Siria y Turquía tiemblan. El terremoto registrado en la madrugada de este lunes, de magnitud 7,8 en la escala de Richter, ha dejado más de 5.100 muertos y alrededor de 20.500 heridos en ambos países. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha declarado que "es la mayor tragedia" que la nación ha registrado desde el seísmo de Erzincan, que se produjo en 1939 y que dejó 30.000 víctimas mortales.
El potencial destructor del seísmo se ha visto amplificado por su geolocalización. La zona de Gaziantep se encuentra situada en un límite de placas tectónicas, entre la placa Arábica y la placa de Anatolia. En esta zona, la acumulación de esfuerzos por la fricción de ambas placas se libera en forma de terremotos.
"Debido a que continúan las labores de desescombro en muchos edificios de la zona del terremoto, no sabemos a cuánto ascenderá el número de muertos y heridos", ha declarado Erdogan esta mañana tras anunciar siete días de luto en todo el territorio.
Las imágenes que llegan desde el lugar de la catástrofe muestran edificios enteros destruidos como consecuencia de los temblores. Las réplicas, que de momento no cesan, mantienen a la población en alerta. Las ambulancias y los equipos de rescate se han volcado en la búsqueda de supervivientes y más de 45 países, entre ellos España y Estados Unidos, han confirmado que mandarán ayuda en las próximas horas.
[Llueve sobre mojado en Siria: el terremoto aboca al norte del país a una nueva crisis humanitaria]
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha confirmado la activación de la UME y el envío de transporte aéreo urgente para el apoyo en las tareas de búsqueda de supervivientes.
"Las necesidades en Siria ya eran tremendas antes de este terremoto. Además de doce años de guerra, estábamos terminando una pandemia de Covid y una epidemia de cólera. Ahora llega un terrible terremoto que ha afectado a miles de personas en el noroeste del país", explica Francisco Otero, coordinador general de Médicos sin Fronteras (MSF) en Siria. "Cientos de casas se han caído y han dejado a muchas personas en la calle", señala.
El terremoto se sintió por primera vez a las 01.17 GMT a una profundidad de unos cinco kilómetros en la provincia de Kahramanmaras, situada al sureste de Turquía. Le siguieron fuertes réplicas, que han alcanzado una magnitud de 6,4, 6,5 y 6,6 en la escala Richter, y que han afectado a las provincias turcas de Gaziantep, Kahramanmaras, Adiyaman, Sanliurfa, Malatya, Kilis, Diyarbakir, Osmaniye, Adana y Hatay. "La gente está aterrorizada porque hay muchísimas réplicas", asegura Otero, que sostiene que "hay gente que no quiere entrar en sus casas por miedo".
Al seísmo se unen las condiciones meteorológicas, que dificultan enormemente las labores de rescate. La lluvia, la nieve, el frío y el hecho de que ya es de noche en las zonas afectadas se convierte en el peor caldo de cultivo en la búsqueda de supervivientes.
"En Siria ha estado nevando en las últimas horas", confirman desde MSF. Las bajas temperaturas preocupan, de ahí que se estén preparando de urgencia "kits de emergencia para abrigarse". "72 horas es el máximo estándar que una persona puede permanecer con vida", dicen los rescatistas. Por eso "cada minuto cuenta".
Evacúan hospitales
El terremoto también ha sacudido los escasos hospitales que estaban en funcionamiento en Siria, lo que ha provocado que los centros hospitalarios estén "desbordados" y que el personal "esté agotado". No en vano, un hospital maternal ha tenido que ser evacuado a causa del seísmo.
"Una de las maternidades, como la Yandaris, ha tenido que ser evacuada y los bebés y las incubadoras llevadas a otros lugares", detalla Otero.
En Turquía, las autoridades informaron de que más 3.700 edificios han quedado destruidos o muy dañados, y que el Gobierno quiere iniciar mañana la evacuación controlada de quienes necesiten salir de las diez provincias más afectadas por el desastre.