Cubierto de sangre, conmocionado, inconsciente, al borde de la muerte -le llegaría tres días después-, apoyado contra un coche de policía y, aún con todo, esposado. Así lucía Tyre Nichols mientras Demetrius Haley, uno de los cinco policías que lo golpearon hasta matarlo, le hacía fotografías, apuntándolo con su linterna como foco. En los 20 días que pasaron hasta la detención de los agentes, dicho policía mandó las fotos a, al menos, cinco personas.
Así lo revelan los documentos de la investigación que el Departamento de Policía de Memphis ha realizado para esclarecer la acusación de asesinato en segundo grado que pesa sobre los cinco agentes. Dichos documentos, además, muestran un 'modus operandi' "violento y reiterado" por parte de los oficiales, donde se alternan los maltratos a Nichols con las burlas.
En cuanto al agente que tomó la fotografía de Nichols para después mandarla a sus contactos, cuatro de ellos pertenecientes al gremio policial y uno de ellos ajeno, se considera que dicho acto supone una violación de las políticas de confidencialidad y tratamiento de datos personales. Además, la ley estadounidense prohíbe a los policías utilizar sus teléfonos móviles mientras trabajan.
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El informe describe dicho comportamiento como "burlón, abusivo, descaradamente poco profesional, que incluía gritos y blasfemias al sr. Nichols y reírse de él tras la paliza". Un patrón de conducta al que se unieron, aunque sin llegar hasta el extremo de tomarle fotos, los otros cuatro agentes que participaron en el presunto asesinato de Nichols: todos ellos "presumieron" de lo que pasó.
La investigación considera probado que los cinco policías actuaron con fuerza excesiva tras detener a Nichols por su supuesta infracción de tráfico. Violencia con la que continuaron durante el arresto y el largo rato en que "el sr. Nichols yacía en el suelo, en extrema necesidad de ayuda médica".
En las 104 páginas del texto, con distintos apartados dedicados a cada uno de los agentes acusados, se relata cómo los oficiales trabajaron en perfecta sincronía y cooperación mientras golpeaban brutalmente y se reían de Nichols: "Parecían disfrutar del asalto e hicieron una serie de omisiones o afirmaciones falsas en sus declaraciones sobre lo sucedido".
Entre dichas falsedades estaría el "relato inexacto" que uno de ellos le dio a la madre de Nichols, negándole a cualquier explicación. También que, en los informes posteriores, al menos dos policías dijeron que Nichols había tratado de quitarles el arma, algo de lo que no existe prueba alguna.
Por todo ello, el Departamento de Policía de Memphis solicita la retirada de la placa de los agentes, lo que significaría que independientemente de la resolución de su juicio por asesinato no podrían volver a ejercer como policías en ningún lugar del estado de Tennessee.
Modus operandi
El oficial que envió la fotografía de Nichols, Demetrius Haley, fue también quien dio el alto a Nichols y le instó a salir de su auto sin darle ninguna explicación. De hecho, Nichols murió sin saber por qué lo habían detenido.
La cronología de los hechos descrita en los documentos, ayudada por las grabaciones corporales de al menos tres de los policías, señala que Nichols pudo escaparse en un primer momento de los agentes que lo trataban de rociar con gas pimienta mientras otro lo apuntaba con su pistola. "Solo estoy tratando de ir a casa", se defendió él.
Pocos minutos después fue alcanzado por varios agentes a menos de 100 metros de la casa de su madre. Para ello, uno le disparó con su taser, otros lo agarraron y fue entonces cuando comenzó la paliza.
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Los redactores del informe también llaman la atención sobre el detalle de que, a pesar de que todos los policías estadounidenses tienen que "activar sus cámaras corporales durante todos los encuentros y actividades", ninguna de las cámaras de los agentes grabó el incidente completo.
De hecho uno de ellos, Emmitt Martin III, ni siquiera le llevaba encima: la dejó en el coche cuando comenzó la detención.
Sin ayuda médica
Los documentos también culpan a los oficiales de dejar moribundo a Nichols, cuando era evidente su necesidad de atención médica urgente. Además, tampoco proporcionaron información alguna a los médicos que llegaron más tarde.
Demetrius Haley también está acusado de dificultar la labor de los sanitarios, ya que no quiso quitarle las esposas a Nichols, inconsciente, cuando los médicos se lo pidieron para poder atenderlo mejor.
Estas revelaciones llegan una semana después de que los dos primeros médicos de emergencias que llegaron al lugar de los hechos fuesen suspendidos de su cargo por "no haber brindado atención médica a Nichols durante los 19 minutos posteriores a su llegada".
La teniente Essica Cage-Rosario, presidenta de la Asociación de Policía de Memphis, ha sido de las pocas autoridades en defender públicamente a los agentes. En una carta dirigida a cada uno de los cinco detenidos, les aseguró que el sindicato se ha opuesto a la decisión del departamento de suspenderlos sin que se haya celebrado el juicio por la muerte de Nichols.
Cage-Rosario se quejó de que el Departamento de Policía de Memphis no haya enviado al sindicato las pruebas en vídeo existentes y calificó el despido como "ejemplo de violación grave del derecho de los oficiales".
No obstante, las imágenes y documentos policiales muestran que los oficiales sabían que estaban siendo filmados por las cámaras corporales. Los vídeos existentes también graban a dos policías que llegaron al final de la paliza, y un teniente que apareció por allí cinco minutos después, según confirma 'The New York Times'.
En total, 'The Times' dice que al menos 14 personas estaban en el lugar de los hechos con capacidad de socorrer a Nichols antes de que llegase la ambulancia, incluidos 12 policías.