Una turba en el este de Pakistán irrumpió el sábado en una estación de policía, secuestró a un hombre musulmán acusado de blasfemia y lo linchó. Es el último asesinato relacionado con la religión en el país y esta vez la víctima fue Muhammad Waris, un hombre de unos 30 años que estaba bajo custodia policial por profanar páginas del Corán.
"La multitud enfurecida entró en la estación de policía usando una escalera de madera, lo arrastró y lo golpeó hasta matarlo", afirmaba Waqas Khalid, un portavoz de la policía, en declaraciones al diario británico The Guardian. "Después del linchamiento, todavía no estaban satisfechos e intentaron quemar su cuerpo", agregó el oficial de Nankana Sahib, la ciudad de la provincia de Punjab donde tuvieron lugar los hechos.
En algunos vídeos publicados en redes sociales se ve cómo el hombre es arrastrado entre una muchedumbre que lo azota o incluso le prende fuego en plena calle. Le golpean con palos y correas desnudo. No es algo nuevo: últimamente ha habido una serie de casos similares en Pakistán. Turbas furiosas de gente terminan con la vida de personas acusadas de blasfemia. Sobre todo, musulmanes. El más destacado de ellos fue el linchamiento de un ciudadano de Sri Lanka en 2021.
La blasfemia es un tema muy delicado en Pakistán, donde incluso las acusaciones falsas pueden generar violencia. Según la ley pakistaní, los cargos de blasfemia conllevan la pena de muerte. El primer ministro, Shehbaz Sharif, condenó el incidente y ordenó una investigación. "¿Por qué la policía no detuvo a la mafia violenta? Se debe garantizar el Estado de derecho", preguntó.
Grupos de derechos internacionales y pakistaníes señalan que las acusaciones de blasfemia se utilizan principalmente para intimidar a las minorías religiosas y resolver venganzas personales. La Comisión de Derechos Humanos de Pakistán (HRCP) expresó también su preocupación, según apunta la rotativa inglesa.
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"HRCP está profundamente conmocionado por el brutal linchamiento de un hombre por parte de una turba cargada en Nankana Sahib, acusado de blasfemia. Este es otro fracaso del estado para evitar la 'justicia' de la mafia. La palabrería y las medidas débiles contra los agentes de la ley le dan al estado la apariencia de un observador indefenso, no un protector de la vida y la propiedad de los ciudadanos", escribieron.
La semana pasada, HRCP publicó un informe titulado A Breach of Faith: Freedom of Religion or Belief in 2021-22, que muestra alarma por el aumento de los problemas de blasfemia. "Se debe garantizar que las leyes en cuestión no sean utilizadas como armas por personas para resolver venganzas personales, como suele ser el caso", alegaban. El informe dice que la policía registró al menos 585 casos de blasfemia en todo Pakistán durante ese periodo, la mayoría de ellos en la provincia de Punjab.