La política y activista Winnie Madikizela-Mandela, segunda esposa del expresidente sudafricano Nelson Mandela, ha fallecido este lunes a los 81 años, según ha confirmado su asistente personal, Zodwa Zwane, al periódico local Times. "Con profunda tristeza queremos comunicar que Winnie Madikizela-Mandela ha fallecido este lunes 2 de abril en el hospital Netcare Milpark de Johannesburgo, Sudáfrica", ha confirmado el portavoz de la familia Mandela, Victor Dlamini, en un comunicado.
Winnie ha fallecido "tras una larga enfermedad" que la ha hecho ir y venir del hospital desde principio de año y por la que ha "sucumbido pacíficamente en las primera horas de la tarde del lunes" rodeada de su familia. La reconocida activista sufría una infección en los riñones por la que fue hospitalizada y dada de alta el pasado 20 de enero. "Madikizela-Mandela fue uno de los grandes iconos de la lucha contra el apartheid", alegó la familia, que se declaró "profundamente agradecida" con su figura.
Winnie y Nelson Mandela se separaron en 1992, dos años después de la salida de Madiba de la cárcel, tras veintisiete años preso, y dos años antes de que se convirtiera en el primer presidente negro de Sudáfrica. Se conocieron en 1957, contrajeron matrimonio en 1958 y su divorcio se hizo efectivo en 1996. En 1994, tras las primeras elecciones democráticas, Madikizela-Mandela fue nombrada diputada y viceministra de Arte y Cultura. Desde entonces fue diputada, a pesar de las pocas apariciones en los últimos años.
Madikizela-Mandela seguía siendo una figura de referencia dentro del Congreso Nacional Africano (CNA), formación gobernante en Sudáfrica desde las primeras elecciones democráticas tras el fin del apartheid (régimen de segregación racial), en las que se alzó con la victoria su exmarido en 1994.
Criticada por apoyar el uso de tácticas violentas
La activista -que estuvo encarcelada un total de 17 meses entre 1969 y 1975 y que fue posteriormente desterrada- mantenía una base de apoyo popular, si bien ha recibido numerosas críticas por su apoyo a tácticas violentas para acabar con el apartheid, incluso en momentos en los que su esposo abogaba por la reconciliación.
De hecho, su reputación se vio dañada por su apoyo a la práctica de quemar vivos a opositores usando neumáticos que se colocaban en el cuello para posteriormente prenderles fuego, así como por la acusaciones de un antiguo guardaespaldas que aseguró que había ordenado secuestros y asesinatos.
Entre los casos más sonados figura su condena por secuestro por el rapto y asesinato del activista Stompie Seipei, quien fue degollado tras ser acusado de ser un informante. Tras el proceso de apelación fue condenada a pagar una multa. La Comisión para la Verdad y la Reconciliación afirmó en su informe final en 1998 que Madikizela-Mandela era "política y moralmente responsable de graves violaciones de los Derechos Humanos" por parte de un grupo de Soweto conocido como Mandela United Football Club.