Este miércoles se cumplen 10 días desde que el Ministerio de Defensa de Rusia nombrara al general Sergei Surovikin nuevo comandante de las Fuerzas del país en Ucrania. El nuevo líder de la 'operación militar especial' es un hombre cruel al que se le recuerda por las atrocidades que cometió en Afganistán y Siria. En este último país fue acusado de utilizar tácticas "controvertidas" y se ganó el apodo del 'Napoleón ruso'. Putin depositó su confianza en él después de los últimos reveses que han sufrido los rusos en la guerra, que llevaron al Ejército del Kremlin a retirarse a finales de agosto de varios territorios en Járkov (noreste), el Donbás (este) y el sur de Ucrania.
Por eso han sorprendido las declaraciones que Surovikin ha hecho este martes en las que, extrañamente, ha reconocido las presiones que están sufriendo sus tropas en la ciudad de Jersón, limítrofe con la anexionada península de Crimea. Y lo ha achacado a los ataques de los soldados ucranianos para recuperar los territorios del sur y el este del país. Precisamente las áreas que Moscú declaró anexionadas hace apenas unas semanas, tras realizar una serie de referendos que nunca fueron reconocidos por la comunidad internacional.
Los analistas internacionales lo interpretan como un síntoma de debilidad. La agencia Reuters señala que estas declaraciones de Surovikin son otra muestra de las preocupaciones de Moscú sobre la situación de su Ejército en el terreno ocho meses después de la invasión. Además, la persona designada por el Kremlin como jefe de la estratégica ciudad de Jersón anunció el martes "una evacuación organizada y gradual" de civiles que habitan las ciudades y los pueblos cercanos al río Dnipro. Una orden que parece contar con el respaldo de Surovikin.
Las tropas rusas desplegadas en Jersón han retrocedido unos 20-30 kilómetros en las últimas semanas y corren el riesgo de quedar atrapadas en la orilla oeste del río Dnipro, que tiene una distancia de 2.200 kilómetros de largo y divide en dos a Ucrania.
"La situación en el terreno de la 'operación militar especial' puede describirse como tensa", ha dicho Surovikin a la cadena de televisión Rossiya 24, el canal de noticias estatal de Rusia. Insistimos, el general fue nombrado hace apenas diez días. El objetivo era dar un nuevo impulso a la ofensiva rusa e hizo honor a su fama de sanguinario nada más asumir el cargo: bombardeó Kiev en represalia por el sabotaje del puente de Crimea. "La situación es difícil. El enemigo está decidido a bombardear las infraestructuras y los edificios residenciales de Jersón", asegura ahora.
En estos ocho meses de guerra, tanto Ucrania como Rusia han negado cualquier ataque contra civiles, a pesar de que Kiev ha acusado a las Fuerzas rusas en numerosas ocasiones de cometer crímenes de guerra.
Las tropas del Kremlin desplegadas en Kupiansk y en Limán (en el este de Ucrania) y en el área entre Mikolaiv y Krivói Rog, en la provincia de Jersón, se enfrentan a ataques continuos, según ha reconocido Surovikin.
De esta forma, el despiadado general admite el peligroso avance de los soldados ucranianos en la ciudad de Jersón, que se encuentra en la desembocadura del río Dnipro, en la orilla oeste. Ante esta situación el Ejército ruso tiene difícil reabastecerse desde el flanco este, porque los ucranianos han bombardeado el puente principal que cruza el río. Surovikin recuerda que los misiles lanzados por los sistemas múltiples Himars de fabricación estadounidense han dañado el estratégico puente Antonovski y la presa de la central hidroelétrica Kajobski.
Rusia consiguió hacerse con el control de la ciudad de Jersón en los primeros días de la invasión, y sigue siendo la única ciudad ucraniana importante (es la segunda ciudad más grande del país) que las Fuerzas del Kremlin han mantenido intacta.
Ataques masivos
Surovikin aseguró también este martes que el Ejército ucraniano prepara ataques masivos contra la capital regional, que amenazan con destruir la infraestructura industrial y causar grandes víctimas entre su población, según informa Efe.
Hace mucho tiempo que la OTAN exige a Kiev "operaciones ofensivas en Jersón sin escatimar las víctimas, sean en el Ejército ucraniano o entre los civiles", lamentó.
El general resaltó que el Ejército ucraniano intenta "romper las defensas" rusas, para lo que despliega todas sus reservas, en su mayoría efectivos de las unidades de defensa territorial sin apenas preparación militar.
"Prácticamente, las autoridades ucranianas les condenan a muerte", dijo. Y cifró en 600-1.000 los combatientes que mueren o resultan heridos diariamente. Al respecto, aseguró que el Ejército se encargará de garantizar la evacuación segura de la población civil en Jersón.
"A la ciudad es difícil traer alimentos y existen determinados problemas con el suministro de agua y electricidad. Todo esto no sólo dificulta la vida cotidiana de sus habitantes, sino que crea una amenaza directa para sus vidas", subrayó.
Parafraseó al presidente, Vladimir Putin, al asegurar que Moscú no busca avanzar con celeridad, ya que prefiere minimizar las pérdidas en sus filas y también reducir las bajas entre los civiles.
[Rusia consigue ralentizar el avance ucraniano con sus bombardeos pero empieza a evacuar Jersón]
Varias decenas de personas han muerto en los últimos 10 días en los ataques masivos rusos con misiles y drones suicidas contra las principales ciudades de Ucrania, que han dañado el 30% del potencial energético del país. Mientras, 14 personas murieron al estrellarse el lunes un cazabombardero, que se dirigía a Ucrania, contra un patio de un edificio de viviendas a orillas del mar de Azov.