En 1994, Paul Rusesabagina era el gerente del lujoso Hôtel des Mille Collines en Kigali. Ese año, Ruanda se vio consumida por un derramamiento de sangre en un terrible genocidio en el que 800.000 tutsis y hutus moderados fueron asesinados en 100 días.
Pero algunos tuvieron la suerte de encontrar refugio en su hotel, donde Rusesabagina les protegió. Gracias a sus contactos con la élite hutu, usó el alcohol y el dinero para sobornar a los asesinos y así consiguió salvar a 1.268 personas. Su historia se convirtió en la base de la película de 2004 Hotel Ruanda y la comunidad internacional se unió en su reconocimiento.
Sin embargo, en su país, de heróe pasó a villano, y está sentado ahora en el banquillo, acusado de nueve delitos, entre ellos asesinato, robo a mano armada y pertenencia a una organización terrorista, en un oscuro proceso que ha merecido una amplia condena internacional.
Todo empezó en 2006, cuando Rusesabagina ya vivía exiliado en Bélgica, país del que tiene la nacionalidad. Aupado por el éxito de la película, Rusesabagina publicó su autobiografía de Un hombre corriente. El libro le supuso un conflicto con las autoridades del país.
Crítico con el Gobierno
En él, Rusesabagina decía que el país era "una nación gobernada por y para el beneficio de un pequeño grupo de la élite tutsi" y consideraba que "los hutus en puestos de relevancia son trajes vacíos sin autoridad. Se les conoce como hutus de alquiler". A partir de entonces, Rusesabagina utilizó su creciente exposición para criticar las políticas represivas del presidente Paul Kagame.
En el país, el Gobierno intentó desacreditar su figura, poniendo en tela de juicio sus acciones y sembrando la sospecha incluso de que se habría aprovechado economicamente de las víctimas a las que se suponía que había ayudado.
En agosto del año pasado todo saltó por los aires. Rusesabagina cogió un jet privado en Dubai que pensó que iba a Burundi, donde iba a dar unas charlas en varias iglesias, por invitación de un pastor local. Pero el avión, operado por la firma griega de Charter GainJet, aterrizó en Kigali, el 28 de agosto, donde Rusesabagina fue arrestado de inmediato. El presidente del Gobierno, Paul Kagame, calificó la operación de "impecable" y negó que Rusesabagina hubiera sido secuestrado, como dijo su familia.
Las autoridades ruandesas sostienen que su detención fue legal, pero no han facilitado detalles y tampoco nadie ha explicado qué sucedió entre el 27 de agosto, cuando el acusado habló con su familia después de llegar a Dubái, y el 31 de agosto, cuando se le mostró ante los medios de comunicación en Kigali, esposado.
Ahora, más de seis meses después, Rusesabagina se sienta en el banquillo, acusado de nueve delitos, entre ellos asesinato, robo a mano armada y pertenencia a una organización terrorista. Los cargos se centran en el liderazgo de Rusesabagina del Movimiento de Ruanda por el Cambio Democrático, una coalición de oposición en el exilio cuyo brazo armado, el Frente de Liberación Nacional, las autoridades ruandesas han acusado de llevar a cabo ataques a lo largo de la frontera sur de Ruanda con Burundi en 2018.
"Juicio ilegal"
El pasado 25 de septiembre, Rusesabagina admitió ante un tribunal ser fundador del grupo armado, pero negó estar involucrado en sus crímenes.
En el juicio, que empezó este miércoles, el acusado insiste en que fue "secuestrado" y conducido a Ruanda para afrontar un "juicio ilegal", además de considerar que Ruanda no tiene competencias para juzgarle. "No soy ruandés. Soy un ciudadano belga. Estoy siendo juzgado manera errónea porque fuí secuestrado y traído a Ruanda contra mi voluntad", aseguró.
Su abogado alegó que su cliente debe ser juzgado en Bélgica con el argumento de que los tribunales ruandeses carecen de competencia. "¿Significa esto que la persona que ha cometido delitos en el territorio de Ruanda no puede ser juzgada localmente?", replicó el juez.
"Las leyes de Ruanda pueden juzgar a un ciudadano belga en territorio de Ruanda que sea acusado de cometer delitos en Ruanda. Pero el arresto tiene que estar dentro de la ley", subrayó el abogado, al incidir en que Rusesabagina "no fue arrestado por canales legales".
Rusesabagina se encuentra en régimen de aislamiento en la prisión de Mageragere en Kigali, según sus abogados. Tiene acceso a la electricidad unas pocas horas al día, se le permite estar en el patio durante una hora al día y puede hacer una llamada de cinco minutos a su familia una vez a la semana.
El acusado, que tiene presión arterial alta, ha dicho repetidamente en los últimos meses que teme morir de un derrame cerebral, y señala que los medicamentos que la familia envió a través de la Embajada de Bélgica en Kigali nunca llegaron. Además, con los brotes de Covid-19 reportados en la prisión en la que se encuentra recluido, su familia teme que contraiga el virus.