Los protagonistas del mayor canje de presos entre Rusia y Occidente desde 1985 fueron 24 personas, a lo que hay que sumar a dos menores de edad, hijos de una pareja rusa liberada por Eslovenia.

Entre los liberados de este intercambio masivo hay periodistas, opositores, agentes de los servicios secretos, varios condenados por espionaje y, por primera vez en la historia, activistas y defensores de los derechos humanos.

Krásikov, polémico y deseado

El presidente ruso, Vladímir Putin, había dejado claro hace muchos meses que el agente del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antes la KGB), Vadim Krásikov, conocido como el asesino de Tiergarten, condenado a cadena perpetua por asesinato en Alemania, era el mayor objeto de deseo del Kremlin en caso de un canje con Occidente. 

En 2019 mató a disparos desde su bicicleta a un refugiado georgiano en el parque Tiergarten de Berlín a plena luz del día. La víctima luchó contra Rusia en la segunda guerra chechena y Putin se vengó. Este viernes, el Kremlin ha admitido por primera vez que es miembro del FSB y que también ha trabajado para el servicio de seguridad presidencial. 

Krásikov era la liberación más deseada del Kremlin, pero también es la pieza más polémica del intercambio de presos ejecutado este jueves entre Occidente y Rusia. En Alemania, algunos medios señalan que su liberación se puede considerar como una victoria de Putin pese a que entienden la decisión política. 

El diario Der Spiegel señala: "Fue correcto que el canciller Olaf Scholz dejara ir al asesino de Tiergarten para liberar a 16 personas inocentes. Pero no hay motivos para ser optimistas cuando se trata de Rusia; Vladimir Putin sigue siendo un chantajista impredecible". 

Ante la polémica levantada en Alemania, el propio canciller, Olaf Scholz, ha reconocido que fue "una decisión difícil". "Para nosotros era importante la obligación de proteger a los ciudadanos alemanes así como la solidaridad con Estados Unidos", afirmó Scholz. 

La ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, calificó el intercambio como un "dilema muy delicado". 

En declaraciones a la prensa occidental, Putin defendió el asesinato aduciendo que Krásikov cumplió con su deber patriótico al eliminar a un criminal vinculado con la guerrilla separatista chechena.

Por ello, no fue casual que Krásikov fuera el primero en descender anoche por la escalerilla del avión y el primero con el que el jefe del Kremlin se fundió en un abrazo.

Espías, periodista y 'hackers'

Los otros siete rusos incluyen a tres acusados de espionaje en países europeos. Artem Dulcev y Ana Dulceva se declararon culpables de los cargos de espionaje y falsificación de documentos ante la Justicia de Eslovenia antes de ser liberados. Mijaíl Mikushin también fue condenado por el mismo motivo en Noruega.

El periodista español nacido en Rusia, Pablo González, también fue acusado de espionaje a favor de Rusia, motivo por el que llevaba encarcelado casi dos años y medio en Polonia.

El hacker Román Selezniov cumplía 27 años de prisión en EEUU; Vladislav Kliushin fue sentenciado en ese país a nueve años por delitos informáticos; mientras Vadim Konoschenok fue detenido en Estonia y extraditado a EEUU por comprar equipamiento electrónico para la industria militar rusa.

Los estadounidenses

A petición de la defensa, los tribunales rusos habían acelerado en julio el juicio contra el periodista de The Wall Street Journal, Evan Gershkovich, que fue condenado a 16 años por espionaje tras publicar un reportaje sobre el suministro de armamento a las tropas rusas que combaten en Ucrania. El Kremlin le acusó de trabajar para la CIA, algo que Gershkovich, su periódico y la Casa Blanca han negado reiteradamente. 

En el mismo canje entró el exmarine Paul Whelan. El militar fue condenado a 16 años de cárcel en 2021 tras ser detenido por presunto espionaje para la CIA en 2018. Whelan tiene cuatro nacionalidades, estadounidense, canadiense, británica e irlandesa. Fue despedido del ejércite en 2008 por mal comportamiento y se convirtió en consultor de seguridad, por lo que viajaba entre Estados Unidos y Rusia por su trabajo. Fue detenido en diciembre de 2018 por la FSB, que aseguró que le "pillaron espiando". Su familia siempre ha negado que fuera espía de la CIA. 

Les acompañó la periodista ruso-estadounidense Alsú Kurmashova, que trabaja para Radio Free Europe/Radio Liberty. Fue detenida en junio de 2023, cuando viajó a Rusia para ver a su madre, y recibió una condena a seis años y medio de prisión por publicar información falsa sobre el ejército ruso. Vive en Praga junto a su marido y dos hijas. 

El presidente de EEUU, Joe Biden, los recibió junto a Vladímir Kara-Murzá, uno de los grandes críticos del régimen de Putin y la guerra de Ucrania. En 2023 fue condenado a 25 años de cárcel por difundir información "falsa" sobre el ejército ruso y por estar afiliado a una "organización no deseada". Murzá, que colaboró durante muchos años con medios estadounidenses, siempre negado las acusaciones. 

El periodista ruso que cumplía la condena en una cárcel de Siberia, donde desarrolló un problema neurológico tras ser envenenado. 

Alemania rescata a cinco

Según la prensa alemana, la Justicia alemana dio de muy mala gana el brazo a torcer en el caso de Krásikov, algo que reconoció el propio Biden.

A cambio, cinco ciudadanos alemanes, algunos de los cuales también tenían pasaporte ruso, fueron liberados por Moscú. Putin indultó anoche a los dos condenados por espionaje: Kevin Lik, de 19 años, y Demuri Voronin.

En cuanto a los otros tres alemanes liberados, German Moyzhes y su compatriota Patrick Schoebel aún no habían recibido formalmente una condena en Rusia. Mientras, Rico Krieger había sido indultado hace días por el presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, después de ser condenado a muerte por terrorismo.

Opositores

Por primera vez, según los historiadores, Moscú aceptó canjear a opositores, activistas y defensores de los derechos humanos.

Es el caso de Oleg Orlov, el octogenario dirigente de la organización Memorial, premiada en 2022 con el Nobel de la Paz. Le acompañó otro conocido opositor, Iliá Yashin, quien fue condenado por criticar la campaña militar rusa en Ucrania; y también Andréi Pivovárov, quien trabajó para Rusia Abierta, organización fundada por Mijaíl Jodorkovski.

El canje incluyó a varios colaboradores del fallecido líder opositor, Alexéi Navalni: Lilia Chanisheva, Vadim Ostanin y Ksenia Fadéyeva, la última persona en ver a Navalni antes de su envenenamiento con Novichok en 2020.

La excepción a la regla fue la artista Alexandra Skolichenko, quien fue condenada por sustituir las etiquetas de los precios de un supermercado por mensajes sobre los supuestos crímenes de guerra cometidos por soldados rusos en Ucrania.

Navalni iba a ser liberado

Precisamente, el gran ausente en el canje fue Navalni. El opositor debió ser liberado en febrero pasado a cambio de Krásikov, pero Putin torpedeó en el último momento el canje, según denunciaron los colaboradores de Navalni.

El enemigo número uno de Putin murió en una prisión ártica, pero sus colaboradores han sido liberados, de lo que se congratuló su viuda, Yulia Naválnaya, a la que llamó el jueves por teléfono la vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris, para expresarle su apoyo.