La periodista E. Jean Carroll ha pasado una de las pruebas más duras en este juicio civil contra Donald Trump por violación y difamación. En la sesión del jueves, el abogado defensor Joe Tacopina puso en duda su relato y dio a entender que, si no gritó, fue porque no hubo violación. Pero Carroll mantuvo su versión con solvencia y contraatacó: "Me violó tanto si grité como si no. No soy una gritona por naturaleza".
"La gente siempre pregunta: '¿Por qué no gritaste? Eso hace que las mujeres guarden silencio", dijo Carroll a Tacopina en el tercer día del juicio en un tribunal federal de Manhattan. Carroll negó enérgicamente la sugerencia de Tacopina de que esperó más de dos décadas para revelar su encuentro con Trump en un probador de los grandes almacenes Bergdorf Goodman para vender más copias de sus memorias de 2019.
Carroll, sin embargo, no fue contradictoria y volvió a relatar cómo entró al vestidor con Trump porque pensó que le estaba gastando una broma al decirle que se pusiera la ropa interior que él le había dicho que le quedaría bien.
"Si un hombre me dice que me pruebe ropa interior, le digo que se la pruebe él", dijo. "No tenía idea de cómo resultaría aquello. Simplemente pensé que esa divertida conversación continuaría".
Carroll afirmó que cuando Trump la atacó repentinamente en el probador, su primera reacción fue reírse: "La risa es una muy buena arma para calmar a un hombre si tiene alguna intención erótica". Luego, mostró a Trump como un "hombre brutal y peligroso".
Fue entonces cuando Tacopina la presionó insistentemente sobre por qué no gritó y ella dijo que, después de todo lo anterior, "tenía demasiado pánico para gritar". "No puedes castigarme por no gritar", repitió. Y recordó que muchas mujeres no denuncian precisamente porque la policía les cuestiona sobre cuánto gritaron.
Caso Harvey Weinstein
Carroll, de 79 años, dijo que se sintió obligada a hacerlo público después de que las acusaciones de violación contra el productor de Hollywood Harvey Weinstein en 2017 impulsaron a muchas otras mujeres a compartir sus relatos de abuso sexual en el movimiento MeToo. "Me hizo darme cuenta de que permanecer en silencio no funciona", dijo Carroll.
"Mujer tras mujer se puso de pie", recordó Carroll ante un jurado anónimo de seis hombres y tres mujeres. "Pensé: 'Bueno, esta puede ser una forma de cambiar la cultura de la violencia sexual'", continuó.
Así que, empujada por la energía de todas esas mujeres que ya lo hicieron antes, tras decenas de nuevas preguntas de Tacopina sobre la ausencia de gritos, Carroll perdió la paciencia y levantó la voz. "Se lo digo: me violó tanto si grité como si no", dijo.
No obstante, reconoció que si ha decidido no solo hacerlo público, sino también demandar a Trump por difamación, fue por una conversación con George Conway, quien estuvo casado con Kellyanne, una de las principales asistentes de Trump durante su presidencia. "A George Conway no le gusta Donald Trump", se limitó a decir Carroll.
Motivos económicos
El equipo legal del expresidente trató de socavar la credibilidad de la escritora y alegó que Carroll se inventó la presunta violación para vender más copias de su libro de memorias ¿Para qué necesitamos a los hombres? Por eso, según Tacopina, no lo hizo público antes, en 2016, cuando Trump se presentó a las elecciones presidenciales.
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Carroll dijo que simplemente no se le ocurrió por el mismo motivo por el que se mantuvo en silencio tantos años. "Nunca iba a hablar sobre lo que hizo Donald Trump", afirmó.
Tacopina también presionó a Carroll por su incapacidad para recordar exactamente cuándo ocurrió el encuentro: "Durante dos décadas, Sra. Carroll, nunca se lo dijo a la policía y nunca reveló la historia en sus cientos de columnas", dijo Tacopina.
Carroll reconoció que no se duchó inmediatamente, no fue al médico ni llamó a la policía, y que sólo se lo confió a sus amigas Lisa Birnbach y Carol Martin. Dijo que los sentimientos de "vergüenza o el miedo a las represalias" a menudo han impedido a las mujeres denunciar una violación.
Carroll dijo que también temía que Trump usara su riqueza contra ella. "Uno de mis mayores temores se hizo realidad", confesó Carroll. "Él tiene dos mesas de abogados aquí hoy". Trump, a diferencia de Carroll, no ha asistido al juicio y no está obligado a estar allí. Mientras Carroll testificaba, Trump estaba en Manchester, New Hampshire, en un acto de campaña.
Interrogada por su abogado
Antes de ser interrogada por Tacopina, Carroll contestó a las preguntas de su abogado Michael Ferrara. Ella mantuvo que demandar a Trump fue una forma de "recuperar mi nombre" después de haber sido objeto de una "ola de baba" por parte de los partidarios de Trump, y negó que lo hiciera por publicidad o venganza.
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"Me gusta la atención", dijo. "No me gusta especialmente llamar la atención por demandar a Donald Trump. Llamar la atención por ser violada es duro".
Se espera que Tacopina siga interrogando a Carroll cuando se reanude el juicio el lunes. El tiempo estimado que durará el juicio está entre una y dos semanas, que se le harán largas a Carroll: "Lamento alrededor de cinco veces al día haber demandado. No es agradable vivir bajo amenazas".
Lisa Birnbach, coautora de The Official Preppy Handbook, y Carol Martin, antiguo presentador de noticias de Nueva York, testifiquen a favor de Carroll. Ellas son las dos amigas a las que contó el suceso cuando ocurrió. Martin le aconsejó no denunciar entonces por el poder de Trump.