Con casi un metro de diámetro y un revestimiento de enormes púas, las boyas esféricas son la última herramienta del gobierno de Texas para evitar que migrantes indocumentados crucen por el tramo del río Bravo que linda con este estado. Su gobernador, Greg Abbott, ha sido quien las ha instalado, agitando la polémica.

Más, cuando en estos días han aparecido los cuerpos sin vida de dos migrantes. Una desgracia que el gobernador ha achacado a otros factores. "Las boyas utilizadas por Texas no provocaron el ahogamiento de los dos cuerpos", ha indicado este miércoles el gobernador texano citando un artículo del periódico The Dallas Morning News.

En ese mismo texto se señalaba que las autoridades del estado estadounidense sabían que instalar este tipo de elementos violaban las leyes federales y tratados fronterizos. "Lo que esta historia no les dice es que le informé a Biden hace casi un año sobre la autoridad constitucional de Texas para asegurar la frontera", ha apuntado Abbott en este misma red social. "Los hechos importan", ha añadido.

Las autoridades del estado de Texas comenzaron a principios de julio a instalar una cadena de boyas gigantes en el río Bravo para intentar impedir la entrada de migrantes desde territorio mexicano. Una medida que ha sido demandada por la Administración Biden ante la negativa de quitarlas por parte de estado de Texas. "Están sembrando el caos", alegaron.

La demanda del Gobierno federal alegaba incumplimiento de la Ley de Uso Indebido de Ríos y Puertos al construir una estructura en un río navegable sin permiso del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Tierra. Sin embargo, el gobernador republicano texano, Greg Abbott, rechazó retirarlas alegando una "invasión" de inmigrantes

Imagen de las boyas instaladas en la frontera de Texas con México. REUTERS

"Texas utilizará plenamente su autoridad constitucional (estatal) para afrontar la crisis que habéis causado. Texas le verá en los tribunales, señor presidente", apuntó Abbott. El plan de este gobernador es emplazar las boyas con púas en una extensión de unos 300 metros cerca de Eagle Pass, que colinda con la ciudad mexicana de Piedras Negras, un transitado paso de migrantes indocumentados hacia EEUU. El río cubre la mitad este de los más de 3.000 kilómetros de la frontera que comparten ambos países americanos.

México, por su parte, ha repetido su disconformidad con este asunto: "Reiteramos la postura del Gobierno de México sobre que la colocación de boyas alambradas por parte de las autoridades de Texas es una violación a nuestra soberanía", rezaba el comunicado emitido por la Cancillería mexicana el miércoles por la tarde. "Externamos nuestra preocupación sobre el impacto a los derechos humanos y seguridad personal de los migrantes que tendrán estas políticas estatales, que van en sentido opuesto a la estrecha colaboración entre nuestro país y el Gobierno federal de los Estados Unidos", agregaba.

"No debe tratarse así a nadie, que eso no es de gente buena, y que solo siendo buenos podemos ser felices", declaró el presidente mexicano Alberto Manuel López Obrador hace unos días en una rueda de prensa diaria. "Abbott no debería actuar así; es inhumano", zanjó.