Estados Unidos estudia cerrar su embajada en Cuba después de un misterioso “ataque acústico” que ha provocado lesiones a 21 estadounidenses, la mayoría diplomáticos. El incidente se produjo a finales del año pasado y, desde entonces, la investigación, lejos de resolver el enigma, se está convirtiendo en un rompecabezas sin respuesta y en una fuente de la que manan a borbotones toda clase de conjeturas.
El patrón que han seguido estos sucesos ha sido similar. Los casos registrados se han producido en las casas de los funcionarios y en dos hoteles donde se hospedaban algunos de ellos: el Hotel Habana y el Hotel Capri. Según han explicado algunos de los afectados, el incidente se produjo durante la noche, mientras dormían. De pronto, unos comenzaron a escuchar un extraño sonido, similar al de las cigarras y molesto como un chirrido, otros, en cambio, hacen referencia a un gruñido sordo que sonaba durante ráfagas de aproximadamente un minuto.
Hay quienes se despertaron pensando que era el fastidioso estrépito del despertador, sin embargo, tras levantarse y alejarse unos metros de la cama, el ruido enmudeció. Al volver a acostarse, el agonizante zumbido volvía de nuevo, como si una pared invisible delimitará las zonas sacudidas por la incógnita estridencia con la precisión de un láser.
Tras el acontecimiento, pronto vinieron los problemas de audición, de habla, y una amalgama de síntomas dispares entre la veintena de afligidos. Las primeras sospechas han apuntado a un arma sónica y a los cubanos. No obstante, se ha considerado improbable que los problemas causados a los afectados relacionados con lesiones cerebrales se deban a algún tipo de sonido, algo que ha confundido aún más al FBI, al Departamento de Estado, y a las demás agencias de inteligencia estadounidenses involucradas en la investigación.
"Los daños cerebrales y las conmociones cerebrales no son posibles realizarlas a través de un sonido", dijo Joseph Pompei, ex investigador del MIT y experto en psicoacústica a The Associeted Press (AP). "Alguien tendría que sumergir su cabeza en una piscina forrada con transductores ultrasónicos muy potentes", agregó.
“Es un misterio tras otro”, dijo Fulton Armstrong, un oficial de la CIA que lleva trabajando en Cuba desde los tiempos del bloqueo económico. Algunas víctimas, que ahora tienen problemas para recordar palabras y hablar correctamente, han abandonado la isla y desde entonces han presentado mejoras.
¿Podría Cuba tener un arma tan potente?
Parece descabellado pensar que la isla gobernada por el castrismo, revestida por edificios añejos y ocupada por coches de los años 40 pueda disponer de un arma tan tecnológicamente desarrollada. Además, parece improbable que en caso de disponerla, siendo su volumen considerablemente grande, haya pasado totalmente desapercibida. Es por ello que la investigación sigue tan estancada.
El doctor Toby Heys, de la Escuela de Arte de Manchester y especializado en asuntos de sonido, explicó en New Scientist que un ataque usando de estas características dependería de "una gran variedad de subwoofers" y que "no podría ser muy encubierto". Cualquier equipo tendría que ser razonablemente grande para poder llevar una batería que pudiera encenderlo con la fuerza suficiente.
Además, un ataque de estas características afectaría irremediablemente a un radio de acción más amplio y, por lo tanto, a más personas, incluyendo, potencialmente, a quien lleva a cabo el ataque. Por eso, Steve Goodman, autor del libro Sonic Warfare, explicó a BBC Radio que no estaba "claro" si las ondas sonoras inaudibles podrían provocar en alguien la pérdida de audición. "La información dada es tan vaga que es difícil pensar qué sucedió realmente", agregó.
Un tercer país pudo intervenir
Mark Feierstein, quien supervisó la distensión entre Cuba y Estados Unidos a través del Consejo de Seguridad Nacional durante los años de Barack Obama, señaló que las autoridades cubanas han cooperado muy vagamente con la investigación. No obstante, explicó que si la Administración Trump “hubieran pensado que el gobierno cubano estaba atacando deliberadamente a diplomáticos estadounidenses, habría tomado medidas mucho más severas". “Esto es algo que no ha sucedido”, indicó.
Por eso se ha pensado en un tercer país, como Rusia, pero Canadá también ha registrado casos similares como este. Los investigadores consultados por AP no saben explicar por qué los diplomáticos canadienses en la isla también fueron perjudicados, incluyendo algunos que sufrieron hemorragias nasales. A diferencia de Estados Unidos, el país de Justin Trudeau ha mantenido fuertes lazos con Cuba durante décadas.