En el Gobierno alemán empiezan a perder la paciencia con Rusia. Hasta el momento, la prudencia había marcado las intervenciones del canciller, Olaf Scholz, y de los miembros de su gabinete. Una actitud ante las maniobras rusas, que ha utilizado el suministro de gas para intentar torcer el brazo de los germanos, de la que ya se ha salido un ministro. Se trata del titular de Sanidad, Karl Lauterbach, que ha dicho abiertamente que su país está "en guerra con Putin". Unas palabras que apuntan a una escalada del conflicto diplomático entre ambos Estados.
Las palabras de Lauterbach salen de un tuit que publicó este sábado. En ese mensaje, el ministro, que forma parte del SPD, respondía al planteamiento de un filósofo llamado Richard David Precht. Este último apostaba en una entrevista por una solución negociada en la que Alemania y otros países ofrecieran garantías a Putin de que se rechazaría la entrada de Ucrania en la OTAN. Así, según el filósofo, se podría discutir un posible final de la guerra.
La respuesta del ministro Lauterbach fue de rechazo a ese planteamiento. "Honestamente, ¿que se gana con arrodillarse ante Putin? Estamos en guerra con Putin y no somos sus psicoterapeutas", apuntó sobre la idea de Precht. A lo que añadió que "hay que perseguir consecuentemente la victoria en forma de una liberación de Ucrania. Si eso es algo que soporte o no la psique de Putin da igual".
Estas palabras han puesto fin a los subterfugios que hasta ahora habían utilizado los miembros del Ejecutivo de Scholz. El más conocido es el no defender que Ucrania debe ganar la guerra, sino expresar que "Rusia debe perderla", como ha señalado el propio canciller en algunas ocasiones. De hecho, las palabras usadas siempre iban en la línea de reclamar que el conflicto en Ucrania no se extienda más allá de esas fronteras.
Esta apuesta por no ir al cuerpo a cuerpo con Rusia también la han utilizado otras ministras importantes en este asunto, como son las de Defensa, Christine Lambrecht, y la de Exteriores, Annaela Baerbock. Ambas han mostrado en público sus dudas por un posible ingreso de Ucrania en la OTAN.
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Según defiende Lambrecht, esto podría suponer que la Alianza acabara formando parte de la guerra. Mientras que su compañera Baerbock instó a evitar que la guerra llegue a otros países por "responsabilidad". Algo que sería inevitable si Kiev formara parte de los aliados.
Lo que sí ha defendido el gobierno alemán es todo momento es continuar con los envíos de armamento a Ucrania. Por lo que facilitar armas a Volodímir Zelenski y los suyos para combatir al Ejército ruso de Vladímir Putin continuará como siendo una política exterior y militar de Alemania. Aunque eso ya haya costado los cortes de gas y las interrupciones del suministro de los gasoductos Nord Stream. Los cuales, además, han sufrido sabotajes en los últimos días.
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El conflicto en Ucrania también ha cambiado el paso en Alemanoa con respecto al gasto militar. Tras el comienzo de los combates, Scholz anunció un aumento radical del gasto con la creación de un fondo especial de 100.000 millones de euros para gastos en Defensa. Una apuesta que tiene como consecuencia ese desafío energético para este invierno. La dependencia del gas ruso en las últimas décadas es el motivo de que el país vaya a afrontar uno de sus inviernos más difíciles.