El Papa ha advertido de que pretender la eterna juventud "no solo es imposible, sino también delirante". Francisco, que ha dedicado a la vejez su catequesis este miércoles ante cientos de fieles en el Aula Pablo VI del Vaticano, ha llamado a perder la esperanza a todos quienes deseen "detener el tiempo, el bienestar ilimitado, el poder absoluto".
Jorge Bergoglio, de 85 años, muestra problemas de movilidad, derivados de un problema de ligamentos y desgaste del cartílago en su rodilla derecha, que le obligan a desplazarse en silla de ruedas o con una muleta en desplazamientos cortos. El debate sobre la edad y la 'caducidad' no le es ajeno, sabedor además de los rumores sobre una renuncia que opta por no desmentir.
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"Se puede cambiar de Papa, no es una catástrofe", dijo hace apenas unos días a los periodistas a bordo del avión que les llevaba de vuelta desde Canadá. "La puerta está abierta", añadió el sumo pontífice, que asume que no podrá continuar con "el ritmo de antes" y deberá limitar sus viajes. "A mi edad y con esta limitación -terminó- tengo que ahorrar para poder servir a la Iglesia o pensar en dar un paso al costado".
"La vejez es noble, no necesita maquillarse para mostrar su propia nobleza", ha opinado el Papa este miércoles. "Quizá el maquillaje llega cuando falta nobleza", ha llegado a decir, para defendiendo que el paso del tiempo "no es una amenaza, es una promesa".
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Tras su catequesis, Francisco ha expersado su pesar por la situación en Ucrania: "Pienso en el pueblo ucraniano, que aún sufre esta guerra tan cruel". También ha dedicado unas palabras a los inmigrantes "que llegan continuamente" a las costas italianas desde el norte de África.