Los sondeos pronostican hasta ahora la victoria del bloque conservador en Italia en las elecciones del domingo y que Giorgia Meloni sea primera ministra, la más a la derecha en el país desde la Segunda Guerra Mundial. Pero si la asistencia a los mítines sirve también para intuir los resultados, entonces podría ser que la derecha y la izquierda acaben empatadas o ganen por muy poca diferencia. Dependerá de la abstención.
El Partido Democrático del ex primer ministro Enrico Letta, socialdemócrata, consiguió este viernes por la noche en el cierre de campaña atraer a la Piazza del Popolo de Roma, la plaza del Pueblo, al menos a tantos seguidores como la víspera en el mismo sitio el mitin conjunto de Meloni con sus Hermanos de Italia, Silvio Berlusconi con Forza Italia y Matteo Salvini con la Liga.
En ambos casos, como reflejo del alejamiento popular de la política, los asistentes no llegaron ni a la mitad de la plaza: con capacidad para 65.000 personas apretadas, se reunieron menos de 10.000, como el día anterior la coalición de derechas. Pero Letta logró el objetivo que había marcado diez días antes a los suyos, mostrar visualmente el mensaje de que la izquierda o centroizquierda puede igualar o superar el poder de convocatoria de Meloni y sus aliados.
Númericamente, a los asistentes al mitin del PD habría que sumar los dos o tres mil que acudieron poco después a otra plaza más pequeña, la de los Santos Apóstoles, a veinte minutos andando, para escuchar fervorosamente en el cierre de campaña del Movimiento Cinco Estrellas el discurso de un renacido Gìuseppe Conte. Fue el primer ministro hasta que en febrero de 2021, en medio de la crisis por la pandemia, los partidos a derecha e izquierda acordaron apoyar el gobierno de salvación nacional presidido por el ex jefe del Banco Central Europeo Mario Draghi. La caída de este por falta de apoyos al principio del verano precipitó la nueva crisis y el adelanto electoral de este domingo 25 de septiembre.
Si los comicios se decidieran contando a los presentes en los mítines, la suma del PD de Letta y el Cinco Estrellas de Conte (ambos ex gobernantes, frente a una Meloni que se presenta como fresca contra el poder establecido) permitiría al centroizquierda imponerse, por poco, al bloque de centroderecha virado a derecha dura. Es solo un apunte visual, pero que refleja la posibilidad de que se produzca un cambio de fuerzas en la recta final hasta el domingo.
En tromba
El PD salió en tromba en la Piazza del Popolo con toda la artillería de sus más altos responsables políticos, sumando más de una veintena de rápidos oradores antes de Letta. Un despliegue con el que explícitamente querían presentarse ante Italia y Europa como el último dique de contención frente a la por ellos temida victoria de la derecha extrema. Nuestra experiencia, vinieron a decir, es una garantía frente a una posible deriva nacionalista y populista de Meloni que complique las relaciones con Bruselas.
Por la tribuna desfilaron los ministros en funciones de Salud (que acusó a Meloni por "hacer un guiño a los antivacunas" la víspera), Defensa, Cultura y Trabajo; los presidentes regionales de Lazio (con capital en Roma), Toscana (Florencia), Campania (Nápoles) o Emilia Romaña (Bolonia), es decir, territorios de norte a sur; el alcalde de Roma; la vicepresidenta del Parlamento Europeo; varios altos cargos del partido. Eran hombres y mujeres, veteranos y jóvenes, como la vicepresidenta de Emilia Romaña, Elly Schlein, de 37 años, a quien ven como la futura líder del partido.
Ella antecedió al secretario general Letta. "Queremos liberar a las personas de su miedo con nuestra esperanza"; "La derecha no habla nunca de redistribución de la riqueza, porque está bien así", dijo una ovacionada Schlein, que recordó que el PD quiere establecer un salario mínimo. "A la derecha se llena la boca de 'seguridad', pero no habla nunca de seguridad en el trabajo".
Inmigrantes
El público, que ondeaba las banderas preparadas de antemano por la organización para una puesta en escena no menor a la del rival en la víspera, reflejaba la diversidad de la Italia de hoy, con grupos de inmigrantes de África o Bangladesh, estos con una bandera italiana con la que desmentían el mensaje machacón de Meloni y Salvini contra los extranjeros "que no dan las gracias" por la acogida. También había algunas banderas con el arcoiris sexual.
Los oradores repitieron varias veces un mensaje: "Nosotros somos la esperanza frente al miedo" de los "retrógrados" de la coalición de derechas liderado por Meloni; "Ellos representan la Italia del pasado, nosotros, la Italia del futuro", proclamó Letta.
Uno de los momentos relevantes del acto fue cuando una banda tocó y muchos cantaron la canción partisana Bella ciao, en clara alusión a los orígenes neofascistas de la formación Hermanos de Italia, que Meloni ha moderado hasta ocupar buena parte del espacio de la derecha convencional. Otro momento destacado llegó con la aparición en pantalla del presidente español, Pedro Sánchez (candidato a encabezar la Internacional Socialista), con traje y corbata en su despacho en la Moncloa, para, en un vídeo grabado, mostrar su apoyo a Letta como la única "alternativa progresista" ante la derecha, a la que no mencionó expresamente.
El dilema
Todos los oradores insistieron con la vehemencia de las grandes ocasiones en la importancia "histórica" de la cita de este domingo en la que dijeron que Italia se juega un retroceso de los derechos sociales que afectarán sobre todo, en su opinión, a los trabajadores, las mujeres y los nacidos en el extranjero.
En su intervención final con el que puso broche a la movilización colectiva del PD, Letta, de 56 años, apeló a la movilización del electorado resumiendo el dilema de este país de 61 millones de habitantes, que es también el dilema de Europa, con la palabra de su lema de campaña: "Escoge". La derecha de Meloni es "el pasado" y "el miedo", y el PD "el futuro" y "la esperanza". "La derecha es negacionista sobre el clima", cuestiona la lucha contra la pandemia de covid y quiere cambiar unilteralmente la Constitución nacida de la lucha "antisfascista", mientras que la izquierda defiende la transición ecológica, la sanidad pública y el orden constitucional. Una argumentación binaria y simplificada de a vida o muerte para hacer que la población acuda a votar venciendo la indiferencia.
"Nuestro partido es la mejor clase política del país y la que resuelve problemas a los ciudadanos todos los días", dijo para contrarrestar la desafección contra los políticos y los ataques de Meloni. Frente al nacionalismo de Hermanos de Italia y su rechazo a la inmigración, Letta se despidió remachando: "¡Viva Europa! La esperanza somos nosotros, no alzamos muros en las fronteras. ¡Viva Europa! ¡Viva la Italia democrática y progresista!", gritó apelando a votar y ganar el domingo.
Conte quiere negociar con Rusia
Una hora más tarde, cerraba la campaña en la plaza de los Santos Apóstoles, en Roma, el ex primer ministro Giuseppe Conte, el líder del Movimiento Cinco Estrellas con el que el PD necesitará unir fuerzas para gobernar. Conte, mostrando sus grandes dotes de comunicador y barajando con soltura las cifras, eludió centrarse en el supuesto peligro de la derecha dura de Meloni y se dedicó a defender su gestión en el gobierno desde las elecciones de 2018 y a justificar la ruptura con el gobierno de Draghi del último año.
Conte sostuvo que con él de primer ministro su partido cumplió "el ochenta por ciento de su programa electoral", algo que dijo que ningún otro había logrado nunca. El profesor, con traje, sin corbata y con zapatillas deportivas, para conectar con la idea de juventud y modernidad que vende Cinco Estrellas, defendió que ellos son "la verdadera fuerza reformista de este país", los que más actúan contra el fraude fiscal, la economía sumergida y la corrupción, y sacó pecho por sus medidas sociales desde el gobierno, como haber "bloqueado los despidos" durante la epidemia. "Solo nos siguió España" en esa línea, dijo en alusión a los ERTES del gobierno del PSOE y Podemos.
Conte levantó grandes aplausos entre los suyos y gritos de "¡paz, paz, paz!" cuando dijo que con él en el gobierno no seguirá "pasivamente" a Estados Unidos y Alemania, y buscará una negociación con Putin, porque "una quimérica victoria militar sobre Rusia" implicaría el uso de bombas nucleares.
Al despedirse, vigoroso, llamó a sus seguidores a movilizarse este sábado y domingo para que sus conocidos no se abstengan. "Cada uno de vosotros, convenced a tres. No es imposible".