En 2024, Canarias rompió récords con 43.737 llegadas de migrantes por mar, desbordando sus recursos de acogida y salvamento. La presión migratoria, impulsada por la pobreza, los conflictos y las mafias, expuso las graves carencias del sistema asistencial, especialmente en centros de menores sobreocupados. Mientras la oposición critica la falta de políticas eficaces del Gobierno, organizaciones como Unicef urgen medidas inmediatas, incluyendo la reubicación en otras regiones y países de la UE. La ruta atlántica sigue siendo una de las más peligrosas del mundo, con casi mil vidas perdidas en el intento de alcanzar Europa.