El presidente de Rusia, Vladímir Putin, se ha mostrado eufórico este viernes tras su conversación con su homólogo chino, Xi Jinping, en lo que puede interpretarse como un pulso a Estados Unidos y el resto de aliados de Ucrania o como un mero aspaviento a la vista de sus fracasos en la guerra, que en el mejor de los casos para sus intereses está en punto muerto. Las relaciones entre Rusia y China, ha asegurado Putin, "son las mejores de la historia".
"Nuestras relaciones soportan dignamente toda pruebas, demuestran madurez y estabilidad y continúan ampliándose dinámicamente", ha dicho Putin a Xi. "Son un modelo de cooperación entre grandes potencias en el el siglo XXI", ha valorado el todopoderoso jefe del Kremlin solo horas después de un nuevo bombardeo sobre el país que decidió invadir en febrreo.
"Con ustedes vemos de igual manera las causas, la marcha y la lógica de las transformaciones del paisaje geopolítico global", ha añadido Putin ante su interlocutor, en lo que ha sido una exhibición de elogios y autocomplaciencia. Y ha destacado la sintonía en el campo militar, que "contribuye -sostiene- a garantizar la seguridad y la estabilidad en las regiones clave".
Este miércoles, Moscú y Pekín dieron por concluidos los ejercicios militares navales iniciados la semana pasada en las aguas frente a las ciudades costeras de Zhoushan y Taizhou, en la provincia oriental de Zhejiang, a unos 500 kilómetros de la costa norte de la isla de Taiwán. Se llevan a cabo desde 2012, pero su celebración este 2022 tenía una evidente carga simbólica.
"Le esperamos en Moscú"
En materia económica, Putin también ha sacado pecho, destacado que "las restricciones ilegítimas y el chantaje directo por parte de algunos países de Occidente, Rusia y China han conseguido garantizar ritmos récord de intercambio comercial".
Asimismo, se ha mostrado convencido de que en 2023 podrá estrechar la mano de Xi: "Estimado señor presidente, estimado amigo, le esperamos en Moscú con una visita de Estado la próxima primavera. (...) Será el principal acontecimiento del año en las relaciones bilaterales", ha anticipado.
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Los amigos con peso de Rusia apenas se cuentan con los dedos de una mano. China es clave para desequilibrar la balanza y dejar a Rusia a su suerte, pero en su calculada ambigüedad lo cierto es que no solo no ha roto lazos con Moscú sino que mantiene un ritmo habitual de encuentros y compromisos. Por lo demás, la baza del Kremlin es tratar desestabilizar.
Un ejemplo claro -hay más- de esto último, informa hoy EL ESPAÑOL, es su intromisión en los Balcanes, dando apoyo "absoluto" a Serbia y avivando las tensiones con Kosovo. Con Taiwán, otro punto caliente, está clara su postura, más aún después de la cordial videoconferencia entre el presidente chino con el hoy enemigo número uno de la llamada comunidad internacional.