Irán ha construido una poderosa industria de armas basada en la tecnología occidental y Rusia está utilizando esos conocimientos contra las ciudades ucranianas, según una nueva investigación.
La Conflict Armament Research (CAR), una organización con sede en el Reino Unido que investiga los componentes de las armas, concluyó que los drones Shahed-136 vendidos a Moscú por Teherán funcionan con un motor basado en la tecnología alemana, adquirida ilícitamente por los iraníes hace casi 20 años.
El hallazgo, realizado a través de un examen detallado de los componentes recuperados en el territorio ucraniano y compartido con la Cnn, subraya la capacidad de Irán para imitar y perfeccionar la tecnología militar que ha obtenido ilegítimamente.
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A los funcionarios occidentales también les preocupa que los rusos puedan distribuir a los iraníes las armas y los equipos recuperados en Ucrania. Hasta el momento, no hay evidencia de que esto haya sucedido.
Sin embargo, las relaciones entre Teherán y Moscú se han vuelto mucho más estrechas. Rusia quiere drones y misiles balísticos e Irán quiere inversión y comercio ruso, es un pacto en el que los dos salen beneficiados. Esto convierte al Kremlin en el mayor inversor extranjero del país islámico durante el último año.
Y para los rusos, los drones iraníes son un sustituto económico de otros misiles mucho más costosos, cuyas existencias están disminuyendo. Los expertos creen que un Shahed-186, por ejemplo, cuesta alrededor de 18.000 euros, una pequeña fracción del costo de un misil de crucero Kalibr.
En octubre del año pasado, el jefe de la Inteligencia de Defensa de Ucrania, Kyrylo Budanov, dijo que Rusia había pedido alrededor de 1.700 drones iraníes de diferentes tipos.
Ucrania ha demostrado ser experta en derribar el Shahed-136, pero eso agota sus ya escasas defensas antiaéreas.
A pesar de una carga explosiva relativamente baja —de hasta 40 kilogramos—, un golpe preciso de un dron de estas características aún puede causar daños importantes.
Impulsado por la tecnología alemana
Entre noviembre del año pasado y marzo de 2023, la CAR pudo examinar los componentes de 20 drones y municiones de fabricación iraní en Ucrania, aproximadamente la mitad de ellos Shahed-136.
La organización pudo confirmar que el motor del Shahed-136 fue diseñado por una empresa iraní llamada 'Oje Parvaz Mado Nafar', conocida como Mado. La empresa fue sancionada por el Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Europea en diciembre del año pasado. En los estudios se han encontrado marcas de Mado en las tapas de las bujías de los motores del dron, así como las secuencias de números de serie utilizadas por Mado.
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Mado juega un papel crucial en la creciente industria de drones de Irán, según las Naciones Unidas. Los investigadores de la ONU también observaron el mismo patrón de número de serie al examinar los ataques con aviones no tripulados en Arabia Saudita supuestamente llevados a cabo por los aliados hutíes de Irán en Yemen, así como los ataques con misiles, el año pasado, contra Abu Dhabi, uno de los Emiratos Árabes Unidos.
Taimur Khan, analista del Golfo en la CAR, le comunicó a la Cnn que los sistemas de vehículos aéreos no tripulados (UAV) de Irán se refinan y modernizan constantemente y "han demostrado ser cada vez más precisos en términos de sus sistemas de orientación, así como en las capacidades de contrainterferencia".
Una larga búsqueda
El diseño del motor de Mado habla de un intenso esfuerzo iraní que se remonta a unos 20 años atrás para adquirir tecnología occidental para sus drones y misiles frente a las sanciones internacionales generalizadas.
En 2006, Irán adquirió ilícitamente motores para drones fabricados por la empresa alemana Limbach Flugmotoren. Tres años más tarde, un ingeniero iraní llamado Yousef Aboutalebi anunció que su empresa había construido un motor UAV.
La empresa parece haber tratado de ocultar su papel en la construcción de los Shaheds. Acabaron descubriendo que los números de serie originales de los componentes de drones encontrados en Ucrania habían sido borrados, en un aparente esfuerzo por ocultar su origen.
"Estas modificaciones han impedido que los investigadores identifiquen las redes de adquisición que facilitan el suministro internacional de componentes clave a Irán", dice la CAR.
Entre otros componentes occidentales adquiridos y copiados por Irán se encuentran piezas de misiles de fabricación checa. Un informe de expertos de la ONU en 2020 dijo que el motor de los misiles Quds-1 de Irán, utilizados en los ataques a las refinerías de petróleo saudíes el año anterior, era "una copia sin licencia del motor a reacción TJ-100, fabricado en República Checa". Los expertos dicen que el motor checo también parece haber sido instalado en el misil Heidar-2 de Irán.
La empresa dijo que nunca había suministrado el motor a Irán o Yemen, pero que Teherán se convirtió en un experto en evadir los controles sobre la tecnología delicada, en algunos casos utilizando empresas de fachada. Un panel de la ONU descubrió que las piezas exportadas en 2010 por el fabricante checo a una empresa en Hong Kong, terminaron en misiles iraníes utilizados en 2019.
La relación entre Irán y Rusia
Las ventas de drones han profundizado la relacion de Irán con Rusia, que ya se estaba fortaleciendo a medida que los dos países estaban cada vez más excluidos del comercio internacional y del sistema financiero.
"Definimos nuestras relaciones con Rusia como estratégicas y estamos trabajando juntos en muchos aspectos, especialmente en las relaciones económicas", confesó el ministro de Finanzas de Irán, Ehsan Khandouzi, al Financial Times el mes pasado.
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Es probable que los ingresos de la venta de cientos de drones Shahed-136 a Rusia se reinviertan en mejorar aún más la industria. Y la asociación puede comenzar a explorar nuevos territorios.
Khan cree que "dado el hecho de que Rusia está capturando armas occidentales sofisticadas en el campo de batalla, como el misil antitanque Javelin, y que existe una cooperación militar cada vez mayor entre los dos países, e Irán tiene capacidades comprobadas en este sentido, es probable que colaboren en la copia de este tipo de sistemas".
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También existe la posibilidad de que Rusia aproveche su cooperación con Irán para desarrollar sus propias capacidades de drones militares.
Pero hasta que eso suceda, es probable que el Ejército de Rusia siga siendo un cliente ávido de cientos de drones más de Irán, un Estado que ha hecho que evadir sanciones para construir una industria de armas autóctona sea un arte.