Miles de residentes de la ciudad libia de Derna, devastada por el ciclón Daniel, han salido a las calles para protestar contra el Parlamento, controlado por el mariscal Jalifa Haftar, y denunciar la inacción de las autoridades locales tras el desastre que ha provocado miles de muertos.
Al grito de "Libia, unidad nacional. Este u Oeste. Los libios son hermanos y no hay diferencias entre nadie", los ciudadanos se han congregado en la céntrica plaza de los Mártires y pidieron la destitución del presidente de la cámara, Aquila Salah, al que acusan de entorpecer el proceso de unificación del país tras doce años de conflicto después del levantamiento popular respaldado por la OTAN que derrocó a Muammar Gaddafi.
La tensión en Derna, situada a 250 kilómetros al este de Bengasi, se ha producido horas después de que Naciones Unidas revisara drásticamente a la baja la cifra de víctimas del ciclón, de 11.300 a 4.000. El alcalde de la localidad, Abdulmenam Al Gaizi, que había contabilizado por su parte hasta 20.000 fallecidos, también fue duramente criticado.
"No hay más dios que Dios y Águila es el enemigo de Dios", corearon los manifestantes según las imágenes transmitidas por la televisión local Al Ahrar, subidos al techo de la mezquita de Al-Sahaba.
Según los críticos, la Cámara de Representantes, basada en Tobruk, no se reunió hasta tres días después de que las aguas torrenciales arrasaran el pasado domingo el noreste del país, especialmente Derna, donde colapsaron dos presas, vertiendo 33 millones de litros de agua durante la madrugada y arrastrando zonas residenciales enteras, puentes y carreteras hasta el mar.
Por su parte, el jefe interino del consejo municipal de Derna, Ahmed Amdrud, anunció tres medidas para hacer frente a la situación: la reconstrucción de la ciudad por parte de empresas extranjeras especializadas, la contratación de consultoras para determinar la viabilidad de las presas y ofrecer un subsidio de vivienda a los damnificados.
Los resultados preliminares de la investigación abierta este jueves por la Fiscalía sobre este suceso revelaría fallas humanas después de la aparición de las primeras fisuras en 1999 y la falta de mantenimiento desde hace décadas.
Mientras tanto, supervivientes y equipos de rescate locales e internacionales continúan con la búsqueda de cuerpos en esta localidad costera de 120.000 habitantes y en la que habrían desaparecido al menos 10.000 personas y otras 40.000 han sido desplazadas y se enfrentan a brotes de enfermedades como el cólera y la diarrea así como la deshidatración y la desnutrición.
La gestión del desastre ha estado marcada por la división política y la falta de coordinación entre las dos autoridades enfrentadas que se disputan el poder ejecutivo: el Gobierno de Unidad Nacional (GNU), radicado en Trípoli (oeste) y reconocido por la comunidad internacional, de Abdulhamid Dbeiba; y el Gobierno de Bengasi, elegido por el Parlamento y bajo control de Haftar, dirigido por Osama Hammad.