El lunes 22 de agosto de 2022 puede quedar grabado a fuego en las páginas de la historia mundial. La declaración en la que el propio Vladimir Putin acusa a Ucrania de estar detrás del asesinato de Darya Dugina en Moscú al menos así lo hace temer en todo en Occidente. Desde, principalmente, Ucrania hasta Estados Unidos o Alemania y el resto de la Unión Europea no hay quien haya ignorado la posibilidad de una respuesta furibunda del presidente de la Madre Rusia, ya sea en el terreno militar, en el económico o incluso en el energético. Toca contener la respiración.
Este mismo lunes 22, Putin emitió una nota de condolencias para Alexander Dugin, el padre de Dugina y el considerado ideólogo del presidente ruso. En ella, calificaba el asesinato con un coche bomba como un crimen "despreciable y cruel" y se deshacía en elogios hacia la fallecida, "una persona brillante y con talento y con un auténtico corazón ruso, amable, amorosa, empática y abierta. Periodista, científica, filósofa, corresponsal de guerra, una persona que sirvió al pueblo de una manera honesta, a la Patria, y que demostró con hechos lo que significa ser una patriota".
Apenas unas horas antes, el FSB, el servicio secreto ruso heredero del KGB, señalaba directamente a Ucrania por la muerte de la hija de Dugin y apuntaba que el acto fue perpetrado por una ciudadana ucraniana, identificada como Natalia Vovk Pavlova, de 43 años, y que habría huido a Estonia a través de la región de Pskov.
Mientras tanto, la Bolsa de Moscú anunciaba el fin de la aceptación del dólar como garantía en diferentes transacciones. Una medida que se implementará a partir del 29 de agosto, de la que no hay más datos y cuyo único conocimiento previo se produjo cuando la entidad anunció a principios del mes de agosto la limitación del uso de la moneda estadounidense del 50% al 25%, en tanto que mostraron su preocupación por las tenencias individuales y corporativas de monedas que califican de "antipáticas", y piden su conversión en alternativas.
En la otra punta del mundo, en Canadá, donde se encuentra de visita el canciller Olaf Scholz, el ministro de economía alemán, Robert Habeck, avisó a su población: "Tenemos un invierno crítico por delante. Debemos prever que Putin reducirá aún más el (envío de) gas". Una advertencia clara después de que Gazprom haya cortado por completo el gas a países como Polonia o Bulgaria, pues ambos se negaron a pagar el suministro en rublos tal y como pedía la compañía nacional rusa.
Es más, la ministra española de Defensa, Margarita Robles, ha señalado durante una visita este lunes a la Maestranza Aérea de Albacete que "es evidente que Putin va a utilizar los cortes de gas como un arma de agresión a los países que están apoyando a Ucrania" y ha afirmado sobre la guerra que "estamos en un momento muy complicado, se prevé un invierno muy largo".
Para finalizar, por si alguien necesitaba alguna amenaza más, el propio Vladímir Putin avisó el domingo 21, Día de la Bandera en Rusia, de que Rusia "se mantendrá fiel a los valores tradicionales y, como nación poderosa e independiente, perseguirá solo aquellas políticas que satisfagan sus intereses fundamentales", según Sputnik.
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Y lo peor de todo, como no podía ser de otra manera, es la percepción que desde Ucrania tienen de la situación.
Pese a la campaña de ataques tanto en territorio ocupado por fuerzas rusas como tras la propia frontera de Rusia, nada ha cambiado por ahora. El ejercito rojo sigue siendo quien controla la situación, por lo que Mijailo Podolyak, uno de los asesores de Volodimir Zelenski, ha negado tajante y rápidamente cualquier implicación de Ucrania en el asesinato de Dugina: "No somos un Estado criminal como la Federación Rusa ni somos un Estado terrorista". Una declaración que contrasta con la venda que el propio Zelenski ha querido poner antes de la (posible) herida el próximo día 24.
Este miércoles no sólo se cumplen seis meses exactos del comienzo del ataque ruso, sino que el 24 de agosto tiene lugar la celebración del Día de la Independencia de Ucrania. Y precisamente la coincidencia de tiempos hace temer al presidente ucraniano que Putin puede hacer algo "particularmente cruel".
En este sentido, el mandatario ucraniano ha rogado a los ciudadanos mantenerse unidos porque "una de las tareas" de Putin es la "humillación" a través de la "desesperación, el miedo y los conflictos", ha asegurado. "Debemos ser conscientes de que esta semana Rusia puede intentar hacer algo particularmente cruel", ha advertido, antes de admitir que durante estos seis últimos meses Moscú ha cometido "crueldades" constantemente.
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Las Fuerzas Armadas de Ucrania advirtieron el jueves de que Rusia estaba concentrando una gran cantidad de misiles antiaéreos cerca de las fronteras y en los territorios ocupados. "La amenaza de un bombardeo masivo al territorio ucraniano es obvia", afirmó la Oficina de Comunicación de las FFAA en un mensaje publicado en Telegram, en el que indicaban que dicha concentración se debía a la llegada del día especial de Ucrania, el 24 de agosto.
Un crescendo de tensión continuo que sumado al asesinato de Dugina puede desembocar en medidas aún más contundentes por parte del Kremlin y que se sumarían a las consecuencias que ya sufre Occidente: desde la acentuación de la inflación, a los cortes de gas pasando por la hambruna que puede haber en África si no se acelera la salida del trigo de Ucrania y a otras dificultades que ya afectan a medio mundo.