Son tiempos convulsos en Europa y en el resto del mundo. La violencia avanza y la paz escasea. Eventos de importante convocatoria, como son los Juegos Olímpicos, sirven de punto estratégico para que criminales de distinta índole monten su espectáculo. En París existe preocupación. Y con mucha razón. Mientras pasaba la llama olímpica el jueves pasado por la ciudad de Burdeos, un hombre, que antes había rendido homenaje a un terrorista en sus redes sociales, fue detenido minutos antes de perpetuar una matanza. Esta vez hubo suerte. La próxima, no lo sabemos.
Según informó Gérald Darmanin, ministro del Interior de Francia, el arresto se hizo en contra de "un individuo que planificaba una acción violenta durante el paso del relevo de la llama olímpica en Burdeos". La planificación se vio interrumpida por la oportuna acción policial y por la contribución del internet. Poco antes de aquel día, el joven rindió homenaje en la web a un asesino que mató a seis personas en Estados Unidos el año 2014. La motivación del crimen fue una venganza por las mujeres que lo ignoraron.
Facebook fue el medio que escogió el joven para vanagloriar a un criminal despachado. Según el canal de televisión BFMTV, tendría 26 años. ¿Cuántos más como él están sueltos esperando una oportunidad? Difícil saberlo. Lo cierto es que las autoridades se preparan ante las amenazas y trabajan día y noche con vistas a que el evento se pueda desarrollar con normalidad y quede en la historia por aspectos positivos.
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A veces puede ser un ataque de locura, otras el recelo hacia las mujeres por sentirse rechazado. También, por supuesto, un ataque metódicamente organizado con fines mayores, como el que ocurrió el año 2015, también en Francia. En ese entonces el Estado Islámico atacó diferentes zonas de la capital y sembró un miedo que aún resuena en la ciudad y el país entero. Las Olimpiadas de este año podrían verse bajo amenaza. Sobre todo, tras el brutal atentado que tuvo lugar en Moscú, Rusia, hace nada más que un par de meses, también atribuido por la organización radical yihadista.
'Urgencia Atentado'
Poco después de la explosión de una sala de conciertos en Rusia, que dejó una estela importante de fallecidos y heridos, Francia elevó el nivel de inseguridad a "Urgencia Atentado". Las posibilidades de que ocurra un episodio de esas características, creen las autoridades, es cada vez mayor. Sentimientos nacionalistas, sumados a la tensión que se vive en Oriente Próximo, no harían más que hacer crecer esa incertidumbre.
Por el momento, sin embargo, los planes continúan su marcha y nada de lo que estaba previsto en un inicio ha sufrido modificaciones. El 16 de abril, en la emisora RFI, Tony Estanguet, presidente del Comité de Organización, señaló que la idea sigue siendo abrir la competición olímpica en el río Sena. Ante la consulta sobre si existiría un plan B, quienes están detrás de la logística han optado por el silencio. Sólo plan A por ahora.
La amenaza del terrorismo se suma a las distintas guerras que azotan al mundo. La mentalidad parisina, al igual que la del resto de Europa, está alicaída por los varios peligros que habitan el ambiente. Pero Francia no se cruza de brazos y tiene una estrategia en marcha para prevenir y/o reaccionar con celeridad ante episodios que pongan en riesgo a la competición y todos los asistentes. En caso de un ataque terrorista, la unidad de élite de Gendarmería, más conocida como GIGN, es la que tiene la responsabilidad de intervenir. Es ese organismo, de hecho, el que tiene la función de avanzar junto a la llama y estar atentos a cualquier movimiento extraño.
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Menos de dos meses quedan para el inicio de los Juegos Olímpicos. La llama avanza a su ritmo y los atletas de distintas disciplinas se alistan para dar a conocer su mejor rendimiento. Los agentes policiales, en tanto, se alistan también para un desafío aún mayor que el que tienen los competidores. A la labor de la GIGN se añade el despliegue de 'antidrones', los cuales deberán observar cualquier posible aparato volador a la distancia que pueda ser asociado a fines terroristas.
El estado es de máxima seguridad. Los protocolos fueron diseñados con rigurosidad y las investigaciones sobre potenciales amenazas se reservan a pocas voces y las conversaciones internas son de extrema confidencialidad. Algunos datos los sabemos. A diario, desde que inicien hasta que acaben los Juegos, se movilizarán 200 efectivos del RAID, unidad de élite de la policía nacional. Sólo para la inauguración en el río Sena habrá más de cien agentes. El tiempo corre y Francia elige actuar.