"Escribo esto como rehén". El presidente depuesto de Níger, Mohamed Bazoum, empieza así una carta publicada en el Washington Post en la que advierte que el país está "bajo un ataque de una junta militar que está tratando de derrocar la democracia".
El pasado 26 de julio, un grupo de militares del Ejército que se hace llamar el Consejo Nacional para la Salvaguarda de la Patria (CNSP) dieron un golpe de Estado: destituyeron a Bazoum (actualmente encarcelado junto con su familia), disolvieron las instituciones, suspendieron la Constitución de 2010, cerraron todas las fronteras y decretaron un toque de queda nocturno.
Así, el presidente electo ha pedido ayuda a Estados Unidos y a la comunidad internacional para "restaurar el orden constitucional" en el país africano. "Hago un llamamiento para luchar por nuestros valores compartidos, incluido el pluralismo democrático y el respeto por el Estado de derecho, es la única forma de lograr un progreso sostenible contra la pobreza y el terrorismo. El pueblo de Níger nunca olvidará su apoyo en este momento crucial de nuestra historia", indica en el texto.
En esta línea, Bazoum ha avisado de que no hacerlo podría tener graves consecuencias en la región del Sahel, esa franja de tierra situada al sur del desierto del Sáhara que se extiende de oeste a este del continente. "Toda la zona central del Sahel podría caer bajo la influencia rusa a través del Grupo Wagner, cuyo brutal terrorismo ha estado en plena exhibición en Ucrania", escribe el líder nigerino.
Hasta la fecha, Níger era uno de los principales aliados de Occidente en la lucha contra el terrorismo. Sobre todo después de que dos golpes de Estado en Mali y Burkina Faso, dejasen la zona en una situación de inseguridad.
"En la conflictiva región africana del Sahel, Níger se erige como el último bastión del respeto por los derechos humanos en medio de los movimientos autoritarios que se han apoderado de algunos de nuestros vecinos. Si bien este intento de golpe es una tragedia para los nigerinos, su éxito tendría consecuencias devastadoras mucho más allá de nuestras fronteras", advierte Bazoum.