Las autoridades de Papúa Nueva Guinea han elevado a 64 las personas que ha muerto a tiros durante una emboscada ocurrida en la remota provincia de Enga, situada en la región montañosa de Highlands, en el centro de Papúa Nueva Guinea y escenario de frecuentes enfrentamientos tribales.
La nueva cifra se da después de que la Policía papú recuperara en las últimas horas ocho cuerpos, que se suman a los 56 que se retiraron el domingo de las praderas del distrito de Wapenamanda (Enga), aunque se cree que aún quedan algunos cadáveres en el lugar de la matanza, según publicó el diario papú Post Courier.
El superintendente en funciones de la Policía de Papúa Nueva Guinea, George Kakas, aseguró este lunes a la cadena pública australiana ABC que el suceso, ocurrido el domingo, sería "la mayor matanza que se ha visto en Enga, quizá también en toda Highlands, en Papúa Nueva Guinea".
El alto mando policial indicó que la matanza ocurrió cuando una tribu emboscó la mañana del domingo a otra tribu rival que, junto a sus aliados y un número indeterminado de mercenarios, se dirigía a atacarlos.
La Policía también explicó que los enfrentamientos con armas de asalto y de tipo militar como SLR, AK47, rifles M4. M16, entre otras armas, fueron protagonizados por las tribus Arbulin y sus aliados contra las Sikin y otros grupos afines.
El medio papú Post Courier publicó el domingo algunas imágenes que circularon en las redes sociales tras la masacre que mostraban varios cuerpos desperdigados al lado de una carretera sin asfaltar o apilados sobre los camiones de la Policía.
"Empezamos a recoger cadáveres, esparcidos por todo el campo de batalla, las carreteras, la orilla del río... y fueron cargados en camiones de la policía y llevados al hospital", explicó Kakas a la ABC.
Los enfrentamientos tribales en Enga- en la que estarían implicadas unas 17 tribus- se agravaron en 2022 durante las elecciones.
En septiembre del año pasado se produjo otra serie de incidentes violentos después de que una tribu fuera acusada de matar a un hombre, lo que obligó a las autoridades a restringir el movimiento de los ciudadanos.
Papúa Nueva Guinea, una nación rica en recursos que tiene a una gran parte de sus 12 millones de habitantes en situación de extrema pobreza, está aislada por los problemas de conexión e infraestructura, especialmente en áreas remotas donde la seguridad y servicios básicos de salud y educación escasean.
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