Los colegios electorales de Finlandia han abierto este domingo sus puertas para que los votantes elijan a los 200 diputados que compondrán el próximo Eduskunta (Parlamento unicameral de Helsinki).
En estas elecciones están llamados a las urnas alrededor de 4,5 millones de finlandeses, quienes podrán ejercer su derecho al voto en los trece distritos en que se divide el país.
Según el sondeo más reciente, publicado el jueves por la televisión nacional YLE, los dos partidos de la oposición, los partidos conservador Kokoomus y el ultraderechista Partido de los Finlandeses (antiguo Verdadero Finlandeses) están virtualmente empatados, con casi el 20% de los votos cada uno.
Les sigue muy de cerca el Partido Socialdemócrata (SDP) que lidera la primera ministra, Sanna Marin, que quedaría en tercera posición con el 18,7 % de los votos, pese a mejorar un punto los resultados que obtuvo en los comicios de 2019.
Sin embargo, dado que el margen de error del sondeo es del 2% y que casi un tercio de los encuestados no desveló su voto, se esperan unas elecciones sumamente reñidas en las que cualquiera de esos partidos podría hacerse con la victoria final.
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Esta encuesta confirma la progresiva pérdida de apoyo de los conservadores, que hace apenas tres meses aventajaban en más de cinco puntos a su entonces principal rival (el SDP), y el avance de la ultraderecha, que podría ganar unas elecciones parlamentarias por primera vez en la historia de Finlandia.
También pronostican una auténtica debacle para el Partido de Centro, principal socio del SDP en la coalición de Gobierno, que con el 10,7 % cosecharía el peor resultado de su historia. El quinto partido del país y tercer socio de Gobierno, Los Verdes, perdería 2,5 puntos y tendría que conformarse con el 9 % de los votos.
Más de 1,7 millones de electores, equivalentes al 40,5 % del censo total, votaron de forma anticipada la semana pasada, utilizando un sistema implantado en 1970 para favorecer la participación. Estas papeletas, más el voto por correo procedente del extranjero, se escrutarán a lo largo de la jornada y sus resultados serán publicados poco después del cierre de los colegios.
Los comicios finlandeses, más allá de reflejar la multitud de opciones del país, es una prueba para Marin. La actual primera ministra llegó al poder en 2019 con 34 años. Y a lo largo de estos años, su papel ha sido muy seguido por los medios de comunicación. La han apodado de diferentes formas por su juventud y su forma más informal de hacer política.
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Su mandato, además, se ha caracterizado por la oposición frontal a Rusia, su entrada en la OTAN y algunos escándalos de su vida íntima, como un test de drogas que se hizo después de un vídeo donde se la veía bailando en una fiesta con amigas. O la vez que salió con un diputado que había dado positivo por COVID-19 y la que se publicó una foto de dos influencers populares besándose en top less en su residencia oficial.
Marin también despierta un profundo rechazo de parte de la sociedad finlandesa. Sus detractores han intentado sacar episodios más controvertidos para desgastarla. Pero no lo han tenido fácil. Una de las amenazas es Riikka Purra, líder del Partidos de los Finlandeses de 45 años, que reencarna a la ultraderecha y ha cosechado simpatías con un mensaje nacionalista emitido por redes sociales y atacando el gasto público de Marin.