“A volver, vamos a volver”. Era el grito que no dejaba de escucharse este martes en el estadio Julio Grondona del barrio bonarense de Sarandí. Cristina Fernández de Kirchner escenificaba junto a 50.000 fieles y rodeada de banderas argentinas su regreso oficioso a la primera línea de la política argentina.
“Lo que necesitamos es ponerle un límite al Gobierno en las próximas elecciones para que pare el ajuste”, proclamó la expresidenta argentina sin hacer mención explícita a Mauricio Macri en un discurso combativo en el que llamaba a acabar con “esta etapa histórica de agresión neoliberal a todos los estamentos de la sociedad”.
El baño de masas fue algo más que la presentación oficial de Frente de Unidad Ciudadana, la nueva expresión política con la que el kirchnerismo quiere concurrir a las elecciones legislativas del próximo mes de octubre. CFK se dejó llevar por el calor de sus seguidores en un acto que tuvo lugar en una zona obrera de la capital argentina, uno de sus caladeros de votos infalibles, pero no despejó la incógnita.
La expresidenta tiene hasta este sábado para inscribir su candidatura como senadora por Buenas Aires, un regreso a la política que muchos dan por seguro. Algunos analistas apuntan que está midiendo la jugada al mínimo detalle y no dará el paso al frente si no tiene las cartas marcadas.
“Tiene bastantes opciones de ganar pero la garantía no es total. Sus principales apoyos se limitan a la zona conurbana del gran Buenos Aires”, explica Carlos Malamud. En conversación con este diario, este investigador del Real Instituto Elcano subraya que en este territorio, que representa un 40% del censo electoral de todo el país, Cristina Fernández se juega todo su futuro político.
¿De vuelta a la Casa Rosada?
¿Es esta operación retorno de CFK sólo el primer paso de su camino de regreso a la Casa Rosada? No hay una respuesta correcta a esta pregunta que sobrevuela Argentina. Malamud enumera una larga lista de factores que podrían frustrar esta hipotética vuelta a la carrera de la primera mujer que ocupó el cargo de presidenta de Argentina.
“Si se presenta al Senado y sale elegida tendrá inmunidad pero el peso de las causas judiciales seguirá presente…”, recuerda este especialista en política latinoamericana. Los resultados del próximo 22 de octubre, que renovarán la mitad del Congreso y un tercio del Senado, serán quizá el mejor termómetro para las aspiraciones de Kirchner.
El Gobierno de Mauricio Macri también se juega mucho en esta cita electoral. El del presidente argentino es el único partido que se presenta en todas las circunscripciones, aunque la principal batalla estará en la provincia de Buenos Aires. En la capital, la gobernadora María Eugenia Vidal tendrá que demostrar que merece el título no oficial de posible heredera de Macri.
El Peronismo, dividido
Por encima de todo, el futuro político de Kirchner depende del peronismo. “Ella quiere seguir marcando la agenda política de este movimiento político de la ‘A’ a la ‘Z’, la pregunta es si conseguirá unir fuerzas o contribuirá a seguir fragmentándolo”, analiza Malamud, que diferencia claramente entre Cristinismo (o Kirchnerismo) y Peronismo.
La nueva coalición política de CFK agrupa a las principales fuerzas que conformaron el Frente para la Victoria, con el que primero Néstor y después ella accedieron a la Presidencia. Están de su lado la mayoría de los intendentes de la provincia de Buenos Aires, el excandidato presidencial Daniel Scioli, el exministro de Economía Axel Kicillof y Máximo Kirchner, hijo de la presidenta y líder de La Cámpora ( las juventudes kirchneristas).
Sin embargo el peronismo llega más dividido que nunca a este 24 de junio, fecha límite para presentar las candidaturas a las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), antesala de las legislativas.
Si no hay acuerdo de última hora, Kirchner se disputará el liderazgo con Florencio Randazzo, que fue ministro de Interior en su Ejecutivo. Algunas voces del kirchnerismo y del Partido Justicialista -principal formación del peronismo- prefieren una lista única para no dividir al electorado.
Con este tablero político, la operación retorno de CFK ha conseguido ya una cosa clara: dividir el peronismo en tres frentes. El de la expresidenta, el del justicialismo con Randazzo a la cabeza y el de Sergio Massa, que se ha aliado con el socialismo para los próximos comicios.