La invasión de Rusia a Ucrania ha alterado casi todas las facetas de la vida diaria de los ucranianos. Mientras el país enfrenta un colapso económico, las sirenas antiaéreas adviertiendo a diario sobre nuevos bombardeos rusos, y los soldados ucranianos envueltos en una lucha despiadada por el territorio. Incluso en estos días, que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ordenó un alto el fuego de 36 horas con ocasión de la Navidad ortodoxa, pacto inexistente porque los combates no cesaron. Hay otro tipo de cambios que los ciudadanos han sufrido en los últimos meses y de los que han tenido que aprender y adaptarse.
En Ucrania se ha complicado el hecho de tener una vida social como la que tenían antes y hasta en Tinder se refleja el cambio que han sufrido sus relaciones. Algo que le ha ocurrido a Vlad, un militar ucraniano que cuenta su propia experiencia a The Washington Post.
El citado medio estuvo con él para conocer su historia y veteranía en la famosa red social. Con una complexión fuerte, cabello negro y sonrisa bonita, Vlad usaba la conocida aplicación de citas mientras su unidad militar operaba en Járkov, al este del país, donde consiguió hacer 'match' hasta con 200 personas desde su posición en las líneas del frente.
Es verdad que pueden parecer muchos pero recuerda los meses anteriores a la guerra en Kiev, donde llegó a conseguir hacer match con 1238 usuarios en Tinder. Pero después de nueve meses en el ejército, estaba emocionado pensando en la posibilidad de conectar con alguien de nuevo.
Sin embargo, tras varias citas en un café de Járkov, Vlad descubrió que su encanto natural lo había abandonado. En su perfil de la aplicación de citas, Vlad cuenta que su unidad se encuentra entre los que luchan en la “zona gris”, un lugar que se encuentra más allá de la línea del frente donde se llevaban a cabo las operaciones más peligrosas. La muerte y la destrucción en su vida diaria van pesando sobre él, y se vió incapaz de mantener una conversación más tranquila y llegar a momentos más íntimos con personas que acababa de conocer.
“No tenía la energía para llevar una conversación más allá de ¿Cómo estás?”, comenta Vlad. Habló con la única condición de no decir su apellido, para poder hablar con franqueza de su vida sexual.
La verdad es que hablamos de un país que tiene problemas más urgentes que la vida amorosa de Vlad. Pero la intimidad ha sido otra víctima de todo el conflicto. Las entrevistas con más de una docena de soldados, compañeros de soldados, psicólogos, dueños de sex shops y de otros ciudadanos en Ucrania, muestran que la realidad es mucho más oscura que los romances de guerra producidos por Hollywood.
“Cuando estás allí, te bombardean constantemente: hay adrenalina y estrés constantes, amigos heridos y conmociones cerebrales. Ves la muerte, todo tipo de muerte, y solo puedes manejarla por un tiempo limitado”, dijo Kyrylo Dorolenko a The Washington Post, tiene 36 años y es teniente subalterno del ejército ucraniano.
Dorolenko confesó que él y sus hombres a veces fijan citas cuando se les da un descanso de las tareas de primera línea. “Pero no tienes suficiente tiempo para cambiar tu realidad para que sea amable, emocional y cariñosa”, añadió.
El trauma de la guerra
Quizás al comienzo de la guerra hubo una especie de emoción en la audaz resistencia ucraniana, dijo Alexander Kolomiychuk, un terapeuta sexual en Kiev. Pero eso se disipó rápidamente, lo que ocupó su lugar, comentó Kolomiychuk, fue el peso psicológico de los innumerables traumas de la guerra: hasta 100.000 soldados muertos o heridos; más de 5 millones de civiles ucranianos obligados a abandonar sus hogares y convertidos en refugiados; más de 10 millones ahora en todo el país enfrentando un desastre humanitario.
“Es un trauma real, y el trauma y el romance no van juntos”, expuso Kolomiychuk. “Cuando las personas luchan por sobrevivir, no piensan en la intimidad, en el sexo, porque se trata de placer y en la guerra, no hay tiempo para el placer”.
“Los soldados a menudo se ven obligados a adormecer sus sentimientos en una zona de guerra”, manifestó Casey Taft, profesor de la facultad de medicina de la Universidad de Boston. “La guerra obliga a los miembros del servicio a alejar los miedos, las ansiedades o la depresión. Y cuando regresan a casa, pueden tener dificultades para expresarse con sus cónyuges o parejas románticas. Además el trauma por todo lo que ocurre en la zona de guerra también puede causar una especie de pensamiento en modo de supervivencia”, añadió Taft.
“Tienes un sentido elevado de desconfianza hacia los demás, incluso esto a veces puede llevar a los militares a acusar a sus parejas de engañarlos'', enunció Taft. “Cuando un miembro del servicio regresa a casa, es difícil desactivar ese modo de supervivencia”.
A pesar de las dificultades, los ucranianos van encontrando formas para preservar los asuntos del corazón en medio del fragor de la guerra. Y así lo demostraron durante el descanso, donde se casaron varios soldados ucranianos. El matrimonio de una francotiradora ucraniana condecorada en el frente circuló durante días por las redes sociales.
Las mujeres ucranianas se han enamorado de algunos de los combatientes extranjeros que llegaron a Ucrania para unirse a la guerra contra Rusia. Muchos ucranianos dicen que han acelerado los principales hitos de la vida durante la guerra: las rupturas, los compromisos y por supuesto las nuevas relaciones.
Genia Aslanian, de 32 años, de Kiev, rompió con su novio, Anton, en 2019 porque quería mudarse a Canada para asistir a la escuela de vuelo allí. “Estábamos tan mimados. Éramos tan estúpidos y dejamos que cosas sin importancia nos separaran. Antes, pensábamos: '¿Qué pasa con su trabajo, qué pasa con mi trabajo, qué pasa con el lugar donde vivimos?'”, confesó Aslanian.
Cuando comenzó la guerra, Anton regresó de España para servir como oficial en el ejército ucraniano. Los dos volvieron a estar juntos y se casaron, solo unos meses después. “Volvimos a estar juntos debido a la guerra”, explicó Aslanian. “Lo único que importa en esta guerra es la gente que te rodea y tus seres queridos”.
Sin embargo, también ocurre que la guerra crea distancia entre parejas. Al detenerse en una cafetería en Sloviansk, Yaroslav Sachko, de 43 años, declaró que no había visto a su esposa e hijos desde que se mudaron a Alemania a principios de 2022. Ahora le preocupa cómo reaccionará ella cuando se vuelvan a encontrar, tanto en términos “de los aspectos físicos como de los aspectos no físicos".
“Es como si nunca la hubiera conocido. Es como si nunca la hubiera visto. Es casi como conocer a un extraño”, verbalizó Sachko. “Tendremos que aprender el uno del otro de nuevo”.
Los sex shop
En un sex shop en la ciudad de Dnipró, la invasión de Rusia y el éxodo masivo de ucranianos han hecho poco para disminuir las ventas, según la gerente Larysa Goncharova.
Si bien se venden menos conjuntos de lencería, debido al hecho de que muchas mujeres abandonaron Ucrania, la tienda ha visto un aumento en el interés por los dispositivos remotos para parejas en relaciones a larga distancia, aseguró Goncharova. En medio de los frecuentes cortes de energía de la ciudad, la tienda también ha visto un aumento en las ventas de productos como juguetes con luces LED y condones que brillan en la oscuridad.
[La repugnante estrategia para 'ligar' con mujeres ucranianas refugiadas en España]
Goncharova ofrece a los militares un 20% de descuento en productos. Pero a veces son las parejas de los soldados quienes son sus clientes más leales, en previsión de una posible visita a casa desde el frente.
En otro sex shop a unas cuadras de distancia, un hombre llamado Artem estaba de compras con su novia. La pareja se conoció en una fiesta, meses después del inicio de la invasión de Vladimir Putin. Después de perder su trabajo como resultado de la guerra, contó Artem, su nueva relación es la razón principal por la que se queda en Ucrania.
“No puedes simplemente sentarte y esperar cuando las luces se apaguen y cuando los cohetes vuelen”, manifestó. “Necesitamos seguir adelante, necesitamos vivir y necesitamos amarnos unos a otros. Así que estamos aquí”.