Agencias

La policía de París ha prohibido las reuniones en la céntrica Place de la Concorde. Esta decisión se ha tomado mientras miles de manifestantes continúan protestando en toda Francia contra la decisión de Emmanuel Macron de forzar un cambio en la edad de jubilación estatal sin una votación parlamentaria.

Este sábado, 18 de marzo, hay convocadas protestas en ciudades como Burdeos, Nantes, Marsella, Brest y varios distritos de París. Se trata de marchas de "resistencia", según han alegado los sindicatos, antes de la huelga general del próximo jueves. Mientras, Macron ha forzado la aprobación de la Ley para aumentar la edad de jubilación de los 62 a los 64 años. 

La medida es legal, pero ha enfurecido a los partidos de la oposición y ha alentado a protestas espontáneas en la calle. Una rebelión similar a la de los chalecos amarillos de 2018. Según afirmó Philippe Martínez, líder de la federación sindical CGT, Macron estaba "advertido" de que "la situación era explosiva". "Nadie puede decir que no dijimos nada", incidió.

En París se espera que la huelga de la basura, que lleva 13 días, continúe hasta el martes. El cálculo es que dejará 10.000 toneladas de desperdicios en las aceras de los diferentes distritos. Las protestas, hasta el momento, han sido pacíficas, pero justo en París hubo altercados con la policía y se detuvo a 61 personas por un incendio. En Francia la cifra se amplía a unas 250

Aunque la mayoría de los países europeos superan esa edad de jubilación, en el caso de Francia hay una enorme oposición por la injusticia hacia quienes empiezan muy pronto a trabajar y en empleos físicamente difíciles o para los padres que interrumpen sus carreras.

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Los parlamentarios de la oposición han presentado dos mociones de censura, que se debatirán en el parlamento el lunes por la tarde. Su objetivo, obtener el apoyo suficiente para derrocar al gabinete y garantizar la derogación de la ley. Se espera que la primera ministra, Élisabeth Borne, y su gobierno sobrevivan a las votaciones, que, para tener éxito, necesitarían el apoyo de al menos la mitad de los diputados del principal partido de oposición de centro-derecha, Les Républicans.

El líder del partido, Éric Ciotti, ha dicho que no presentará su propia moción de censura ni votará para derrocar al gobierno, lo que probablemente forzaría elecciones anticipadas. Incluso si este gobierno sobrevive, Macron ha sufrido un gran varapalo en su imagen pública.