El Departamento de Justicia de EEUU no ha encontrado pruebas que respalden la acusación del presidente Donald Trump de que su predecesor en la Casa Blanca, Barack Obama, ordenó un "pinchazo" telefónico para espiarle.
En un escrito presentado a última hora del viernes ante la Corte del Distrito de Columbia, en Washington, y del que informaron este sábado los medios estadounidenses, el Departamento de Justicia y la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) aseguran que no tienen pruebas que sustenten las acusaciones de Trump contra Obama.
Ese escrito llegó en respuesta a una demanda interpuesta en abril por el grupo progresista American Oversight para pedir al Departamento de Justicia y al FBI que hicieran públicos todos los documentos relacionados con las acusaciones de Trump.
Según la demanda, a la que accedió Efe, el grupo pedía que se hiciera público el permiso de registro y las órdenes judiciales que deberían haberse dictado para permitir la vigilancia a Trump en su torre de Nueva York cuando el magnate todavía era candidato a las elecciones que acabó ganando en noviembre del año pasado.
American Oversight hizo su petición de información en la Corte del Distrito de Columbia al amparo de la Ley de Libertad de Información (FOIA, en inglés), por la que los ciudadanos y las organizaciones del país pueden solicitar por vía judicial la divulgación de documentos gubernamentales de interés público.
Trump lanzó sus acusaciones sobre el supuesto espionaje ordenado por Obama a comienzos de marzo y a través de Twitter.
"¡Terrible! Acabo de enterarme de que Obama tenía mis líneas pinchadas en la Torre Trump antes de la victoria. No se encontró nada. Esto es ¡McCarthyismo!", dijo entonces Trump, en alusión a la "caza de brujas" liderada por el senador ultraderechista Joseph McCarthy durante los años cincuenta.
El actual mandatario equiparó su denuncia al escándalo del Watergate que acabó en 1974 con la presidencia de Richard Nixon.
A través de un portavoz, Obama ha negado rotundamente las acusaciones, pero Trump se ha mantenido firme y la Casa Blanca ha defendido sus declaraciones sin proporcionar prueba alguna.