Los 287 alumnos secuestrados el pasado 7 de marzo tras un ataque de individuos armados contra una escuela del estado de Kaduna, en el centro-norte de Nigeria, han sido liberados, informó este domingo el gobernador estatal, Uba Sani. "Deseo anunciar que nuestros niños de la escuela de Kuriga han sido liberados", afirmó Sani en un comunicado.
El ataque ocurrió a primera hora de la mañana en la escuela de primaria de la Autoridad Educativa Local en la localidad de Kuriga, cuando unos cien atacantes asaltaron el colegio.
El gobernador de Kaduna expresó su "agradecimiento especial" al presidente de Nigeria, Bola Ahmed Tinubu, por "dar prioridad a la seguridad de los nigerianos y, en particular, por garantizar que los escolares de Kuriga secuestrados fueran liberados ilesos". "Mientras los niños de la escuela estaban en cautiverio, hablé con el señor presidente varias veces. Compartió nuestros dolores, nos consoló y trabajó día y noche con nosotros para garantizar el regreso seguro de los niños", señaló Sani.
"El Ejército nigeriano también merece un elogio especial por demostrar que con valentía, determinación y compromiso se puede degradar a los elementos criminales y restablecer la seguridad en nuestras comunidades", agregó el gobernador, sin aclarar cómo se liberó a los niños o si se pagó un rescate.
Los secuestradores pidieron a las familias un rescate de mil millones de nairas (unos 567.000 euros) para liberar a los alumnos y a algunos profesores, confirmaron a EFE el pasado día 13 dos líderes de la sociedad civil local.
En declaraciones a la prensa ese mismo día en la capital del país, Abuya, el ministro nigeriano de Información, Mohammed Idris, aseguró que Tinubu había ordenado que el Gobierno "no pague ningún rescate a ninguno de estos elementos criminales".
Algunos estados de Nigeria -sobre todo del centro y noroeste del país- sufren ataques incesantes por parte de "bandidos", término usado en el país para nombrar a las bandas criminales que cometen asaltos y secuestros masivos para exigir cuantiosos rescates y a cuyos integrantes las autoridades tildan a veces de "terroristas".
Los ataques se repiten pese a las repetidas promesas de terminar con la violencia por parte del Gobierno nigeriano, que ha reforzado el despliegue de las fuerzas de seguridad.
A esta inseguridad se suma la provocada desde 2009 por la actividad del grupo yihadista Boko Haram en el noreste del país y, a partir de 2016, también de su escisión, el Estado Islámico en la Provincia de África Occidental (ISWAP, por sus siglas en inglés).