Un grupo de al menos cinco hombres ataviados con palos y con el rostro tapado atacaron a una joven estudiante en Marruecos por sospechar que mantenía relaciones sexuales con el chófer del transporte en el que viajaba. El ataque quedó reflejado en un vídeo que los cibernautas marroquíes están compartiendo desde el jueves en las redes sociales y que ha destapado la indignación de los ciudadanos con apelativos como “terroristas” y “criminales”.
En las imágenes se ve como una mujer joven con la cara ensangrentada suplica a varios hombres encapuchados con palos y piedras que dejen de golpearla. Los agresores, con los rostros cubiertos con pañuelos, la acusan de mantener relaciones con el conductor del vehículo en el que viaja durante el día en pleno Ramadán, el mes sagrado musulmán en el que solo se come, bebe, fuma y se práctica sexo cuando se oculta el sol.
La joven aparece vestida de pies a cabeza con un pantalón vaquero, una camiseta ancha de algodón de manga corta y un fular que tapa parte de su cabeza. Se encontraba en la región de Safi para una investigación de sus estudios universitarios en Geología.
El acompañante salió en defensa de la chica advirtiendo a los encapuchados que “no es justo lo que están haciendo” porque se trata de “un asunto privado”. El hombre resultó también agredido y, a pesar de que trató de llamar la atención de la multitud, no consiguió ayuda.
La víctima es una estudiante, según ella misma explica en el vídeo, que estaba desarrollando una investigación de campo. Los dos agredidos denunciaron los hechos en la gendarmería el mismo día del incidente, el pasado 24 de mayo. Y en comisaría declararon que después del ataque, los individuos también les habían robado los móviles.
‘Dios teme este Ramadán’
“Hishmat Aleikum” (Dios teme este Ramadán), gritaba el chófer para detener a uno de los atacantes. Y es que es extraño el año que durante el mes de Ramadán no proliferen los guardianes de la virtud y de la moral que realizan juicios populares para castigar “situaciones inmorales” amparados en el Islam. No se concibe, por ejemplo, que una mujer marroquí musulmana viaje sola en un vehículo con un hombre desconocido, que no es miembro de su familia. La estudiante contrató un khattaf, conductor de un transporte clandestino que hace las funciones de taxi sin licencia, para que la llevara a la zona de sus investigaciones geológicas.
Es frecuente que personas radicales se tomen la justicia por su mano y condenen los actos no permitidos durante el mes de Ramadán. El artículo 222 del Código Penal marroquí castiga con uno a seis meses de cárcel “a todo individuo notoriamente conocido por su pertenencia al islam que rompa ostensiblemente el ayuno en un lugar público durante el Ramadán”. Y antes de que la Justicia entre en acción, el ciudadano que no lo respeta además es recriminado socialmente.
Son numerosos los casos que se denuncian cada Ramadán. Desde el ataque en plena calle a un homosexual vestido de mujer al que sacaron de un taxi en Fez para propinarle una paliza; o dos amigas en un mercado popular de una localidad cercana a Agadir a quienes persiguieron e insultaron públicamente por llevar vestido. Su detención llegó a congregar a decenas de abogados de distintas partes del país para defenderlas en el juzgado de Marrakech por “violar la moral”. La población se movilizó y miles de ciudadanos salieron a la calle con pancartas en las que se podía leer: “Llevar un vestido no es un delito”.
Desde “aterrador” a “repugnante”, hasta “propio del Daesh” -que se atreve a escribir un marroquí en Twitter- son algunos de los términos que se pueden leer en las redes desde hace veinticuatro horas que se difundió el vídeo online.