La vida política británica podría estar a punto de dar un nuevo giro inesperado y situarse de nuevo en el mismo punto en el que estaba hace tres meses: con Boris Johnson al frente de Downing Street. Después de todos los esfuerzos perpetrados por su partido para apartarle del liderazgo de la formación y del país, el ex primer ministro podría volver a ocupar el puesto tras la dimisión en tiempo récord de Liz Truss.
Tan sólo 45 días, ha sido todo lo que ha aguantado la exmandataria antes de ceder a las presiones internas y externas y presentar su dimisión. Ahora, los tories se enfrentan a un nuevo proceso de primarias para encontrar un nuevo líder mientras intentan evitar la debacle que unas elecciones anticipadas podrían generar. Y es ahí donde emerge de nuevo la figura de Boris Johnson, como el líder que consiguió la victoria de los tories en 2019. Boris Johnson no se ha pronunciado sobre esta posibilidad, pero los medios británicos especulan con ella desde la dimisión de Truss.
Él es el único que tiene el mandato del pueblo para gobernar Reino Unido alegan. En un tuit publicado este jueves, la exsecretaria de Cultura pedía el regreso de Johnson. "Una persona fue elegida por el público británico con un manifiesto y un mandato hasta el 25 de enero. Si Liz Truss ya no es primera ministra, no puede haber una coronación de antiguos candidatos fallidos. Los parlamentarios deben pedir el regreso de Boris Johnson", ha escrito.
Y si hay un sector del partido en el que este discurso todavía cala y ven al ex primer ministro como un posible salvador en estos momentos, hay otro sector que no quiere ni escuchar la posibilidad de que Johnson vuelva a Downing Street. Señalan su gestión, sus sucesivos escándalos, su falta de honestidad y su incumplimiento de las normas impuestas durante la pandemia de la Covid-19 como líneas rojas suficientes como para no volver a plantearse su liderazgo.
"Boris hará trizas el partido" ha señalado un parlamentario no identificado a Politico. "Los parlamentarios ya están diciendo que desertarían del partido o dejarían el cargo. No hay blanqueamiento posible para Boris".
Según este medio, un tercio de los Conservadores estaría dispuesto a votar en contra de Boris Johnson e incluso abandonaría el partido si este ganaba las primarias. Este jueves por la noche, el líder conservador Michael Howard dijo en declaraciones a Times Radio que la vuelta de Johnson significaría un "drama más para la nación": "Ya tuvo su oportunidad".
Nuevas normas
En este sentido, los barones del Partido Conservador han intentado establecer un nuevo conjunto de normas que pretenden servir de barrera en el caso de que Johnson se plantee una vuelta a la primera plana de la política, aunque no se ha reconocido abiertamente esta fuera su intención. El plan señala que cualquiera que quiera presentarse a las primarias deberá reunir un mínimo de 100 firmas, un número muy alto contando con todas las enemistades que Johnson tiene dentro de la formación y que el grupo parlamentario tienen 357 diputados.
Graham Brady, el presidente del Comité de los Conservadores de 1922, que establece las reglas para las primarias, y Jake Berry, el presidente del partido, enfrentaron este jueves las preguntas de los periodistas sobre si estas nuevas normas estaban hechas a medida de una ausencia de Johnson. Ninguno contestó abiertamente y Brady se limitó a señalar que los 100 votos son un límite "que debería ser alcanzado por cualquier candidato serio con posibilidades reales".
Por ahora, los dos principales candidatos son Rishi Sunak, exministro de Economía de Boris Johnson, y Penny Mordaunt, la actual líder de la Cámara de los Comunes, pero este mismo viernes, el ministro de Defensa de Reino Unido, Ben Wallace, ha dicho que se "inclinaba por apoyar a Johnson".
La encuesta exprés de YouGov realizada entre los afiliados señaló que de elegir de nuevo entre Sunak y Truss, el primero conseguiría ahora un 60% de los apoyos. Aunque también dice que Johnson, con un 32%, sigue recabando más simpatía entre las bases que su antiguo ministro de Economía (23%).
Procesos en curso
La piedra en el camino de Johnson podría ser la misma que le hizo caer: los procesos de investigación que aún están pendientes. "No olvidemos que el señor Johnson sigue sometido a una investigación de la Comisión de Ética del Parlamento por haber cometido perjurio en la Cámara. Mientras siga abierta, o hasta que no sea absuelto, no debería ser posible que regresara al Gobierno", ha dicho Roger Gale, un veterano tory.
En efecto, Johnson está siendo investigado por haber mentido en sus declaraciones a los diputados sobre el escándalo del Partygate y el proceso aún no ha empezado. Se sabe que la investigación cuenta ya con una serie de testigos que testificaran contra el ex primer ministro que de ser declarado culpadle, se enfrentaría a graves sanciones.
A Johnson, más que los escándalos, le ha pasado factura la cadena de mentiras en la que se ha enrocado de cada vez que un nuevo caso salió a la luz. Su honestidad quedó en entredicho demasiadas veces y, como le advirtió la Secretaria de Estado del Tesoro al anunciar su renuncia, "hay un número máximo de veces en las que uno puede disculparse y seguir adelante". Boris Johnson superó ese número con creces.
La pregunta ahora es si puede coger las riendas del país de nuevo, cuando los miembros de su propio Gobierno le han dado la espalda y, junto con sus compañeros de partido, pusieron sus capacidades y su ética en entredicho. En entrevista al podcast News Agents, Robert Jenrick, exministro de Sanidad de Johnson ponía el foco justo aquí: "Su mandato como primer ministro llegó a su fin por una razón, y es que había serias dudas sobre la competencia, la credibilidad y la ética. ¿El Partido Conservador quiere volver a eso?". Cabe a los tories contestar a esta pregunta.