La situación política en Sudán se recrudece y el país se encuentra al borde una guerra civil tras un conflicto enquistado durante años. Ante el aumento de la violencia entre el Ejército de Sudán y la poderosa milicia paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido, que ha provocado casi 200 muertos desde el sábado, Estados Unidos y el G7 ha pedido un alto el fuego y el cese inmediato de la violencia.
El secretario de Estado de EEUU, Anthony Blinken, ha tomado el control de las negociaciones y ha conversado con los dos líderes militares más importantes de Sudán para pedirles que cesen todas las hostilidades de manera inmediata sin ninguna condición previa. Tanto el Ejército de Sudán como los paramilitares han acordado este martes un alto el fuego de 24 horas que no ha logrado contener los combates.
Blinken ha hablado en primer lugar con el jefe del Ejército sudanés y presidente del Consejo Soberano de Transición, Abdelfatá al Burhan, y su número dos. Posteriormente ha conversado con el líder de las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), Mohamed Hamdan Dagalo, alias Hemedti.
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Atacan un convoy de EEUU
Poco antes de estas conversaciones, un convoy diplomático de Estados Unidos fue atacado sin que resultaran heridos sus integrantes. Las informaciones que maneja la Casa Blanca confirmarían que el ataque fue responsabilidad de los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido, que niegan su autoría.
El objetivo de Estados Unidos es el fin de los combates que sacuden el país desde el pasado sábado y que han dejado casi 200 civiles muertos y así permitir el envío de asistencia humanitaria a los afectados, la reunificación de las familias sudanesas y garantizar a la comunidad internacional en Jartum su seguridad.
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Entran en la casa del embajador de la UE
El llamamiento de Estados Unidos al fin de los combates coincide con el que ha hecho este lunes los ministros de Exteriores del G7, y que insta a un alto al fuego y el regreso al diálogo en Sudán sin condiciones.
"La responsabilidad de lo ocurrido es de los dos generales, que deben garantizar la seguridad y bienes de los civiles, el personal diplomático y los trabajadores humanitarios", reza un comunicado emitido por el equipo de Blinken.
Si bien líder de las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), Mohamed Hamdan Dagalo, alias Hemedti, ha agradecido a Blinken su llamada, en sus palabras no hay ningún atisbo de cesar con los combates. Si bien señala que son "participantes reticentes de la guerra", Hemedti considera que sus acciones son necesarias para "proteger a nuestra gente y defender nuestros valores" y ha reafirmado su "compromiso inquebrantable con la salvaguarda de los civiles inocentes en las áreas de nuestro control".
Además, ha remarcado que los combates que estallaron el sábado en Sudán contra el Ejército son parte de "una nueva revolución" y han destacado que el jefe del Ejército y presidente del Consejo Soberano de Transición, Abdelfatá al Burhan, se encuentra "escondido" y "derrotado".
Tras las conversaciones de Blinken con los dos principales líderes militares, el embajador de la Unión Europea en Sudán, Aidan O'Hara, fue atacado en su residencia en Jartum. O'Hara ha salido ileso.
¿Qué ocurre en Sudán?
Este martes, y por cuarto día consecutivo, se han dado intensos combates entre las dos partes del conflicto en la capital del país, Jartum, así como en otros puntos de la geografía sudanesa. Tras el estallido del conflicto, la ONU, que ha señalado que intentará detener los combates por motivos humanitarios, ha cifrado en casi 200 los fallecidos y 1.800 los heridos.
Los enfrentamientos han estallado tras semanas de tensiones entre el Ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido en el marco de las conversaciones con organizaciones civiles de cara a la formación de un nuevo Gobierno de unidad que devuelva al país a la senda de la transición tras el golpe de Estado liderado en octubre de 2021 por Al
Burhan contra el entonces primer ministro, Abdalá Hamdok, quien asumió el cargo tras un acuerdo entre militares y civiles tras el derrocamiento en 2019 del entonces presidente, Omar Hasán al Bashir.
Las principales diferencias, que aplazaron el acuerdo sobre la nueva Constitución y la formación del Ejecutivo, giraban en torno a la integración de los poderes Fuerzas de Apoyo Rápido en las Fuerzas Armadas, así como sobre las reformas del apartado de seguridad de Sudán.
Ambas figuras, anteriormente aliadas de Al Bashir y que ascendieron al poder tras el derrocamiento de 2019, han mostrado su voluntad de garantizarse la mayor cuota
posible de poder de cara a la futura transición, una pugna que se ha traducido en duros combates.