El Ministerio de Defensa de Rusia ha acusado a Ucrania de estar preparando un ataque de falsa bandera contra la ciudad ucraniana de Kramatorsk, al este del país, para suscitar una mayor ayuda armamentística por parte de Occidente.
Desde Moscú no se han proporcionado evidencias. "Según informaciones confirmadas por varias fuentes independientes, los servicios de seguridad ucranianos pretenden en un futuro próximo llevar a cabo un montaje a gran escala para acusar a Rusia de cometer presuntos "crímenes de guerra"".
El pasado mes de noviembre sucedió algo similar cuando un misil detonó en suelo polaco. El ataque fue atribuido en primera instancia a Rusia, lo que hubiera involucrado de manera inmediata a la OTAN, e hizo saltar las alarmas a nivel mundial. El Kremlin negó su autoría y Ucrania, al final, reconoció ser el dueño del misil y negó trarse de un ataque deliberado.
Los ataques de falsa bandera, operaciones encubiertas diseñadas para aparentar haber sido llevadas a cabo por otras entidades, son una metodología muy común en los conflictos diplomáticos y militares. Debido a su dudosa autoría la culpabilidad variará en base al punto de vista que se adopte y a los intereses propios de cada de cada actor.
En este caso el objetivo de Ucrania consistiría en llevar a cabo un ataque con "una explosión controlada de varios edificios sanitarios en la ciudad de Kramatorsk, en Donbás", tal y como menciona un comunicado ruso. En concreto, señala un dispensario narcológico y otro oncológico de la localidad, que ocupan un mismo edificio, así como un hospital urbano. Todos ellos ubicados en la calle de Alexéi Tiji.
Con ello se abriría una nueva oportunidad para acusar a Rusia de "crímenes de guerra" y presionar a los aliados occidentales para aumentar y acelerar el envío de armas. "Tras el montaje, los medios de comunicación occidentales presentarán el bombardeo como otra "atrocidad" cometida por las tropas rusas, exigiendo una respuesta de la comunidad internacional y acelerando las entregas de misiles de largo alcance a Kiev para atacar territorio ruso" detalla Rusia en su comunicado.
La localización señalada coincide con el mismo lugar en donde el pasado jueves tuvo lugar un ataque con misil a un edificio residencial, en el que murieron al menos tres personas.
Dicho ataque no fue reconocido por parte de Rusia publicamente, quien se ha limitado a mencionar que "los periodistas de los medios de comunicación occidentales ya han llegado a la ciudad de Kramatorsk acompañados por agentes del Servicio de Seguridad de Ucrania".
A pesar del silencio ruso sobre la autoría, cabe recordar que, según el Kremlin no se han atacado a civiles en los que denominan la "operación militar especial" en Ucrania. Kiev y los gobiernos occidentales dicen que cientos de civiles han muerto en ataques con misiles rusos en sitios residenciales en toda Ucrania, desde que las fuerzas de Moscú comenzaron la guerra el pasado febrero.
Rusia condena en su comunicado que "las autoridades de Kiev intentan aumentar la presión sobre la opinión pública de los países occidentales por medio de esta clase de provocaciones para así lograr una ampliación de los suministros de armas modernas y equipos militares a las Fuerzas Armadas ucranianas", elgando que su motivación reside en "el contexto de sus fracasos militares".
Ni Volodymyr Zelensky ni niguna parte de su gobierno se ha manifestado ante tales acusaciones.