El presidente de Brasil, Michel Temer, reiteró este viernes que no está envuelto en ningún tipo de delito y que los recursos que financiaron sus campañas electorales fueron declarados como marca la ley. En un comunicado emitido por la Presidencia de la República se subraya que "Michel Temer no recibió valor, salvo los permitidos por la Ley Electoral y declarados al Tribunal Superior Electoral. Por tanto, no está envuelto en ningún tipo de delito".
El mandatario responde así a las nuevas acusaciones en su contra basadas en los testimonios de directivos de la multinacional cárnica JBS, que fueron divulgados y relatan sobornos a miles de políticos de partidos de todo el espectro parlamentario.
Sobornos y comisiones
Sobre Temer, uno de los dueños de la empresa, Joesley Batista, afirmó que le paga sobornos desde 2010 y que, entre ese año y 2011, le pagó también 100.000 reales (hoy unos 29.500 dólares) por diversos favores en el Ministerio de Agricultura.
Batista también declaró que acordó a fines del año pasado con el diputado Rodrigo Rocha, suspendido de su escaño por el Supremo y muy cercano a Temer, que pagaría al ya entonces mandatario una comisión del 5 % sobre la facturación de una empresa eléctrica de JBS que precisaba una licencia para operar.
Por otro lado, el director de JBS, Ricardo Saud, aseguró en su declaración que Temer pidió y recibió 15 millones de reales (unos 4,6 millones de euros) para las elecciones de 2014, los cuales se iban a distribuir entre sus aliados, pero se guardó un millón (307.000 dólares) para él mismo en vez de usarlo en la campaña.
Posibles favores
Todo estos hechos se suman a la grabación divulgada en la víspera en la que Batista le cuenta a Temer que busca favores para JBS en ministerios, recibe información por adelantado sobre investigaciones o que soborna a un exdiputado preso por corrupción para comprar su silencio.
El objeto del supuesto soborno sería Eduardo Cunha, expresidente de la Cámara Baja, promotor del juicio político que acabó el año pasado con la destitución de Dilma Rousseff y llevó a Temer al poder.
A raíz de las delaciones, la Corte Suprema de Brasil abrió una investigación contra Temer sustentada por sospechas de que el jefe de Estado cometió delitos de obstrucción judicial, organización criminal y corrupción pasiva.
Sin embargo, la nota de presidencia asegura que Temer "nada hizo por el exdiputado Eduardo Cunha" y "eso prueba que el presidente no obstruyó a la Justicia".