La carrera política de Cristina Fernández de Kirchner parecía acabada después de que su delfín Daniel Scioli perdiera las presidenciales de 2015 frente a Mauricio Macri y la sombra de la corrupción manchara su salida del poder. Sin embargo, sólo dos años después, la expresidenta argentina vuelve a estar en las papeletas.
Las elecciones primarias de este domingo conformarán los candidatos y listas que concurrirán a los comicios legislativos del próximo 22 de octubre, en los que se renovarán la mitad de los escaños del Congreso y un tercio del Senado. Es en la Cámara alta, concretamente en uno de los asientos por Buenos Aires, donde se librará la batalla electoral más interesante de estos comicios. Kirchner aspira a arrebatar el puesto por Buenos Aires a la candidata del presidente Macri.
La cita electoral es en realidad un trámite, un gran sondeo, que servirá a Cristina Fernández de Kirchner para medir sus fuerzas y las probabilidades de hacer daño a un oficialismo que teme en voz baja que la primera mujer presidenta planee también complicar la reelección de Macri presentandóse a las presidenciales de 2019.
Lo que se juega Macri
Para el presidente argentino, que atraviesa el ecuador de su mandato, este proceso electoral también es un reto. No concurre pero se juega mucho. La coalición gobernante, Cambiemos, quiere mejorar su representación en ambas cámaras del Parlamento. Los números no le terminan de salir a Macri para apuntalar las reformas económicas que ha puesto en marcha para transformar el país.
Los sondeos apuntan a una cómoda ventaja para las listas y candidatos del mandatario argentino en el total nacional de estas primarias pero también indican que el triunfo de Kirchner es más que probable. Una encuesta de Management&Fit difundida este jueves le otorgaba un 32,5% de intención de voto, suficiente para convertirse en precandidata. De media, la expresidenta le saca cinco puntos al rival directo del oficialismo: Esteban Bullrich, exministro de Educación.
Desde el primer momento, las primarias de este domingo se han planteado como un enfrentamiento entre el kirchnerismo que gobernó Argentina durante 12 años y el movimiento de Mauricio Macri, que lleva apenas dos años al mando del país. El partido en el poder ha jugado la carta del miedo a volver al pasado y ha contado con una gran implicación del presidente durante la campaña, en la que uno de los mantras más repetidos fue “hay que ratificar el cambio”.
Maria Eugenia Vidal, gobernadora de Buenos Aires y valor en alza del partido Cambiemos, también ha sido constante en la intensa campaña en la que ha cargado contra CFK, a la que calificado como “la expresión más brutal de un sistema que gobernó durante los últimos 25 años”. Vidal, que suena como posible heredera de Macri, ha criticado hasta el “look electoral” de la precandidata a senadora: “Cuando vos te ponés el jean o el poncho porque creés que te va a dar votos, se nota”.
Cuando vos te ponés el jean o el poncho porque creés que te va a dar votos, se nota
Lejos de confrontar los ataques de sus rivales, que no han desperdiciado ningún mitin para recordar los escándalos judiciales que rodean a la expresidenta, Kirchner ha preferido no subir al ring. “Ella apela a la evocación de quienes le añoran y ha hecho un gran esfuerzo en moderar su personalidad. El hecho de ser una buena actriz le permitió adaptarse bien a un libreto que va en contra de su esencia”, analiza el consultor Patricio Giusto para la agencia Efe.
En su guión de campaña, CFK se ha empleado a fondo en apelar al bolsillo de los argentinos para arañar votos. “La gente está nerviosa porque no llega a fin de mes, no por el dólar”, proclamó durante uno de los últimos mítines esta semana.
Aunque Argentina ya experimenta una tibia recuperación, la mejoría no termina de llegar a la vida diaria de los ciudadanos. Esta misma semana, miles de personas marcharon junto a organizaciones sociales a la Plaza de Mayo de la capital para reclamar una ley de emergencia alimentaria. Un tercio de la población se encuentra en los umbrales de pobreza, según las estadísticas oficiales consultadas por la agencia Dpa.
Al margen del nuevo equilibrio de fuerzas que surja de estas primarias, la recomposición del peronismo -que se presenta dividido a la cita- tras el paso al frente de Cristina Fernández de Kirchner será decisiva para medir la verdadera fuerza de sus aspiraciones presidenciales.