La historia de Malick Ndiaye, el niño que ha fabricado un telescopio con latas y alambre
Este senegalés de 12 años se hizo el telescopio en apenas dos semanas, fascinado por un libro que llevó su padre a casa con mapas del universo.
26 noviembre, 2021 11:26Noticias relacionadas
Se llama Malick Ndiaye, es senegalés, tiene 12 años y ha fabricado un telescopio con alambre y latas de refresco que fascina al mundo. Su curiosidad nació de los libros. Su padre llevó a casa uno en particular, 'Todo el Universo', en el que había un mapa. Es el punto de partida de esta historia.
El niño empezó a sentir fascinación por el universo y su exploración, pero carecía de recursos. Eso no frenó la curiosidad ni tampoco su sueño. Ahora, dibuja sus propios mapas del cielo y tiene un telescopio hecho con sus propias manos y recursos muy austeros: la lente de una vieja cámara, latas y alambre.
En el proceso le acompañó su padre, quien quizá ve en su hijo la realización de una aspiración frustrada. Fue gendarme y chófer del expresidente de Senegal Abdou Diouf. En su tiempo libre, un hombre inquieto que no paraba de leer y ver documentales. En su jubilación, Diouf le regaló, entre otros libros, 'Todo el Universo'.
El título estaba en las estanterías de la casa familiar como un tesoro y un día, tres décadas más tarde, el pequeño Malick se interesó por él. Con su lectura, la de muchos otros libros después y unas nociones de bricolaje, la creación del héroe senegalés está traspasando fronteras.
Numerosos medios de comunicación se congregan estos días en Mbacké, una pequeña ciudad del interior del país. Allí atiende amable Astou Sow, la madre, mientras Malick enseña el ejemplar de 'Todo el Universo' y, claro, el telescopio. Y muchos dibujos en los que representa constelaciones, estrellas y planetas.
Ahora tiene dos
Malick tardó apenas dos semanas en construir el telescopio. Un hombre que trabajaba en unas obras en la carretera vio al niño con él en la puerta de casa y no pudo reprimirse en hacer unas fotos, que subió a Facebook. Los medios locales se hicieron eco, luego los nacionales, hoy los internacionales.
En los últimos días, el ir y venir de periodistas y curiosos preocupa a la madre, cuenta ella misma a El País. "Estaba estresada. No quería que Malick se despistara con este asunto, él tiene que seguir con sus estudios y todo este revuelo me preocupaba".
La historia de Malick es redonda y con un final a la altura: ya tiene dos telescopios, el suyo y uno 'de verdad'.
El profesor Maram Kaire, presidente de la Asociación Senegalesa para la Promoción de la Astronomía, recibió mensajes "desde todos lados" hablándole del chaval, ha contado también a El País. Le recordó a él en su infancia y no ha dudado en regalarle un telescopio: "Sé lo difícil que es contemplar las estrellas sin un instrumento adecuado, tener una pasión y no poder desarrollarla".