Belfast

El partido nacionalista Sinn Fein ha obtenido el 29% de votos de primera preferencia en las elecciones autonómicas celebradas en Irlanda del Norte este jueves, que confirman también el repunte del centro y la división en el unionismo, lo que aviva el temor de un boicot contra la formación de un Gobierno de poder compartido.

El recuento provisional sugiere que el antiguo brazo político del IRA y firme defensor de la reunificación de Irlanda está en camino de lograr una victoria histórica, a falta de conocerse la composición final de los 90 escaños que componen la Asamblea de Belfast.

El Partido Democrático Unionista (DUP) recibió el 21,3% de sufragios, mientras que el Partido Alianza, de centro liberal no sectario, obtuvo el 13,5% y se afianza en la tercera posición.

Con este resultado, la líder del Sinn Fein en la región, Michelle O'Neill, se presentará al puesto de ministra principal, un cargo nunca ocupado por un político nacionalista en los cien años de historia de la provincia británica.

El recuento del resto de transferencias de votos entre candidatos, tal y como permite el complejo sistema electoral norirlandés, determinará la distribución definitiva de diputados en el parlamento de Stormont.

"Me siento muy positiva, creo que hicimos una campaña muy positiva", declaró O'Neill, mientras que la presidenta del partido, Mary Lou McDonald, aseguró que han ganado "las elecciones más importantes de toda una generación".

Después de retener su escaño, O'Neill reiteró que desea "trabajar en cooperación con otros" para solucionar los problemas que afectan a la ciudadanía, como "el coste de la vida o la sanidad".

El Sinn Fein ha tratado durante la campaña de resaltar su preocupación por estos asuntos, pero la cuestión de la reunificación volvió a acaparar la atención del unionismo en un momento en el que el Brexit, dicen, pone en peligro su preciada unión con la corona británica.

Boicot unionista al Gobierno

El Partido Democrático Unionista (DUP), mayoritario durante los últimos 20 años, reiteró que no entrará en un Ejecutivo con los republicanos si las conversaciones que mantienen Londres y Bruselas no desembocan en la eliminación del protocolo del brexit para la región.

"Hasta que no se resuelva este asunto podrán celebrarse las elecciones que quieras, pero no habrá Gobierno hasta que no arreglemos la cuestión del protocolo", advirtió Ian Paisley, parlamentario del DUP en Westminster.

El dirigente unionista, hijo del histórico reverendo del mismo nombre, confió en que, a la luz de los resultados electorales, Londres "tiene ahora que centrarse en resolver" los problemas que los arreglos comerciales pos-Brexit están causando en Irlanda del Norte.

El protocolo obliga a revisar las mercancías que llegan desde Gran Bretaña para la entrada incontrolada de productos al mercado comunitario europeo, al tiempo que impide una frontera dura entre las dos Irlandas, clave para el proceso de paz.

No obstante, esta solución ha elevado las tensiones políticas, sobre todo en la comunidad unionista-protestante, que ve peligrar su posición dentro del Reino Unido cuando los nacionalistas más agitan la bandera de la unificación.

Por ello, el propio DUP forzó la caída del Ejecutivo el pasado febrero y ahora no tiene intención de presentar, en caso de que quede segundo en los comicios, un candidato al puesto de ministro principal adjunto de Michelle O'Neill.

Según dispone el acuerdo de paz del Viernes Santo (1998), que puso fin al conflicto, ninguno de los dos puestos puede existir sin el otro y aunque ambos tienen el mismo estatus, el cargo de ministro principal tiene una enorme carga simbólica para el unionismo protestante.

Auge de alternativas

Como preveían las encuestas durante la campaña, el hartazgo del electorado con las constantes crisis constitucionales ha provocado el auge de formaciones no alineadas con los dos bloques tradicionales, como el Partido Alianza, encabezado por Naomi Long, quinta fuerza en los comicios de 2017.

La Alianza, de centro liberal no sectaria, podría afianzarse ahora en la tercera posición, no muy lejos del DUP, para entrar con fuerza en el próximo Ejecutivo.

Durante la anterior legislatura, Long formó parte de un Gobierno autónomo dominado por el DUP, Sinn Féin, el nacionalista Partido Socialdemócrata y Laborista (SLDP) y el Partido Unionista del Ulster (UUP), que han obtenido ahora el 9,1 y 11,2% de votos de primera preferencia, respectivamente.

El brexit, rechazado por el electorado norirlandés en la consulta de 2016, ha pasado factura al DUP, que sigue defendiéndolo, y ha provocado la "división" del bloque protestante, según reconoció su líder, Jeffrey Donaldson.

"El unionismo no puede permitirse esta división. Se pueden perder escaños por ello, aunque tengamos intereses comunes por nuestra creencia en la unión (con el Reino Unido) o por nuestra oposición al protocolo", declaró Donaldson.

En realidad, solo la Voz Tradicional del Unionismo (TUV), una escisión del DUP que obtuvo hoy el 7,6% de votos, también quiere la eliminación del protocolo, pues el UUP -que rechazó el brexit- entiende, como los nacionalistas, que tiene beneficios para la región pero que su funcionamiento puede mejorarse.

Así las cosas, Donaldson podría quedarse solo en su oposición a entrar en un Gobierno de poder compartido, lo que no evitaría, sin embargo, una larga crisis institucional en Irlanda del Norte.

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