Han transcurrido 24 horas desde que una serie de terremotos de magnitud 7,8 en la escala de Richter se registraran en el sureste de Turquía y en el norte de Siria. Los temblores se han producido en la frontera entre ambos países, y han tenido una profundidad de tan sólo 5 kilómetros, lo que ha provocado un auténtico desastre.

El balance, por el momento, indica que hay más de 7.200 muertos y más de 31.000 heridos. Además de las personas que se han quedado sin hogar y que buscan entre los escombros a sus seres queridos.

Durante la noche, todavía se oían gritos de personas atrapadas bajo las ruinas de los edificios. Sus familiares les buscaban por las calles, atentos a sus llamadas de auxilio. El epicentro del terremoto se registró en la provincia de Kahramanmaras, ubicada al sureste de Turquía. En esa zona y en el norte de Siria, la situación es dramática. [Bajo estas líneas insertamos un mapa de Google para que el lector pueda ubicar perfectamente la zona donde se ha originado la tragedia]

Fuertes temblores sacudieron ambos países la madrugada del lunes, derribando bloques enteros de apartamentos, destrozando hospitales y dejando por el camino miles de personas heridas y sin hogar en el que guarecerse en mitad del frío invierno. Por si los problemas derivados de la guerra de Ucrania y las secuelas de la pandemia de la Covid no fueran suficientes en esta zona del mundo que limita con Europa y que tanto comparte con Oriente de Próximo.

Precisamente, el frío invierno supone un gran problema para rescatar a los supervivientes que se encuentran atrapados bajo montones de polvo y toneladas de cascotes sobre sus cabezas. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que se prepara para unas duras elecciones en mayo, ha reconocido que el terremoto "es un desastre histórico" y ha asegurado que las autoridades "están haciendo todo lo que pueden" para ayudar a las víctimas, según recoge la agencia Reuters.

Turquía y Siria cuentan más de 3.700 muertos por el terremoto

"Todo el mundo está poniendo el corazón y dejándose el alma a pesar del invierno y del frío; el hecho de que el terremoto haya ocurrido en mitad de la madrugada lo ha hecho todo mucho más difícil", ha indicado el mandatario turco. Y ha agradecido la ayuda recibida hasta el momento, subrayando que "ya son 45 los países que han ofrecido sus equipos de búsqueda y de rescate".

Llantos y gritos de auxilio

Veinticuatro horas después de los temblores, y bajo la pila de escombros de un edificio derruido en la provincia turca de Hatay (en el sur del país), se escuchaba la voz de una mujer pidiendo ayuda. Muy cerca de ella, cuenta Reuters, yacía el cuerpo din vida de un niño.

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La misma agencia ha localizado a un hombre, identificado como Deniz, llorando bajo la lluvia y apretando sus manos de forma desesperada. "Están haciendo ruidos pero no viene nadie", decía. "Estamos destrozados. Por Dios... son llamadas de auxilio. Gritan '¡Salvadnos!', pero no podemos salvarles. ¿Cómo vamos a salvarles? No ha venido nadie desde esta mañana", se quejaba con tono de aturdimiento y con impotencia.

Las temperaturas han caído durante la noche hasta marcar mínimas que conducen a heladas, lo que complica las condiciones de rescate y las posibilidades de supervivencia de quienes están atrapados bajo pilas y pilas de cemento y ladrillos.

En Kahramanmaras, situada al norte de la provincia turca de Hatay, familias enteras se han reunido en torno a hogueras y se han cubierto con mantas para mantenerse en calor. "Por poco no conseguimos salir de nuestra casa antes de que se derrumbara", explicaba a Reuters Neset Guler, acurrucado alrededor del fuego con sus cuatro hijos. "Nuestra situación es un desastre. Tenemos hambre, tenemos sed. Es terrible".

El terremoto, al que han seguido una serie de réplicas, es el mayor registrado en el mundo por los servicios de Vigilancia Geológica de EEUU desde el seísmo registrado en el Atlántico Sur en agosto de 2021.

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En Turquía, donde tuvieron su epicentro los temblores de magnitud 7,7 y 7,6, el último recuento eleva la cifra de fallecidos a 5.434 y la de heridos a 31.777, según los datos difundidos desde Hatay -una de las zonas más afectadas- por el ministro de Sanidad, Fahrettin Koca.

En Siria, inmersa en una guerra civil desde hace doce años, la información sobre víctimas proviene, por un lado, del Gobierno de Bachar al Asad y, por otro, del último enclave del país controlado por la oposición.



El recuento total señala que en este país han muerto 1.832 personas y otras 3.849 han resultado heridas.