En la plaza de Tlatelolco, donde en 1968 el ejército mexicano perpetró la terrible matanza estudiantil que marcó un despertar político generacional. Sentados en el suelo, con un cartelón blanco pintado de la forma más sencilla posible. Lo más alejado del boato partidista tradicional. Así es como el movimiento Ahora, encabezado por Emilio Álvarez Icaza, activista y ex secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, hizo su presentación en sociedad como candidato independiente a las presidenciales mexicanas de 2018. Es la primera vez, desde la llegada al poder del PRI en 1929 -se quedó hasta el 2000-, que se permite esta figura.
En su oficina, Álvarez Icaza cuenta que se mudaron a principios de febrero y ya el día 9 les entraron a robar. Aunque había ordenadores y dinero, solo revolvieron cajones y archivadores. Cree que la visita fue un aviso. A los dos días de esta charla, otro asalto, esta vez en la camioneta que viajó al norte de México, llevándose maletas, materiales y cámaras. “Mi experiencia me ha hecho saber que quienes trabajan en la oposición criticando, ya sean periodistas, defensores de derechos humanos o políticos, están en riesgo”, dice asumiendo que son gajes de la cosa pública.
Álvarez Icaza estuvo en Washington, en la Comisión Interamericana, durante cuatro años. Al volver se preguntó si le gustaba la deriva de su país y empezó a reunirse con académicos y sociedad civil. “El diagnóstico fue que estamos en el hoyo de donde no pueden sacarnos las opciones políticas actuales, así que decidimos hacer esta iniciativa”, cuenta, “los partidos pensaron que con sacar al PRI del poder era suficiente y no se desmontaron los privilegios y la corrupción, atorando la transición democrática y existiendo un pacto de impunidad entre todos los partidos”.
Para lograr postularse, Ahora y Álvarez deberán cumplir los requisitos para una candidatura independiente: reunir en 120 días las firmas del 1% del electorado, más de 800.000 votantes, casi cuatro veces que las 240.000 que se necesita para montar un partido político. El movimiento se ha dado hasta septiembre para reunir 80.000 avales o personas que se encargarían de conseguir unas 10 firmas cada uno en los cuatro meses de plazo. “Ven una amenaza en nosotros y crean reglas electorales que nos ponen en desventaja”, asegura, “este es su negocio”.
Pablo Xavier Becerra, sociólogo de la UAM-Iztapalapa y experto en procesos políticos, no cree que los independientes vayan a hacer un buen papel en las presidenciales, a diferencia de en los Estados y demarcaciones municipales. “Por la polarización, Morena y el PAN son los beneficiados; a los independientes, como mucho, les dan en las encuestas un 8% o un 10%, en caso de que se presente 'el Bronco'...”. Ese es el apodo de Jaime Rodríguez, un antiguo político del PRI, el primero dentro de este marco en ganar una gobernatura, nada menos que la del rico e industrial Estado de Nuevo León.
En su honor se crearon las leyes 'antibronco'. “Viendo la potencialidad de las candidaturas independientes”, explica, algunos estados trataron de bloquearlas, subiendo las peticiones del censo electoral al 2% o incluso el 5%, pidiendo que los simpatizantes tuvieran que comparecer ante la autoridad electoral”.
El negocio de los partidos políticos
Diversas resoluciones judiciales homogeneizaron los requisitos y derogaron estas leyes y hoy hay independientes que son presidentes municipales de núcleos urbanos de la importancia de Morelia, Ciudad Juárez, Chihuaha... también en el Congreso y el Senado, como el joven de 27 años Pedro Kumamoto.
Para Becerra estos intentos de leyes son lógicos dentro una situación oligopólica por parte de los partidos políticos, que tienen miedo en tener que repartir el enorme pastel de la financiación pública. “Un poco en broma, un poco en serio, decimos que el mejor negocio en México no es montar una empresa, sino fundar un partido político, ya que nada más constituirte ya recibes financiación estatal y federal, sin importar cuántos diputados tienes, pero tienes muy poco acceso a capital privado”, explica, “técnicamente en la lógica de que no busquen dinero del narcotráfico, pero esto ha hecho que obtengan dinero por debajo del agua, sin registrar los donantes privados”.
De los 600 millones de dólares de presupuestados para el Instituto Nacional Electoral en 2017, más de un tercio van los partidos políticos, además de recibir dinero público por otras vías. “Los partidos políticos mexicanos están demasiado acostumbrados a tener mucho dinero público, pero los independientes demuestran que se puede hacer mucho con poco dinero”, asegura Becerra, que cita el caso de la habilidad del joven Kumamoto para gestionar redes sociales y trabajar sobre el terreno usando con costes muy bajos.
“Mira, el dinero es al sistema electoral mexicano lo que la cocaína a un adicto, siempre necesita más y más, además del dinero público están las contribuciones privadas legales e ilegales con las que compran voluntades de forma anticipada y luego hay que devolver el favor”, ejemplifica el precandidato Álvarez Icaza, de Ahora, “todos los partidos tienen eso. Mira el PRI, mira el PAN, mira Morena en la delegación Cuauhtémoc... el fenómeno de enriquecimiento es brutal”.
A Álvarez Icaza le han atacado desde varios frentes. Han dicho que es un liberal. Que va a dividir a la izquierda. Que es un instrumento del PRI. O de Estados Unidos. Muchos desde Morena, el partido del candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador. Antiguos simpatizantes suyos, como el respetado académico Sergio Aguayo, el antiguo consejero del Instituto Federal Electoral Alfredo Figueroa o la politóloga Denise Dresser, ahora están con Álvarez. Muchos creen, como Becerra, que no puede ganar. A diferencia de España, donde se escoge un Parlamento que vota a un presidente, el sistema mexicano es de elección directa.
“Mira el brexit, mira Colombia, mira Estados Unidos... no hay escenarios inevitables, esta es la primera vez que las candidaturas independientes van a estar en las elecciones federales y apostamos por una irrupción”, contesta, “gente que apoyó a Andrés (López Obrador) en 2006 ahora están con nosotros. Dicen que no les importamos, pero su comportamiento cuenta otra cosa”.