Varias empresas chinas, entre ellas una con conexiones con el Gobierno de Pekín, han enviado a entidades rusas 1.000 fusiles de asalto y otros equipos que podrían utilizarse con fines miliares, como chalecos antibalas y piezas de drones.
Los envíos se realizaron entre junio y diciembre de 2022, según informa la publicación estadounidense POLITICO con datos proporcionado por ImportGenius, un agregador de datos aduaneros a los que ha tenido acceso.
Los 1.000 fusiles de asalto fueron enviados en junio de 2022 por China North Industries Group Corporation Limited, uno de los contratistas de defensa estatales más grandes del país, a la compañía rusa Tekhkrim que también hace negocios con el Estado y el ejército de Rusia.
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Los fusiles enviados con los CQ-A, inspirados en el M16 pero etiquetados como "rifles de caza civiles" en los datos aduaneros. Este tipo de rifles están siendo utilizados por la policía paramilitar en China y por las fuerzas armadas desde Filipinas hasta Sudán del Sur y Paraguay, como informa POLITICO.
Entre los envíos de China a Rusia también figuran piezas de drones y más de 12 toneladas de chalecos antibalas chinos, que pasaron a través de Turquía, a finales de 2022.
Aunque los datos de aduanas no muestran que Pekín esté vendiendo una gran cantidad de armas a Moscú específicamente, aclara la revista, revela que China está suministrando a las empresas rusas equipos de "doble uso" y artículos comerciales que también podrían usarse en el campo de batalla en Ucrania.
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Baterías y cámaras
Da-Jiang Innovations Science & Technology Co., también conocida como DJI, envió piezas de drones, como baterías y cámaras, a través de los Emiratos Árabes Unidos a un pequeño distribuidor ruso en noviembre y diciembre de 2022, según el medio estadounidense.
DJI es una empresa china que ha estado bajo vigilancia de Estados Unidos tras haber sido sancionada por el Departamento del Tesoro de 2021 por proporcionar al Estado chino drones para controlar a la minoría uigur en la región occidental de Xinjiang.
Además de los drones, Rusia ha dependido durante meses de otros países, incluida China, para obtener equipos de navegación, imágenes satelitales, componentes de vehículos y otras materias primas para ayudar a apuntalar la guerra que hace más de un año inició el presidente Vladímir Putin contra Ucrania.
Aunque las sanciones occidentales han obstaculizado la capacidad de Moscú para importar productos, desde microchips hasta gases lacrimógenos, Rusia aún puede comprar suministros que respalden su esfuerzo bélico de países "amigos"