Las tensiones permanecen en la frontera entre Israel y el Líbano y son cada vez más los actores que se ven amenazados por el conflicto. Uno de ellos es Chipre, un país de sólo un millón de habitantes ubicado en el mar Mediterráneo. La Unión Europea (UE), observando el peligro que afecta al pequeño territorio, decidió pronunciarse en su favor y abrirse a discutir el establecimiento de una misión naval en el país. Esto último, como manera de resguardar su seguridad ante posibles ataques de Hezbolá

"Si Chipre solicita apoyo concreto de la UE, intentaremos establecer allí también una misión naval para mejorar la situación de seguridad sobre el terreno", dijo Josep Borrell, alto representante de Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la Unión.

El jefe de la diplomacia en la región respondió de esa manera a una pregunta sobre la postura del organismo ante la amenaza del grupo libanés a Chipre. A medida que avanzan los días, más se agudiza el peligro. "Chipre está amenazado y el conflicto se siente incluso directamente en el Mar Rojo, donde los buques de guerra europeos protegen las rutas comerciales marítimas de los ataques de las milicias hutíes aliadas de Irán", añadió Borrell. 

Las tensiones con Chipre quedaron manifiestas cuando el pasado miércoles el líder de Hezbolá, Hasán Nasrala, advirtió de que tratará al país isleño como parte beligerante si permite que Israel use sus bases o aeródromos durante una potencial guerra con el Líbano, cuestión que conforme avanza el tiempo se ve más posible. 



Borrell, sin mencionar detalles o plazos, señaló sin titubeo la convicción de Bruselas: Chipre cuenta con todo nuestro apoyo en esta situación.  "Ya apoyamos a Ucrania con material militar, ¿por qué no a Chipre?". Pese a lo anterior, agregó que por el momento no considera necesario prestar armamento. "La situación es bastante tensa, pero no debemos exagerar con alarmismo. Cuando Hezbolá hace amenazas, no significa que tengamos que mover las baterías Patriot al día siguiente".

Las declaraciones del vicepresidente de la Comisión Europea fueron después de volver de Austria, donde recibió el premio 'Alois Mock' por su trabajo en favor de la región. Al recibir ese reconocimiento en el 'Foro Europeo' en el monasterio de Göttweig, a unos 80 kilómetros al oeste de Viena, Borrell destacó la importancia de fortalecer la unidad entre los países del continente, sobre todo en días en que los peligros son inmensos. "Ningún país europeo puede enfrentar solo los desafíos de este mundo, ni siquiera el más grande y poderoso. Solos serán irrelevantes para enfrentar los desafíos del mundo"