Serguéi Shoigú, ministro de Defensa ruso, ha transmitido hoy a sus homólogos francés y turco su “preocupación” por la posibilidad de que Ucrania, no solo posea, sino que utilice una bomba sucia como elemento de provocación. Esta información ha sido ampliada por la agencia de noticia RIA Nóvosti, que asegura, “según fuentes creíbles en varios países, incluido Ucrania”, que Kiev está preparando la implosión de este artefacto en su propio territorio para culpar a Rusia de la acción y forzar así la respuesta de occidente.
Rusia no ha presentado, por el momento, ninguna prueba que indique tales afirmaciones. En un breve comunicado, la titularidad de Defensa rusa se limitó a señalar que se discutió la situación en Ucrania, que tiene una tendencia constante hacia una “escalada incontrolada”. La amenaza nuclear en el actual conflicto ha estado presente desde que este estallase el pasado febrero. En la actualidad, Rusia posee el mayor arsenal atómico en todo el mundo. Ucrania, por su parte, poseyó una gran cantidad de ojivas durante la guerra fría, sin embargo, oficialmente, todas ellas se encuentran total o parcialmente desmanteladas, lo que las hace inutilizables en un conflicto.
El concepto de ‘bomba sucia’ se remonta a mayo de 1952, según indica el ministerio de Defensa de España en su informe sobre Bombas sucias y otros riesgos nucleares terroristas. Este tipo de bombas están compuestas por explosivo convencional rodeado de una sustancia radiactiva que ‘contamina’ la bomba. “A pesar de del temor suscitado por la gente, una bomba sucia no es un arma de destrucción masiva, no produciría una gran cantidad de muertes”, explica el ministerio en el documento.
[Un millón de ucranianos se queda sin luz por los bombardeos mientras Rusia evacúa Jersón]
Este tipo de bombas, al menos, su construcción, reviste de una menor complejidad que una bomba atómica al uso, por lo que son muy populares entre grupos terroristas. A lo largo de la historia, las amenazas relacionadas con bombas sucias han sido constantes. En 1995, un grupo extremista checheno ubicó un explosivo de estas características en un parque de Moscú, obligando a la movilización de los artificieros para desactivarla. Esta, finalmente, no fue utilizada.
“Los efectos que la radiación produce en el ser humano son muy variados, las personas afectadas por la explosión morirían o quedarían mutiladas. Si la zona es rápidamente evacuada, las personas no afectadas directamente por la explosión solo parecerían efectos leves de radiación, siempre y cuando fueran atendidas médicamente. Aun así, la radiación podría causar: Daños celulares (que podrían derivar en tumores malignos), efectos agudos y crónicos en el organismo, síndrome agudo por radiación y síndrome hematopoyético, gastrointestinal y cardiovascular”, incide el documento.
Nuevo accidente aéreo de un caza ruso
Dos pilotos han fallecido este domingo después que su caza SU-30 de fabricación rusa se estrellase contra un edificio en la ciudad de Irkutsk, en Siberia, según ha informado el gobernador local. El avión de combate impactó contra un domicilio durante un vuelo de prueba. Moscú ha anunciado que abrirá una investigación penal para esclarecer lo sucedido.
Se trata del segundo avión ruso que se estrella esta semana después de que el pasado martes un caza se estrellase contra un edificio civil, provocando 13 muertos y 19 heridos. La explosión provocó un incendio de cerca de 2.000 metros cuadrados y el derrumbamiento parcial de la construcción contra la que se estrelló.
En el frente, Ucrania continua cercando la ciudad de Jersón, de donde los civiles se niegan a salir por miedo a ser reubicados lejos de su ciudad. Los bombardeos rusos han dejado dañada ya el 40% de la infraestructura energética de Ucrania, especialmente la generación eólica, mermada a un 90%. Esta situación está provocando constantes apagones, motivo por el que Zelenski ha solicitado un esfuerzo a sus ciudadanos para ahorrar energía durante los próximos meses.