Agencias

En Sudán, la situación no deja de ser convulsa. Desde el sábado 15 de abril, el país está en un conflicto plagado de ataques en la capital, treguas violadas y emigración forzada. Aquella mañana, el ejército sudanés y la principal organización paramilitar del país, las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), se enzarzaron en choques armados que propiciaron un miedo general a la población. Como consecuencia, más de 550 personas han muerto y al menos 5.000 han resultado heridas en los enfrentamientos, según el Ministerio de Salud.

Y los 45 millones de habitantes de esta nación africana temen un conflicto civil de mayor envergadura. Esto ha llevado a un éxodo inmediato. Hasta el momento, diferentes países europeos e internacionales han facilitado la expatriación de sus ciudadanos. Y se calcula que unas 334.000 personas se han desplazado internamente y 100.000 han escapado de la violencia por alguna de las fronteras. De esta cifra, la gran parte ha elegido Egipto.

Su vecino del norte es el destino principal: según Acnur (la Agencia de la ONU para los refugiados), más de 64.000 personas, entre ellas 60.000 sudaneses, han cruzado por esta frontera. "Las últimas cifras de las llegadas fueron comunicadas directamente por el Ministerio de Exteriores egipcio a Acnur el 7 de mayo y ya son más de 64.000 personas las que cruzaron a Egipto, incluidos 60.222 sudaneses", anotó la portavoz de la agencia de Naciones Unidas en Egipto, Christine Beshay.

Beshay indicó que la mayoría de las personas que buscan refugio son "mujeres y niños con necesidades urgentes que incluyen atención médica, alimentos, agua y transporte". Además, Acnur estima que necesitará 445 millones de dólares para ayudar a las 860.000 personas que se prevé que huirán de Sudán en los próximos seis meses.

Desde Acnur, según recogen varios medios, advierten de que la situación para los sudaneses es muy complicada a la hora de marcharse. "Las condiciones humanitarias en el camino son malas", aseguraba Beshay, "nos han informado de que solo hay dos aseos de pago en la zona fronteriza sudanesa y los autobuses permanecen atascados hasta cinco días".

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Egipto, tal y como indican, no ha reforzado este paso fronterizo. Y los autobuses se alinean en la frontera hasta que les toque el turno de atravesarla. La espera es extenuante y apenas hay servicios, a pesar de que la Cruz Roja se ha movilizado en los últimos días y ha provisto de ayuda humanitaria. En el puesto de control, no obstante, las condiciones son muy precarias. 

Aparte, se ha multiplicado el coste de la huída. Según las declaraciones de algunos emigrantes registradas por distintos medios, las cantidades que han pagado por ir en minibús hasta Wadi Halfa o Argeen, -los dos principales puntos en Sudán para atravesar a Egipto- son hasta 10 veces más caras que antes del conflicto. Algunos llegan a pagar unos 2.700 euros por alquilar un transporte y congregar a una decena de personas.

No tiene pinta de que vaya a mermar la afluencia. Los combates entre el Ejército, liderado por Abdelfatah al Burhan, y las FAR, comandadas por Mohamed Hamdan Dagalo, alias Hemedti, no se han detenido. Ni siquiera tras los diferentes anuncios bilaterales de un cese de hostilidades. La crisis humanitaria, además, ha ido exarcerbando lo que ya existía, dilapidando algunas de las instalaciones sanitarias del país.

Este sábado, Faisal Bin Farhan, el ministro de Exteriores de Arabia Saudí, afirmó por primera vez desde el inicio de los choques de que los representantes de ambos bandos se encontraban en ese país "para entablar un diálogo" promovido por Riad y Estados Unidos. Sin embargo, tal y como comentaron representantes de ambas facciones, el diálogo será indirecto: no se verán "cara a cara" y sólo se hablarán temas humanitarios, no políticos.