Quito

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ha sufrido este jueves un nuevo varapalo político al verse obligado a aplazar la inauguración de la mesa de negociaciones de paz con el Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN) en Quito, después de que la guerrilla no cumpliese con el compromiso de liberar a uno de sus rehenes.

Cuando faltaban poco menos de tres horas y, con el equipo de negociación del ELN en Quito desde el miércoles, Santos anunciaba oficialmente que suspendía el viaje de su equipo negociador hasta que fuese liberado el excongresista, Odín Sánchez, secuestrado hace seis meses.

El ELN, la segunda guerrilla más importante tras las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que nació en 1964 bajo la influencia de la Revolución Cubana y de la Teología de la Liberación, mantuvo la incertidumbre sobre la liberación del rehén hasta el último momento.

En Quito todo estaba listo para dar luz verde a una histórica mesa de diálogo, tras 52 años de conflicto y cinco intentos frustrados de negociaciones. Más de 200 periodistas acreditados se preparaban desde la mañana para asistir al evento previsto para las 17:00 de la tarde hora local (00:00 de este viernes hora peninsular española) en la Capilla del Hombre situada en el museo del fallecido Oswaldo Guayasamín, uno de los artistas ecuatorianos con más proyección internacional.

La puesta en libertad de Sánchez era una condición sine qua non del gobierno colombiano para iniciar las negociaciones de paz. El excongresista se entregó al ELN el pasado mes de abril de manera voluntaria a cambio de la liberación de su hermano Patrocinio Sánchez, exgobernador del Chocó (noreste) porque sufría de un delicado estado de salud.

A pesar de que el pasado 10 de octubre -cuando se anunció en Venezuela el comienzo de la mesa pública de conversaciones- el jefe de negociador del ELN, Pablo Beltrán, afirmó en un comunicado conjunto con el Gobierno que iniciarían el “proceso de liberación de los detenidos con dos casos antes del 27 de octubre”; finalmente las condiciones para iniciar el diálogo se limitaron únicamente a la liberación de Sánchez.

Poco después del anuncio de Santos, el jefe de su equipo negociador, Juan Camilo Restrepo, declaraba que el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) había informado del comienzo del operativo para liberar al excongresista.

“Los compromisos establecidos por los equipos del gobierno y el ELN en la última ronda en Caracas fueron precisos para ambas partes. Por lo que siempre se dejó claro que era necesaria la liberación efectiva del excongresista Odín Sánchez para dar inicio a esta fase pública”, sentenció Restrepo, quien añadió que espera que la liberación del rehén se produzca antes del tres de noviembre.

Para esa fecha estaba previsto que se iniciara la primera ronda de conversaciones en Cashapamba, una hacienda reconvertida en club social y propiedad de la Pontificia Universidad Católica de Ecuador (PUCE), situada en el valle de los Chillos, provincia quiteña de Pichincha.

El jefe negociador del ELN afirmó rápidamente en Twitter que intentaba “reprogramar la instalación de la mesa en los próximos días”, mientras que en la cuenta del ELN se hablaba de “malos entendidos que se están tratando”.

Difícil negociación

Los analistas auguran unos diálogos difíciles con el ELN, que cuenta con unos 1.500 guerrilleros, frente a los más de 5.500 que forman las FARC, pero también advierten que son absolutamente necesarios para alcanzar una “paz completa” en el país.

Tras el rechazo de los colombianos, el pasado dos de octubre, al acuerdo de paz con las FARC; ahora el presidente Santos, recién elegido premio Nobel de la Paz, debe lidiar con el ELN, quien ya dejó claro en su momento que se negaba a un proceso de paz exprés, y continuar las negociaciones en La Habana con las FARC.

Al igual que la agenda de las FARC, la del ELN consta de seis puntos principales. Ambas guerrillas mantienen en común asuntos como el fin del conflicto, las víctimas y la implementación de los acuerdos, sin embargo, mientras que las FARC se centran más en temas como la reforma agraria y la participación política, el ELN aboga por la participación de la sociedad.

El conflicto en Colombia, que también ha involucrado a paramilitares y agentes de Estado, ha dejado durante este medio siglo unos 220.000 muertos y 5 millones de desplazados.

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