La próspera Singapur refuerza las medidas de seguridad y los preparativos ante la visita del Papa este miércoles, la primera de un jefe de la Iglesia católica desde 1986, en la que la isla hará gala de su pluralidad religiosa en el final de la larga y extenuante gira por Asia-Oceanía de Francisco.
Ciudad-Estado como el Vaticano y paradigma de la priorización de la seguridad y el desarrollo, la parada en Singapur, que acoge al Papa desde este miércoles y hasta el viernes, supone un contraste con los destinos previos del viaje del 2 al 13 de septiembre, que ha llevado al sumo pontífice a algunos de los rincones más pobres del planeta.
Tras empezar el tour en Indonesia y continuar por los depauperados Papúa Nueva Guinea y Timor Oriental, el Papa descansará en Singapur, donde sólo tiene previsto más tarde un encuentro con miembros de la Compañía de Jesús en el Retiro de Saint Francis.
La visita del Papa, de 87 años, es un evento excepcional en la isla, que recibió por última vez a Juan Pablo II en 1986, y para el que ha reforzado los controles de seguridad por tierra, mar y aire.
La Autoridad para el Control de Inmigración (ICA, en sus siglas en inglés) publicó en su cuenta de Facebook el domingo que hasta el día 14 "se aumentarán los controles de seguridad para los viajeros" y advirtió sobre posibles demoras en los pases de inmigración en una isla que suele enorgullecerse de su eficacia y puntualidad.
Para Singapur, que combina el aperturismo económico con el control de las libertades, la visita además será la primera mayor exposición internacional desde que Lawrence Wong llegó al poder en mayo, dejando atrás la era de los Lee, por el "padre de la patria", Lee Kuan Yew, y su hijo y ex primer ministro Lee Hsien Loong.
Con Wong se reunirá el Papa el jueves para después ofrecer un discurso en la Universidad Nacional de Singapur, eventos que precederán al acto central de la visita, una misa ese día a las 17.15 horas (09.15 GMT) en el Estadio Nacional de Singapur, en la que se esperan 50.000 asistentes y fuertes controles de seguridad.
Misa y pluralidad religiosa
"La gente está muy emocionada por poder verle. Obviamente hay muchos católicos que no podrán asistir, pero creo que todo el mundo está muy contento", dice a EFE Elizabeth Rodríguez, científica colombiana que ha logrado una entrada en uno de los sorteos organizados para repartirlas.
Residente en Singapur, Rodríguez asegura que los voluntarios que contribuyen a garantizar la seguridad durante la misa están desde comienzos de semana "todo el día en el estadio preparándose", y que no se permitirá pasar con comida ni bebida de fuera, aunque sí habrá opción de comprarlas dentro.
Tras el acto multitudinario, el papa Francisco visitará el viernes a un grupo de enfermos y ancianos en el Hogar de Santa Teresa, para después honrar la pluralidad religiosa de la isla de 5,7 millones de habitantes con una reunión con jóvenes de distintas creencias en una residencia universitaria.
Independizado de Malasia en 1965, a la que fuera una isla de pescadores durante la colonización británica solo llegó el primer cura católico en 1821, y gracias a su ubicación portuaria estratégica el número de misioneros y fieles fue creciendo a medida que el país se industrializó, hasta llegar a los alrededor de 395.000 actualmente, según su archidiócesis.
"Un atributo único de la Iglesia católica en Singapur es su profunda relación con las otras religiones del país (...) Nos reunimos para debatir y trabajar por el bien común", afirmó el cardenal de Singapur, William Goh, en un escrito publicado por la web del Vaticano el 2 de septiembre.
De acuerdo con el censo oficial, alrededor del 80% de la población singapurense profesa alguna religión, sobre todo el budismo (31 %), seguido del cristianismo (19%), el islam (15,6%), el taoísmo (8,8%) y el hinduismo (5%).
Alrededor del 37% de los cristianos son católicos, y en general la mayoría son de origen chino, la etnia predominante de Singapur (alrededor del 74 %), seguida de la malaya (13%, normalmente musulmanes) y la india (cerca del 9%).
El Papa partirá de Singapur el viernes a las 11.50 (las 5.20 de la madrugada en España), tras llevar a cabo el periplo internacional más extenso de su pontificado a sus casi 88 años y con problemas de movilidad que le obligan a usar silla de ruedas.