Vladímir Putin está fracasando en Ucrania, que resiste. En el Día de la Victoria, el presidente de Rusia apenas pudo justificar la invasión con los argumentos ya sabidos, inmerso en una guerra larga, con decenas de miles de bajas entre sus tropas y con graves consecuencias para sus arcas, sus empresas y su población. Pero lo que podría parecer una noticia alentadora tiene un doble filo, advierte Estados Unidos.
Este martes, la jefa de Inteligencia, Avril Haines, y el jefe de la Agencia de Inteligencia de Defensa, el teniente general Scott Berrier, comparecieron en el Senado para abordar las principales amenazas mundiales a la seguridad. La previsión sobre Ucrania es la de un conflicto largo, de desgaste y con una escalada volátil con picos de extrema violencia sin poder descartar el uso de armamento nuclear.
Haines cree no obstante que "hay muchas cosas que Putin haría en el contexto de una escalada antes de llegar a las armas nucleares", como la movilización total o la imposición de la ley marcial. Para los responsables de Inteligencia, hay un peligroso componente de imprevisibilidad a medida que el presidente ruso sienta que la guerra se le va de las manos y no solo eso, que su régimen se viene abajo.
Declaración formal de guerra
Washington considera que la apariencia de que Moscú está reduciendo sus ambiciones es solo eso, una estrategia temporal y de adaptación a las nuevas circunstancias sobre el terreno y no el anticipo de mayores renuncias. Putin replantea la guerra una vez ha asumido que no será 'relámpago' y que su coste en vidas y recursos superará notablemente el previsto hasta en el más pesimista de los escenarios.
Haines reconoce indicios de peso sobre el interés de Putin en la región moldava de Transnistria para controlar la costa del Mar Negro de Ucrania, incluida la captura de Odesa, pero no lo ve posible sin una movilización total de las tropas rusas.
En el corto plazo, Berrier pronostica un punto muerto, sin grandes avances de ninguno de los combatientes, que Putin podría romper con esa movilización total acompañada de una declaración formal de guerra, lo que a juicio del alto funcionario trastocaría los equilibrios en favor del Kremlin.
"Si se movilizan y declaran la guerra, eso traerá miles de soldados más a la lucha, (...) aunque no estén tan bien entrenados ni sean tan competentes, y mucha más munición", sostuvo Berrier en su intervención. Pese a los contratiempos -añadió-, Putin sigue convencido, bien o mal informado por sus asesores, de que Rusia está más preparada para resistir que Ucrania y los aliados internacionales que dotan a Kiev de fondos y armas.