Esta semana Estados Unidos ha comenzado a bombardear el bastión que el grupo terrorista Estado Islámico logró implantar en 2015 en Sirte (Libia), la ciudad natal del caído Muamar al Gadafi, aprovechando el desgobierno y enfrentamientos civiles que rigen en Libia desde entonces. Los expertos advertían a finales de ese año en EL ESPAÑOL del poco caso que hacía la comunidad internacional a este problema.
A principios de 2016 algunos medios franceses e italianos publicaron información sobre supuestas misiones secretas de Francia contra el EI en el país norafricano, pero la única constancia oficial que existe al respecto es la admisión hace pocos días de François Hollande de que un helicóptero con militares franceses se había estrellado por accidente sobre suelo libio mientras realizaban una operación secreta. Estados Unidos también había llevado a cabo alguna misión puntual públicamente reconocida, como cuando atacó un fuerte del grupo terrorista para acabar con uno de sus líderes.
Hay informaciones que señalan que en realidad tanto Francia como Reino Unido y Estados Unidos han mandado fuerzas especiales discretamente desde mayo del año pasado, apunta a EL ESPAÑOL Wolfgang Pusztai, responsable de Defensa en Libia para Austria entre 2007-2012, y actualmente analista de Seguridad.
Mientras la operación internacional contra Estado Islámico en Siria e Irak ha sido constante y conocida, Libia había permanecido en un plano mayoritariamente secreto y menor hasta que el lunes el Pentágono informó de que comenzaba a bombardear Sirte a petición del recientemente formado Gobierno de Acuerdo Nacional. Esta misión constituye un antes y un después en la lucha contra Estado Islámico, pues abre un frente continuado más allá de Siria e Irak y presagia una nueva pequeña gran victoria en la lucha contra la organización terrorista.
Tercer enclave estratégico de Estado Islámico
En Irak, el grupo terrorista ve desvanecerse su sueño expansivo tras la reciente pérdida de Faluya (a unos 60 kilómetros de la capital, Bagdad) y ante el asalto definitivo que planea para otoño contra Mosul -el principal fuerte del EI en Irak- la coalición internacional mano a mano con el Ejército iraquí y diversas milicias afines, como informó EL ESPAÑOL recientemente.
En Siria, el EI logra mantener posiciones en la que considera su capital, Raqa (en el este del país). Aquí se esfuerzan desde mayo las denominadas Fuerzas Democráticas Sirias -opositoras a Asad y respaldadas por EEUU- por cortar las rutas de suministro, explicaba el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, por sus siglas en inglés) en un informe del 1 de julio. La ofensiva por tierra ha obtenido el apoyo desde el aire de la coalición liderada por Washington (algunas informaciones en mayo indicaban que incluso se ha visto a efectivos estadounidenses en tierra), según la compañía estadounidense de Inteligencia y Geopolítica Stratfor.
“Ha habido una mayor cooperación internacional en la lucha contra Daesh (acrónimo proveniente del árabe para Estado Islámico). Simplemente echen un vistazo a los últimos desarrollos de Norte a Sur; en ambos casos ha habido movimientos militares hacia Raqa”, confirmó parcialmente esta información el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, el 21 de junio. “Es difícil, pero se está produciendo”.
Con los centros neurálgicos de Estado Islámico en Oriente Próximo ya en el punto de mira, parece que el siguiente paso lógico e imprescindible para completar la ecuación era Sirte, en Libia. Pusztai estuvo la semana pasada en un foro de expertos en este país norafricano que se celebró en Washington y opina que “los estadounidenses han comprendido que las milicias de [la ciudad de] Misrata [que apoyan al nuevo Gobierno y son las que llevan la lucha en Sirte desde mayo] ya no están en condiciones de vencer solas”.
Para él, EEUU abandona parcialmente su “estrategia de contención” en el país norafricano, porque el EI se estaba extendiendo desde mayo precisamente en dirección hacia Misrata (más al oeste de Sirte) y si no intervenía ya, el grupo terrorista podría haberse afianzado.
Intervención oficial internacional
Los bombardeos iniciados por Estados Unidos sobre Sirte (de momento sólo sobre las posiciones del EI en esta ciudad) eran necesarios para el avance de las milicias libias apoyadas por el nuevo denominado Gobierno de Acuerdo Nacional, sostuvo Barack Obama. Se trata de una acción respaldada por la misma coalición occidental que colabora en la lucha contra Estado Islámico en Oriente Próximo.
Moscú ha apoyado la operación estadounidense, aunque a la vez ha expuesto sus dudas sobre la legalidad de una operación que ha comenzado sin pasar por un proceso de aprobación oficial en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Dicho requisito no es necesario si la operación militar se realiza a petición del Ejecutivo de un país. El problema -y por lo que Rusia tiene parcialmente razón según Pusztai- es que en Libia conviven tres Ejecutivos: el que apoya la ONU y la UE, que ha pedido la intervención aérea a EEUU; otro también en la capital histórica, Trípoli (oeste, cerca de Túnez), y un tercero con el parlamento en Tobruk (este, cerca de Egipto).
“Esta acción será criticada por los detractores de presencia internacional en Libia y puede debilitar la frágil posición del gobierno. Ya hubo numerosas protestas a raíz de la muerte de 3 soldados franceses en territorio libio”, apunta por su parte a este diario David Ramos, jefe de operaciones de EUBAM Libia, la misión de la Unión Europea para el control de fronteras en el país norafricano.
Moncloa sigue con atención las operaciones militares de la fuerza aérea norteamericana, de las que había sido informada
Ramos considera “díficil de valorar” si es necesario que participen otros países de la coalición en la batalla de Sirte, por haber “múltiples frentes abiertos en la lucha contra Daesh”. Pero no cabe duda de que la intervención de Estados Unidos sobre suelo libio refleja una voluntad del Gobierno llamado “de Acuerdo Nacional” para colaborar con fuerzas internacionales en la derrota o expulsión de Estado Islámico de su territorio.
El Ministerio de Asuntos Exteriores español ha reiterado su “apoyo al Gobierno de Acuerdo Nacional Libio y a los esfuerzos de Naciones Unidas en apoyo del Acuerdo Político Libio para lograr un país unido y cohesionado, así como a las medidas precisas para acabar con la amenaza de Daesh”. Por el momento, Moncloa “sigue con atención las operaciones militares llevadas a cabo por la fuerza aérea norteamericana (...), de las que había sido informada previamente”.
Ojo con fronteras porosas
Ramos, el experto en el control de las fronteras libias, advierte precisamente sobre el peligro de los fáciles pasos de Libia a algunos países vecinos: “Es posible que los miembros de Daesh huidos intenten establecerse en los países limítrofes con fronteras más permeables: Túnez, Níger, Chad, Sudán”.
Expulsar a Estado Islámico de Sirte supondría una importante victoria para evitar que se prolongue más el asentamiento de la organización terrorista en un país que cinco años después de la caída de Gadafi continúa siendo un caos, una falta de control de la que se aprovecha el EI, al igual que hizo en Siria e Irak. Pero además de Sirte, hay otros lugares como del país como Derna (al este, su primera conquista en Libia) y Sabrata (oeste), donde estos terroristas también están presentes.
Fuerzas aéreas leales al Parlamento de Tobruk han bombardeado esta semana por su cuenta un barrio de Derna, bastión desde hace un año del EI, informaron a Efe fuentes de seguridad locales.
Cuándo recuperarán Sirte
En cuanto a la victoria sobre Estado Islámico en este lugar a menos de 700 kilómetros del sur de Italia, “es muy difícil valorar cuando podría acabarse con la presencia de Daesh”, comenta Ramos. “El combate urbano es muy complicado y lento. Daesh ha empleado francotiradores, minas, trampas explosivas... El avance es muy lento y el coste en bajas y heridos muy alto”, añade. De las milicias llegadas desde Misrata que ahora apoya EEUU desde el aire, han fallecido unos 500 efectivos.
Pusztai cita un ejemplo: las milicias de Tobruk llevan año y medio intentando ganar al EI en otra gran ciudad, Bengasi, sin éxito. Si bien, esa lucha es contra todos los islamistas, también los no radicales y en cualquier caso no obtiene apoyo logístico internacional.
El combate urbano es muy complicado y lento. Daesh ha empleado francotiradores, minas, trampas explosivas...
Este experto está de acuerdo en que la victoria en Sirte “no es tan fácil”, aunque se acabará imponiendo. Eso sí puede tardar “muchas semanas o muchos meses”, dependiendo del nivel de ayuda que preste Estados Unidos. Por ahora, está empleando tres helicópteros, un helicóptero anfibio y drons en los ataques, que el martes -por ejemplo- fueron nueve en total.
Han pasado unos tres meses desde que la operación sobre Sirte comenzara el pasado mayo por tierra. La colaboración desde el aire de Estados Unidos contribuirá a acelerar la reconquista de este lugar, aunque sin perder de vista que es un país donde siguen enfrentándose muchas facciones, al margen de estos yihadistas, y que el Gobierno de Acuerdo Nacional es extremadamente débil.