiene que obligar a replantear las cosas… y, en cualquier caso, el frente en el saliente sur de Izium lleva ya tres días completamente parado.
Tan parado que los rusos están buscando alternativas y la más clara parece ser el ataque sobre Limán, a pocos kilómetros del frente establecido en el eje Rubizhne-Severodonetsk-Kraminna, donde se están llevando a cabo los mayores enfrentamientos en estos momentos. No es un ataque fácil y tampoco está claro que vaya a ser muy útil, pero Putin necesita avanzar donde sea lo antes posible, pues nadie sabe el impacto que tendrá la llegada de armas occidentales a la zona: su coordinación -hablamos de equipamientos muy distintos con mantenimientos complicados- puede llevar un tiempo, pero una vez conseguido, serán un activo importantísimo a la hora de desequilibrar la balanza e incluso hacer recular a los rusos a las fronteras del 24 de febrero.
De Limán a Sloviansk
Mientras tanto, quedó dicho, los rusos siguen su camino hacia Limán. Parados en el sur de Izium y parados en el eje oriental, el objetivo sería seguir avanzando desde Yampil hacia Ozerne y ahí intentar tomar el control de la carretera T0514 que lleva a Sloviansk. De hecho, entre la recién conquistada Yampil y la deseada Sloviansk, capital junto a Kramatorsk del Donbás ucraniano y centro de operaciones y suministros de las JFO, las tropas de élite ucranianas desplegadas por todo el frente de combate, apenas hay 33 kilómetros.
¿Por qué no ha sido desde el principio la primera opción para el ejército ruso? Básicamente, porque tanto Yampil como Ozerne como Limán se encuentran en medio de un parque natural y el avance es sólo posible por carretera. Una carretera que, muy probablemente, los ucranianos ya hayan minado y esté llena de emboscadas.
Tomar Limán no va a ser fácil, pero avanzar desde Limán a Sloviansk será más complicado aún. De hecho, la importancia estratégica de esta ciudad de 20.000 habitantes reside en la posibilidad de lanzar también desde ahí un ataque sobre Severodonetsk, es decir, queda en medio de las tres grandes ciudades del Donbás aún controladas por Kiev.
El problema para Rusia es que estos ataques requieren de la concentración de importantes cantidades de blindados… y en ese sentido la artillería ucraniana está funcionando de maravilla. Al igual que pasó en las inmediaciones de Kiev durante el mes de marzo, las imágenes de filas de vehículos parados objeto de ataques por parte de divisiones ucranianas son el pan nuestro de cada día. Atacar es exponerse y al exponerse los riesgos se multiplican. De ahí que Rusia esté confiando tanto en los bombardeos masivos, indiscriminados... y lejanos.
Los ataques sobre Odesa
A la espera de ver cómo se defiende Limán del inminente ataque, el resto de frentes en Ucrania siguen completamente estancados, lo que está provocando a su vez el auge de movimientos partisanos, especialmente en el sur del país. En Mariúpol, la lucha sigue incluso en barrios alejados de la acería de Azovstal, lo que hace pensar que, bien la 2ciudad interna" es más grande de lo que pensábamos o bien aún quedan pequeños pelotones sin reducir ante la incapacidad de ir casa por casa. Todo ello, producto de las prisas por declarar la ciudad conquistada incluso sin estarlo.
El domingo, el líder de la autoproclamada República Popular de Donetsk, Denis Pushilin, puso en duda que se pudiera celebrar nada el próximo 9 de mayo, aniversario de la rendición de la Alemania nazi en la II Guerra Mundial. El Día de la Victoria tendrá que esperar, puesto que el propio Shoigu declaró este lunes que Rusia no va a acelerar ninguna operación para cumplir con ningún aniversario. Sabemos que hay partisanos también en Melitopol, en la provincia de Zaporiyia, y ayer mismo Jersón se levantó con el impacto de un misil ucraniano. Hace semanas que no se produce ningún avance ruso hacia Mikolaiv, hasta el punto de que cada vez parece más claro que cualquier intento de tomar Odesa y completar el famoso corredor que una el sur con el Donbás pasará por la frontera occidental.
De momento, lo que está haciendo el ejército ruso es bombardear posiciones estratégicas del mítico puerto del Mar Negro, como el puente Zatoka, sobre el río Dniester, que une la ciudad con el resto de la Ucrania nacionalista. El último rumor del lunes fue el envío de tropas desde Crimea a Transnistria, pero es dudoso que esas tropas puedan hacer nada contra las defensas ucranianas en la propia frontera y mucho menos avanzar hacia una de las joyas de la corona y el puerto comercial más importante de la zona. Cada semana que pasa sin novedades es una semana de gastos para el Kremlin y de desmoralización para sus tropas. Si la opción de Limán también falla, el varapalo será tremendo.
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