Emiratos Árabes Unidos: un gigante que no deja de crecer en África y amenaza al mundo
Emiratos Árabes Unidos se ha convertido en la gran amenaza dadas las inversiones diseminadas que tiene en África.
18 septiembre, 2023 02:50Emiratos Árabes Unidos (EAU) se ha convertido en una amenaza para la hegemonía de muchos de los países con inversiones en África. EAU está entre los mayores compradores de materias primas del continente africano con el oro, los diamantes y el cobre entre sus mayores adquisiciones.
EAU es hoy el mayor comprador de materias primas en Mali, Zimbabue, Sudán, Uganda, Níger y Botsuana y el segundo en Guinea Conakry, República Democrática del Congo y Ghana.
El país de Oriente Próximo es también el mayor vendedor de productos en Somalia, el segundo en Sudán y el tercero en Kenia, Libia, Tanzania, Zambia y Yibuti, siendo el petróleo y los equipos electrónicos, pero también el azúcar y el tabaco, los bienes que conforman la mayor parte de sus exportaciones hacia África.
Se trata del mayor importador de los diamantes procedentes de República Democrática del Congo, siendo el país africano el segundo productor de diamantes del mundo. Donde EAU importó en 2022 un 78% de los diamantes congoleños, Bélgica se hizo con un 18% y la India un 3%.
No es calderilla. Cada año adquiere ingentes cantidades de materias primas africanas por un valor superior a 40.000 millones de dólares. Para ofrecer contexto a la cifra, ésta equivale a cinco veces lo que gasta Turquía en el continente, o más de lo que supone el PIB anual de 37 naciones africanas.
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Entre que los golpistas en Níger claman en lo referente al uranio que compra Francia (que supone un 5.2% de las exportaciones nigerinas), el valor del oro adquirido por EAU a la misma nación se cuantifica como un 70% de sus exportaciones. Mientras los ciudadanos malienses acusan a diario a Francia de saquear su país, pese a que los galos apenas exportan desde Mali, un 81% del oro maliense termina en EAU. Suma y sigue en la asombrosa introducción de una nueva potencia en el escenario africano, mientras el mundo se estanca en retóricas obsoletas que dejaron de aplicarse a principios del siglo XXI.
Emiratos Árabes Unidos avanza inexorable, y los artilugios que se venden en las boutiques de África Occidental proceden, según los vendedores entrevistados sobre el terreno, de China y de Turquía, pero también de EAU.
El país árabe se encuentra en tantas tazas, en tantos cubos de plástico que las mujeres utilizan para fregar el patio de su casa, en los sobres de azúcar que espolvorean los sudaneses en sus vasitos de café, en las baterías de los teléfonos móviles de los libios y los somalíes, en los combustibles de los vehículos zambianos y tanzanos.
Pero el mercadeo de los árabes en el continente sobrepasa la banal compraventa de materias primas y de artículos para el hogar. Otro ejemplo sería una floreciente industria armamentística emiratí que encuentra, poco a poco, como otras potencias de menor categoría que rellenan los huecos que dejan Rusia y China, un mercado hambriento en las naciones africanas donde la guerra se ha convertido en la línea de diálogo habitual.
No se trata sólo de que la compañía emiratí Caracal International sea actualmente la empresa de armas pequeñas que presume de un mayor crecimiento porcentual en el norte de África, ni que el grupo EDGE firmase un acuerdo de cooperación con el ejército de Tanzania (el mismo ejército que desaloja a los masái) durante la feria de defensa IDEX que ocurrió en Abu Dabi durante este último mes de febrero.
Es que la venta de armas se extiende también a un envío de vehículos blindados Nimr MCAV-20 a Chad en agosto de este mismo año; a la firma de un acuerdo entre Abu Dabi Ship Building (ADSB) y Angola para proveer al país africano de corbetas y pequeñas embarcaciones de uso militar con un valor inicial de 1.000 millones de euros; a la venta de ocho helicópteros AS350 Fennec a Kenia; a la venta de drones y armas ligeras a lo largo de todo el continente, con especial mención a los bandos enfrentados en la actual guerra civil sudanesa.
Somalia y Sudán
La relación entre Emiratos Árabes Unidos y la guerra civil que lleva desarrollándose en Sudán desde abril de 2023 podría considerarse la muestra perfecta, junto con Somalia (de la que se hablará más adelante) para comprender hasta qué punto influye la nación árabe en África. Un ejemplo a destacar durante los primeros días del conflicto fue el uso de municiones emiratíes por parte de las RSF, según registraron desde el ejército regular tras tomar una de sus bases. Unas municiones que venían siendo entregadas al grupo paramilitar desde 2019 y con motivo de la asociación entre las RSF y EAU en la guerra de Yemen, donde ambos llevan combatiendo codo con codo desde 2015.
Mohamed Hamdan Dagalo, el líder de las RSF, se reunió además en el pasado mes de febrero (apenas un mes antes del inicio de la contienda) con el príncipe heredero Mohamed bin Zayed, momento en que el emiratí aprovechó para comunicar su "preocupación" sobre la situación política en Sudán. Resulta interesante conocer que Dagalo también se encontró con altos cargos emiratíes en las semanas previas al golpe de Estado de 2021 en colaboración con Al Burhan, golpe donde EAU se reconoció en la comunidad internacional como una de las naciones más beneficiadas.
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O que un informe publicado por Global Witness el 9 de diciembre de 2019 demostró que EAU ha sido un pagador asiduo de los servicios de las RSF en Yemen y de las cuentas bancarias de las que dispone Dagalo en Sudán y Emiratos Árabes en particular.
Ente otras operaciones, dicho informe muestra que las RSF compraron más de 1.000 vehículos a proveedores emiratíes sólo durante ese año. Finalmente, y como guinda del pastel armamentístico en Sudán, un reportaje publicado recientemente por el Wall Street Journal demostró que EAU aportaba armamento a ambos bandos del conflicto a través de una supuesta "ayuda humanitaria" enviada vía Uganda.
En lo que respecta a Somalia, esta nación sin paz del cuerno de África hace años que lleva considerándose como el mayor socio de Emiratos Árabes Unidos en el continente. Lo que comenzó con un programa para entrenar a las fuerzas gubernamentales somalíes en 2014, terminó con EAU convirtiéndose en el mayor proveedor de bienes de Somalia y con un artículo del medio digital Black Agenda Report titulándose: "¿Controla EAU a Somalia?"
El último acuerdo militar entre ambas naciones se firmó en marzo de 2023, mientras que el primer ataque aéreo efectuado por fuerzas emiratíes contra objetivos del grupo terrorista Al Shabaab también tuvo lugar este año. Emiratos Árabes Unidos se ha convertido así en una potencia militar con presencia en África. Además, dispone desde 2018 de una base naval en la zona de Somalilandia y posee derechos de explotación en el importante puerto de Berbera, a las orillas del Golfo de Adén.
Las relaciones entre Somalilandia (zona de tintes independentistas en Somalia) y EAU pusieron brevemente en peligro su asociación con Somalia hasta este mismo año, otra vez, momento en que Hassan Sheikh Mohamud recuperó la presidencia del país gracias al respaldo financiero de EAU en su campaña electoral. Un mes después de firmar ambas naciones el acuerdo militar mencionado al inicio de este párrafo, comenzaron las obras para construir otra base emiratí en Jubaland.
Ayudas al desarrollo y programas de energía
Pero la historia no acaba aquí, como tampoco acabará con el fin de esta pieza. La mano de Emiratos Árabes Unidos abarca también proyectos relacionados con el desarrollo energético del continente. En 2022 se anunció el lanzamiento del programa Etihad 7, cuyo objetivo consiste en facilitar energías limpias a 100 millones de africanos antes de 2035. Nigeria, pero también Zambia y Sudáfrica, se suponen que son las naciones que más se beneficiarán del programa. Sólo en Zambia se prevé una inversión emiratí de 2.000 millones de dólares destinados a la construcción de granjas solares que proveerán de energías limpias a una generosa parte del país.
Los Emiratos Árabes Unidos suponen la mayor fuente de inversión extranjera directa para África entre los estados miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), según las últimas cifras publicadas; tratándose actualmente el CCG del mayor inversor en África, por delante incluso de China, desde 2019.
Comenta Ignacio Álvarez-Ossorio, catedrático titular de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad Complutense de Madrid, que "en el caso de EAU, las principales inversiones de su fondo soberano, el tercero más importante del mundo, se dirigen sobre todo a las infraestructuras, la logística, la minería, las comunicaciones y el turismo africanos". Un ejemplo de su interés por el turismo en África sería la compañía de safaris emiratí Otterlo Business, cuyos negocios en Tanzania han llevado a la expulsión de la población masái de sus territorios tradicionales de Loliondo.
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Un informe publicado por la consultora inmobiliaria Knight Frank descubrió además que los EAU inyectaron 59.400 millones en sectores de infraestructura y energía en África entre 2012 y 2022. Esa cifra supuso una generosa porción de los 101.400 millones que fluyeron hacia el continente desde los estados del Golfo. Yendo más allá, EAU se considera por sí misma como una de las cinco naciones más dinero prestó a África en 2021, esto sin contar con sus generosas contribuciones al Banco del Desarrollo Islámico y al Fondo Árabe para el Desarrollo Económico y Social y sólo en Sudáfrica ofrecen más de 135 becas anuales para facilitar que sus estudiantes puedan cursar sus estudios en Abu Dabi.
Emiratos Árabes Unidos ha servido de mediador en las tensiones fronterizas que afectan desde hace años a Eritrea y Yibuti. Invirtió en Egipto miles de millones de dólares junto con Arabia Saudí y Kuwait tras el derrocamiento de Mohamed Morsi en 2013, aliviando la situación económica del país de los faraones para garantizar la estabilidad de su nuevo gobierno.
Firmó en 2021 un acuerdo bilateral de defensa con Nigeria (que se añadiría a los programas energéticos en curso) centrado en el desarrollo de tecnologías en el ámbito militar. Ha adquirido casi medio millón de hectáreas soóo en Sudán para cultivos.
El catedrático de la Complutense indica que "todos estos movimientos tienen mucho que ver con la necesidad de diversificar las economías del Golfo y hacerlas menos dependientes del petróleo y el gas".
Un vínculo histórico
Es que los árabes, ya sean emiratíes o qataríes o saudíes, juegan con ventaja en África. Mientras las relaciones entre Europa y el sur del Sáhara se limitan a los últimos cuatro siglos, donde Rusia y China hace apenas un puñado de décadas que subieron a la noria africana, los árabes remontan sus relaciones a miles de años.
No se trata sólo de las invasiones musulmanas del Magreb, ni de las rutas comerciales establecidas a lo largo del Sahel, hasta la actual Senegal, a lo largo del medievo. Hablamos del sultanato de Zanzíbar y sus orígenes en el siglo XVII y del comercio de esclavos que afectó a la práctica totalidad de la costa oriental africana durante casi mil años.
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Hablamos de una relación religiosa con un continente, África, donde 13 países poseen una mayoría de su población musulmana; un 41% de los africanos practican esta religión. Y no sería como ocurre con el cristianismo, llegado de la mano de los misioneros durante las colonizaciones del siglo XIX, sino que haría falta remontarse a los gloriosos años de Mansa Musa en el imperio de Mali, allá por el siglo XIII, para encontrar los primeros vestigios de una religión compartida hasta la saciedad entre ambos bloques.
Para demostrar esta relación, la sociedad emiratí Dar Al Ber, lleva inaugurando mezquitas en Uganda desde 2019. En este vínculo cultural milenario se encuentran los motivos que explican el fondo económico creado en mayo de 2023 por EAU para restaurar y mantener diferentes sitios declarados Patrimonio de la Humanidad en el continente africano, con proyectos en Sudán, Etiopía y República Democrática del Congo y con especial atención a la preservación de documentos religiosos.
Mientras el africano de a pie muestra un gran interés por estos vínculos religiosos, Álvarez-Ossorio considera que "más que vínculos religiosos e históricos, yo hablaría de intereses geoestratégicos" en lo que respecta a la postura de los árabes.
"La Primavera Árabe representa un punto de inflexión, porque a partir de entonces se establecen dos bloques, el primero partidario del statu quo autoritario y liderado por Arabia Saudí y EAU, y el segundo favorable al ascenso del islam político capitaneado por Qatar y Turquía. Ambos bloques intervinieron activamente en países como Túnez, Egipto y Libia, decantándose la balanza a favor del primer bloque".
Este artículo, apenas muesta la punta del iceberg emiratí en África. El retorno de las relaciones religiosas, políticas y comerciales que tuvieron sus inicios durante el medievo, sólo para darse un breve respiro durante la época del colonialismo y volver a atacar con una fuerza inusitada en los últimos diez años.
Occidente mira a Rusia y a China con el temor de perder de su mano su influencia en África, obviando la presencia de terceras naciones. Pero cuando se trata con un continente tan extenso, tan prometedor y rico en materia prima, la influencia perdida se escurre entre los dedos como haría el agua en un bote de arena.
La reciente entrada de Emiratos Árabes Unidos en el bloque de naciones BRICS, donde se encuentran además Egipto, Etiopía y Sudáfrica, supondrá además un nuevo paso hacia delante en sus relaciones con el continente. Suma y sigue para el bingo.