Brasil tiene capacidad para descubrir y tratar, por sus propios medios, el problema de la carne que ha afectado a grandes empresas cárnicas como BRF Brasil Foods, uno de los mayores conglomerados alimenticios del mundo, y JBS. Así lo ha asegurado este jueves el embajador brasileño en Francia, Paulo de Oliveira Campos.
Según De Oliveira, el hecho de que el fraude fuera revelado gracias a una investigación realizada por los servicios fiscales "prueba que tenemos capacidad para descubrir este problema", recoge Efe. El diplomático insistió en que el escándalo fue identificado en Brasil por las autoridades del país, y no por un importador, e hizo notar que la carne requisada iba destinada esencialmente al mercado interior.
Durante los dos últimos años, la Policía federal brasileña ha investigado un fraude a gran escala cometido por varias empresas cárnicas del país que, mediante sobornos a funcionarios públicos, extendían las fechas de caducidad de productos no aptos para el consumo o para emitir certificados de calidad sin realizar controles. Este caso, destapado este mes, implica a funcionarios, empresarios y políticos.
De Oliveira quiso destacar que se trata de "una cuestión muy localizada". Para apoyar su argumento se refirió, entre otras cosas, a que de los 11.000 funcionarios dedicados al control, sólo 23 han resultado implicados en las prácticas de corrupción desveladas.
Más control público
El embajador indicó que, a través de esta crisis, Brasil ha decidido aumentar la vigilancia en los establecimientos de producción de carne y que se van a elevar las cuantías de las multas para que tengan un efecto más disuasorio.
Consideró que el escándalo no tendrá un fuerte impacto sobre las exportaciones -Brasil es el mayor exportador de carne de bovino y de pollo del mundo-, en particular teniendo en cuenta que el país "no tiene problemas de calidad" al margen de este incidente.
El ministro de Agricultura de Brasil, Blairo Maggi, ha afirmado que la imagen del país como exportador ha sido "arañada" por el escándalo de la carne adulterada, pero aseguró que se propone "reconquistar los mercados" externos.
Según Maggi, las irregularidades detectadas no suponían "riesgos para la salud" de los consumidores e incidió en que se trataba de "problemas de documentos", fallos en la fiscalización o mezclas de carnes en proporciones equivocadas.
También confirmó que, de las 21 plantas que son investigadas por ese asunto, a las que se les cancelaron temporalmente las licencias de exportación, tres fueron clausuradas la semana pasada y esta semana han hecho lo mismo con otras tres.
Mercados cerrados a la carne brasileña
Tras destaparse el escándalo, países como China, México, Chile, Hong Kong o Corea del Norte vetaron la entrada total o parcial de productos cárnicos procedentes de Brasil. Y aunque el fraude sólo afecta a la carne de vaca, Japón también prohibió la entrada de productos elaborados con pollo.
En la última semana, aunque China y Hong Kong han reabierto sus mercados a las carnes brasileñas, el Gobierno suizo ha ampliado la suspensión de importación de carnes a 21 productos afectados por el escándalo, según el Departamento federal para la Seguridad Alimentaria y Asuntos Veterinarios.
Por su parte, la Unión Europea ha manifestado su intención de revertir "lo más rápido posible" la suspensión de las compras de carne brasileña. "Veremos cómo garantizar la seguridad alimentaria, cuestiones de salud pública y actuar lo más rápido posible para cambiar la situación y alcanzar mejores resultados y restaurar la confianza" en la carne brasileña, dijo comisario para la Salud y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea, el lituano Vytenis Andriukaitis, el pasado lunes en Río de Janeiro.
El comisario indicó además que técnicos comunitarios viajarán a Brasil para verificar el proceso de fiscalización de las carnes. "La sospecha de corrupción es inaceptable, y aún más cuando puede poner en riesgo la salud de los consumidores, sea en Brasil, sea en Europa", afirmó Andriukaitis.