Se aproxima el Pesaj, festividad judía que conmemora la liberación del pueblo hebreo. Con esta fecha a la vista, que conlleva peregrinaciones a lo largo de la semana de Pascua, en Jerusalén se han puesto manos a la obra. Las plegarias que la gente inserta en los huecos y grietas del Muro de las Lamentaciones han sido retiradas.
Varios trabajadores de la Fundación del Muro de las Lamentaciones se han enfundado los guantes y algunos utensilios de madera y han empezado a quitar las notas de este espacio sagrado de la Ciudad Vieja. Así se han sacado miles de mensajes que la gente deja presencialmente o que envía por correo electrónico. De estas, 30.000 fueron enviadas online a través de la web de la Fundación, con EEUU, Brasil, Ucrania, Canadá, Rusia, Colombia o Eslovaquia, como los países que más enviaron por esta vía.
Las plegarias retiradas este domingo son las acumuladas en los últimos seis meses, ya que el muro se limpia de estos papeles dos veces al año: una, antes del Pésaj o Pascua judía, y otra antes del Rosh Hashana o Año Nuevo Judío, que se celebra en septiembre.
Después de la recogida, las notas se entierran junto a libros sagrados desgastados en un espacio designado para este acto del Monte de los Olivos. Además de los cientos de miles de fieles y turistas que acuden al muro a orar y hacer plegarias, la Fundación del Muro de los Lamentos permite realizar esas peticiones a través de su página web, que recibe una media de 3.000 al mes, que son colocadas entre las piedras del muro por sus trabajadores.
En el último año se han enviado más de 100.000 plegarias online a la web www.thekote.com, lo que supone un aumento del 30 % respecto al año anterior. Las notas se retiran siguiendo las pautas halájicas (norma judía), es decir, utilizando guantes y utensilios de madera desechables, y así se deja espacio para las nuevas notas de los turistas y visitantes que lleguen a Jerusalén en los próximos meses.
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La recogida y posterior enterramiento estuvieron supervisadas por el rabino del Muro de las Lamentaciones y los Shmuel Rabinowitz. Se realiza antes de lo conocido como selichot (oraciones penitenciales) y sigue ciertos protocolos, como guardar los mensajes en bolsas especiales y con utensilios de un solo uso. Luego se introducen en bolsas especiales y se colocan en contenedores geniza (ocultos).
Rabinovitch explicaba así a Euronews lo que significaba este hábito: "Cuando una persona escribe una nota y la coloca dentro del Muro de las Lamentaciones, en ese momento expresa sus deseos. No hay necesidad de guardarla por más tiempo". Entre quienes han participado en esta tradición se encuentran varios Papas, Donald Trump, Hillary Clinton o Barack Obama. La nota escrita por este líder en 2008 fue robada del Muro y vendida a un periódico israelí, que recibió miles de críticas al publicarla.
"Si Dios quiere, estas notas serán enterradas y esperamos que Dios escuche las oraciones de todos aquellos que presentan sus solicitudes aquí desde Israel y en el extranjero, judíos y no judíos por igual", zanjaba el rabino, que es uno de los responsables en insertar las notas que llegan online. El Muro de las Lamentaciones es lo que permanece del recinto del Segundo Templo, destruido en el año 70 d.C. (CE). Se encuentra hoy debajo de una plaza religiosa conocida por los musulmanes como el Santuario Noble y por los judíos como el Monte del Templo.